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Nuevos conflictos para Rusia: Logra un imposible al pelearse al mismo tiempo con Armenia y Azerbaiyán

En el último tiempo, ambos países representan sin quererlo un frente contra la política del Kremlin de soberanía limitada en ese territorio.

01 de Julio de 2025 | 16:05 | EFE/Editado por Ramón Jara A., Emol
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De izquierda a derecha: Vladimir Putin, presidente de Rusia; Nikol Pashinián, primer ministro de Armenia; e Ilham Aliyev, presidente de Azerbaiyán.

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La política exterior rusa, empeñada en buscarse enemigos en su extranjero cercano durante los últimos tres años y medio de guerra en Ucrania, ha logrado un nuevo imposible, pelearse al mismo tiempo con armenios y azerbaiyanos.

Tradicionalmente, la política exterior rusa se centraba en enfrentar a los armenios con los azerbaiyanos, mientras Moscú ejercía el papel de gendarme en el Cáucaso Sur.

La resolución del conflicto en Nagorno Karabaj -territorio bajo control de Azerbaiyán desde 2023- ha dejado al Kremlin sin palanca de influencia sobre ambos países, que buscan aliados en Turquía, Irán y la Unión Europea (UE).

Lo que parecía impensable ha ocurrido. Armenios y azerbaiyanos representan sin quererlo un frente contra la política rusa de soberanía limitada en su patio trasero.

Azerbaiyán, incipiente potencia regional


Azerbaiyán, un país con crecientes ambiciones regionales, ha mantenido una política exterior independiente que incluye relaciones de aliado con Turquía, pragmatismo con la UE y una sorprendente amistad con Israel, dados los lazos de Armenia con Irán.

El líder del país caucásico, Ilham Aliyev, siempre ha mantenido una buena relación con el Kremlin -sin enemistarse en ningún momento con Ucrania-, pero dichos vínculos se torcieron en los últimos meses.

El derribo por error de un avión de pasajeros de Azerbaijan Airlines a manos de las defensas antiaéreas rusas en diciembre de 2024 indignó profundamente a Aliyev, que pidió explicaciones al presidente ruso, Vladimir Putin.

Lo peor no fue sólo la muerte de 38 pasajeros, sino el hecho de que el jefe del Kremlin nunca atendiera las demandas de justicia, ya que fueron los chechenos los que abatieron el aparato. Por ese motivo, Aliyev no acudió el pasado 9 de mayo a Moscú para el desfile por el 80° aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi.

Esta semana Bakú no esperó más y se tomó la justicia por su mano. El motivo fue la muerte de dos azerbaiyanos en custodia policial durante una operación especial contra grupos criminales en la capital de los Urales.

El Ministerio de Exteriores azerbaiyano presentó una nota de protesta por la tortura de los azerbaiyanos detenidos, en lo que calificó de "intolerancia étnica".

Como respuesta, Azerbaiyán suspendió primero todas las actividades culturales rusas y después detuvo a dos periodistas de la agencia estatal Sputnik, que serían en realidad, según medios locales, agentes de los servicios secretos rusos.

Ante las críticas y la demanda de liberación rusas, Bakú respondió este martes arrestando por cuatro meses a los periodistas y recomendando a Moscú que se abstenga de "entrometerse en los asuntos de Azerbaiyán".

Armenia, el díscolo aliado


Hace ya tiempo que Armenia intenta reducir su dependencia de Rusia, proceso que arrancó con la derrota en la guerra del Karabaj de 2020 y que se exacerbó con la pérdida del control sobre este enclave en septiembre de 2023.

A diferencia de sus antecesores que renunciaron en 2013 a la firma de un Acuerdo de Asociación con la UE, al igual que Ucrania, el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, es mucho menos dócil.

Pashinián no dudó en acusar abiertamente a Moscú de traicionar a su aliado en el Karabaj, pese a contar con una base militar en territorio del país caucásico.

Lo que siguió fue una suspensión temporal de las actividades de Armenia como miembro de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva encabezada por Rusia, la firma de contratos de armamento con Francia y el acercamiento a la UE.

La profunda animadversión rusa hacia Pashinián se ha puesto de manifiesto durante el actual enfrentamiento entre el Gobierno y la Iglesia Apostólica Armenia.

Pashinián acusó al clero de planear un golpe de Estado, tras lo que fue detenido un arzobispo y líder de un movimiento opositor, Bagrat Galstanián, se requisaron armas y se produjeron choques en la sede de la iglesia.

En Armenia no gustó nada que el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, describiera lo ocurrido como "una lucha de las autoridades con la Iglesia", a imagen y semejanza de lo que pasa en Ucrania con los ortodoxos adscritos al Patriarcado de Moscú.

Ereván le recomendó "tratar la soberanía de Armenia con gran respeto y no permitirse interferir en nuestros asuntos internos".

Lo mismo ocurrió cuando Moscú quiso interferir en el caso del multimillonario ruso de origen armenio Samvel Karapetián, recientemente detenido bajo acusación de llamar al derrocamiento del Gobierno.

La vicepresidenta de la Comisión Europea, Kaja Kallas, aprovechó las tensiones para visitar este lunes Ereván, expresar su apoyo a Pashinián y reforzar la creciente cooperación entre Armenia y los Veintisiete.
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