Los países miembros de los BRICS celebran su cumbre en Río de Janeiro los días 6 y 7 de julio en un intento de reforzar el protagonismo del foro y con el reto de mantener la cohesión en medio de las tensiones internas que han surgido tras su reciente expansión. El encuentro, que este año es seguido con atención desde Chile por la presencia del presidente Gabriel Boric como invitado, sufre la ausencia de dos de sus grandes líderes: Vladimir Putin y Xi Jinping.
El bloque, que surgió como una plataforma para servir de altavoz al Sur Global, avanza en su objetivo de ampliar su presencia internacional y trabaja por ganar influencia en la gobernanza mundial, según expertos consultados por EFE.
Creada en 2009 por
Brasil, Rusia, India y China, la alianza admitió a
Sudáfrica dos años después, y desde 2024 permitió el ingreso de nuevos miembros plenos
(Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán, Indonesia y Arabia Saudi).
Ya está todo listo en Río para recibir a los distintas delegaciones de los miembros de los BRICS y de sus asociados (Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Kazajistán, Nigeria, Malasia, Tailandia, Uganda, Uzbekistán y Vietnam), así como también de las naciones invitadas por el anfitrión, como Uruguay y Chile, que estará representado por el presidente Gabriel Boric.
En esa línea, las autoridades brasileñas anunciaron el despliegue de unos 20.000 militares, así como cazas con misiles, sistemas antidrones y tiradores de élite, para garantizar la seguridad durante la cumbre. Toda esa movilización será posible gracias a la Garantía de la Ley y el Orden (GLO), un instrumento que prevé la movilización de los militares en operaciones de seguridad pública y que fue decretado la semana pasada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
¿Fuerza antioccidente o alternativa para el Sur Global?
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha visto a los BRICS como una fuerza antioccidente y ha amenazado con imponer fuertes aranceles para frenar los planes económicos del foro, que representa al 49% de la población mundial y el 39 % del PIB global.
Pero para los expertos, se trata en cambio de un foro que busca dar apoyo y voz a los países emergentes, sin basarse en ideologías, sino en una apuesta por el multilateralismo.
Según el investigador Leonardo Paz, del Núcleo de Prospección e Inteligencia de la Fundación Getúlio Vargas (FGV), el objetivo del bloque "no es romper alianzas, sino diversificar vínculos", toda vez que los países que se acercan al BRICS tienen "ideologías, regiones, prioridades y capacidades militares diversas".
Potencias como China, Irán y Rusia, que confrontan a Occidente, contrastan con naciones pragmáticas como India y Brasil, que mantienen estrechos lazos con Estados Unidos y Europa por intereses en seguridad, comercio y tecnología y, en su visión, "no tienen el menor interés" de alinearse con ese relato.
Brasil, país anfitrión de la cumbre y que siempre se ha presentado como un actor independiente, ha despertado sin embargo recelos en las capitales occidentales por su acercamiento a Rusia, plasmado en la presencia del presidente Lula da Silva en Moscú para celebrar el 80º aniversario del fin de la II Guerra Mundial.
"Y si miramos la configuración de los países que se unieron en 2024, casi todos son muy cercanos a Estados Unidos y Europa. El único país con ese sesgo (antioccidental) es Irán", aseguró Paz.
Todos ellos, dijo, comparten la estrategia de "ampliar su presencia internacional, ganar peso en las decisiones globales y tener más capacidad de influencia en la gobernanza mundial".
El mayor paso que ha dado el foro para crear estructuras alternativas ha sido la fundación del Banco de Desarrollo del BRICS, que ofrece una alternativa complementaria al Banco Mundial, especialmente en temas de financiamiento para los países del grupo en áreas "tradicionalmente desatendidas", como la agricultura familiar y sostenible.
Brasil como mediador
Si bien la expansión de los BRICS es vista como una victoria para los países emergentes, las tensiones ya comenzaron a notarse en el seno del grupo por roces entre dos nuevos miembros como Egipto y Etiopía, con creciente influencia en África y que buscan consolidar su rol en la región.
En la reciente reunión de cancilleres, celebrada el pasado abril en Río de Janeiro, las discrepancias de Egipto y Etiopía sobre la propuesta de reforma del Consejo de Seguridad de la ONU impidieron que el grupo lograra consensuar una declaración conjunta.
Según Paz, estos desacuerdos son reflejo de
las diferencias ideológicas y económicas entre los miembros, que seguramente también tendrán candentes discusiones en Río por los conflictos en Medio Oriente, en especial el de Irán, y por la intervención de Estados Unidos en ese país.
Para el internacionalista, Brasil, que ejerce actualmente la presidencia del BRICS, será clave en las negociaciones, por su tradicional posición de mediador y porque puede ser un "articulador" dentro del grupo para lograr un consenso.