La Cancillería ya prepara la celebración de la reunión de alto nivel
"Democracia Siempre", que se celebrará el próximo 21 de julio en el Palacio de la Moneda. El presidente
Gabriel Boric será el anfitrión del encuentro que reunirá a diversos mandatarios del mundo progresista que llegarán a Santiago para debatir sobre los desafíos a futuro.
Según explicó el canciller Alberto van Klaveren, esta reunión "es un ejercicio de reflexión sobre los desafíos que enfrenta la democracia, y un aporte y un insumo que se va a presentar justamente en la reunión más plenaria que se va a celebrar en el mes de septiembre", en alusión a la Asamblea General de Naciones Unidas, a realizarse en Nueva York.
Al menos cuatro mandatarios ya han confirmado su presencia en el evento: el español
Pedro Sánchez, el brasileño
Luiz Inácio Lula da Silva, el colombiano
Gustavo Petro y el uruguayo
Yamandú Orsi. Los tres primeros enfrentan duros momentos a nivel interno, con un fuerte rechazo ciudadano, mientras que el último vive sus primeros días de gobierno.
Revisa aquí el "momentum" de los invitados a la cumbre que liderará Boric:
Pedro Sánchez: Entre casos de corrupción y llamados a dimitir
De los cuatro mencionados, lejos el que pasa por el momento más complicado es Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno español y líder del Partido Socialista (PSOE) enfrenta diversos casos de corrupción que involucran a excolaboradores estrechos e incluso a su propia familia. Todo esto ha llevado a la oposición a exigir su dimisión, mientras que sus socios en el oficialismo exigen medidas radicales para superar este momento.
El hecho que más compromete al Mandatario es el llamado "caso Koldo", llamado así por Koldo García, una persona de la máxima confianza de José Luis Ábalos, ministro de Transportes hasta 2021 y quien por años fuera parte del circulo íntimo de Sánchez. El funcionario, detenido en febrero de 2024, está acusado de estar en el centro de un esquema que generó al menos 9,5 millones de euros en comisiones ocultas en contratos de venta de mascarillas por 53 millones de euros a la administración pública durante la pandemia.
Meses después, la investigación también salpicó al hasta hace poco número tres del PSOE y también excolaborador del jefe de Gobierno español,
Santos Cerdán, quien en junio renunció al cargo de secretario de Organización de la colectividad luego de que un informe policial revelara su implicancia en el caso Koldo con montos que rondaría los 620.000 euros.
Con estos antecedentes, el Tribunal Supremo de España ordenó "el ingreso en prisión incondicional y sin fianza" de Cerdán, en su calidad de sospechoso de los delitos de pertenecer a "organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales".
Todo esto ocurre mientras también avanza la investigación contra la pareja del Mandatario español, Begoña Gómez, por los delitos de tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida e intrusismo, luego de que se le acusara de haber recomendado o avalado con su firma a empresarios que se presentan a licitaciones públicas. Por otro lado, el hermano del líder del PSOE, David Sánchez, es investigado por los presuntos delitos de tráfico de influencias, malversación y prevaricación.
Con estos antecedentes, la oposición española liderada por el Partido Popular y Vox ha llamado a Pedro Sánchez a que dé un paso al costado y convoque a elecciones anticipadas; ante la imposibilidad de estas colectividades de presentar una moción de censura que pueda prosperar, al no contar con los votos suficientes en el Congreso.
Pero las críticas también vienen desde la izquierda. El escritor Javier Cercas señaló en una columna en el diario El País que "por el bien de su partido, de la izquierda y de la democracia, el presidente a quien muchos votamos debería dimitir".
Con todo, Pedro Sánchez descarta dimitir y emplazó a la oposición. "Que presenten una moción de censura y le digan al Parlamento y a los ciudadanos y ciudadanas qué modelo de país quieren para España", señaló hace tres semanas. En esa línea, el líder socialista agregó que "entregar la riendas del país a una coalición del PP y Vox sería una tremenda irresponsabilidad".
Lula: Con la sombra de Bolsonaro
En su retorno a la Presidencia de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva ha buscado consolidar su influencia en la izquierda internacional, posicionándose como uno de sus máximos referentes. Sin embargo, a nivel interno, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) ha perdido la popularidad de antaño, mientras que no se perfila nadie que pueda continuar con su legado.
Esto ha ido de la mano con el enorme descontento ciudadano. Según un sondeo de Datafolha divulgado el pasado 28 de junio, el 56% de los consultados dice sentir vergüenza del Mandatario brasileño, mientras que solo el 40% se enorgullece del jefe de Estado.
Desde que volvió al Palacio de Planalto en 2023, el Mandatario ha tenido que lidiar con la sombra de su antecesor,
Jair Bolsonaro, quien aún goza de alta popularidad y ha movilizado a sus adherentes. El expresidente derechista está siendo procesado por la justicia, donde se le acusa de planificar, junto a jefes militares y antiguos ministros, diversos planes para impedir la investidura de Lula, tras la victoria del líder progresista en las elecciones de octubre de 2022.
Esa trama, según la Fiscalía, desembocó en el asalto del 8 de enero de 2023, cuando miles de bolsonaristas destrozaron las sedes de la Presidencia, el Parlamento y el Supremo en Brasilia, y exigieron que las Fuerzas Armadas derrocaran al nuevo Gobierno.
Así las cosas, mientras avanza la investigación, Bolsonaro -que busca repostularse en las elecciones de 2026- asegura ser víctima de una persecución judicial y ha recibido el apoyo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien calificó la situación de "caza de brujas".
"El único juicio que debería existir es el juicio de los votantes de Brasil - se llama una elección-. ¡DEJEN EN PAZ A BOLSONARO!", escribió el líder norteamericano en su cuenta de la red Truth Social.
Lula, que hasta ahora no ha conversado nunca con Trump, respondió a esa declaración por medio de una nota oficial de la Presidencia, con lo que le dio carácter institucional al asunto. "La defensa de la democracia en Brasil es un tema que compete a los brasileños. Somos un país soberano. No aceptamos interferencia o tutela de quien quiera que sea", dice el comunicado firmado por el Mandatario sudamericano.
Petro: Divisiones internas y un supuesto plan para derrocarlo
Un mandatario que ha sido sumamente cuestionado tanto por la oposición como por sus propios colaboradores es el presidente de Colombia, Gustavo Petro. El primer gobernante de izquierda en la historia del país enfrenta críticas por su decisión de convocar a una consulta popular para rescatar su reforma laboral, rechazada por el Senado en marzo.
La consulta se llevará a cabo el próximo 7 de agosto -día en que Petro cumple tres años en el cargo- pese a que destacados juristas advierten que ese no es el camino porque el Ejecutivo no puede expedir decretos sobre asuntos que son competencia del Legislativo.
A lo largo de su mandato,
Petro ha cuestionado a la oposición de torpedear a su gobierno y ha convocado a una serie de manifestaciones en las calles para apoyarlo y presionar a la clase política. Pero el Mandatario no solo ha tenido problemas con el bando contrario, sino que también con sus propios ministros.
Son varios los funcionarios que han dado un paso al costado por sus diferencias con el gobernante. La última fue la ahora exministra de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia, quien en un momento fuera considerada como la mujer más poderosa del Ejecutivo. Su dimisión se produce en medio de una controversia interna por el manejo del contrato para la fabricación de pasaportes, que ya costó el cargo de su antecesor, Álvaro Leyva.
Por otro lado, el ya mencionado Leyva -que fue el primer canciller de Petro y ha insistido que el gobernante sufre de una adicción a las drogas- se reunió hace dos meses en Washington con el congresista republicano Mario Díaz-Balart, en un intento de acercarse al secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, para ejercer "una presión internacional" contra el mandatario colombiano y poner en su lugar a la vicepresidenta, Francia Márquez.
Tras el conocerse el reportaje, Petro le exigió explicaciones a su número dos, con quien mantiene un distanciamiento que se ha agravado en los últimos meses. De hecho, en febrero, Márquez criticó la inclusión en el gabinete presidencial del ahora ministro de Interior, Armando Benedetti, por considerarlo contrario al proyecto progresista y, en mayo, acusó al Ejecutivo de practicar "el racismo" y "el patriarcado".
La vicepresidenta, no obstante, se desmarcó completamente de este supuesto complot. "No existe la posibilidad de que me prestara a conspiraciones", dijo la funcionaria en un comunicado, donde agregó que "tengo la conciencia tranquila, la mente clara y el corazón firme".
Con todo, Petro ya venía sugiriendo desde hace tiempo la existencia de un intento de golpe de Estado en su contra. El 11 de junio, durante un evento público en Cali, el Presidente colombiano se refirió a unas declaraciones de su par venezolano, Nicolás Maduro, y afirmó: "Dice un presidente vecino que Marco Rubio está organizando un golpe de Estado contra mí".
Días después, el 23 de junio, el líder izquierdista envió una carta al presidente estadounidense, Donald Trump, en la que se retractó de sus dichos: "Deseo aclarar que cualquier expresión mía que haya sido interpretada como una acusación directa sobre la participación en un supuesto golpe de Estado en Colombia, no tenía la intención de señalar a nadie de manera personal ni de cuestionar sin fundamentos el papel de los Estados Unidos".
Pese a ello, el 3 de julio, Marco Rubio llamó a consultas de manera urgente en Washington al encargado de Negocios interino de la Embajada de EE.UU. en Colombia,
John McNamara, por las denuncias "infundadas" de Petro sobre el supuesto apoyo estadounidense a una trama para sacarlo del poder.
En respuesta a esa decisión, el mandatario colombiano llamó el mismo día a consultas a su embajador en Washington, Daniel García-Peña, quien de todos modos regresó a la capital estadounidense este martes, con el objetivo de enviar una señal de disposición por parte del Gobierno de Petro para superar la crisis diplomática.
Orsi: Un gobierno nuevo que busca abrirse al mundo "como nunca"
Hace exactamente una semana, Yamandú Orsi cumplió cuatro meses como presidente de Uruguay. El dirigente, que lideró el retorno del Frente Amplio al poder en ese país, carga con el peso de ser el "delfín" del recién fallecido José "Pepe" Mujica, no por nada Lula da Silva lo presentó en la cumbre de los BRICS como "la última obra" del exmandatario.
Con todo, el actual gobernante ha debido enfrentar algunos inconvenientes, como la salida de la ministra de Vivienda, Cecilia Caido, luego de que reconociera que no pagó las contribuciones correspondientes por su casa. A Orsi se le criticó en su momento por la lentitud a la hora de definir el futuro de la ahora exfuncionaria, quien dejó el Ejecutivo 15 días después de que estallara la polémica.
El presidente uruguayo también fue objeto de críticas de su propia colectividad al no partir su mandato con una gran propuesta para discutir en el Parlamento. El mismo Orsi afirmó que era parte de su plan, según recogió Infobae: "Yo no pensaba otra cosa distinta,
si alguien pensaba que iba a entrar con tres o cuatro leyes e iba a ser la vedette del carnaval, que sigan esperando, no me interesa", señaló.
No obstante, el Mandatario sí ha sido destacado por medidas como el restablecimiento del acceso de 90 de los 100 medicamentos que faltaban en las farmacias del prestador de salud estatal; la creación de un bono de 2.500 pesos uruguayos (unos 60 dólares) para 112.000 niños de las escuelas públicas y una serie de anuncios para el comercio fronterizo.
El Gobierno uruguayo, además, está buscando una mayor presencia en el ámbito internacional con un objetivo claro: "Como nunca, la apertura de Uruguay al mundo", según dijo el canciller, Mario Lubetkin. Así las cosas, el Ejecutivo se ha propuesto participar "en cuanta cumbre" se les invite, de acuerdo con el diario uruguayo El País. Y esto ha quedado claro con la reciente participación del presidente Orsi en la cumbre del Mercosur en Buenos Aires y en la de los BRICS en Río de Janeiro, donde sostuvo diversas reuniones bilaterales.
El Mandatario frenteamplista se reunió en Buenos Aires con su par argentino, Javier Milei, con quien analizó la coyuntura económica y se acordó que haya un segundo capítulo en Montevideo, en una fecha a definir, según reportó El País.
Asimismo, en Brasil Orsi sostuvo encuentros, entre otros, con el presidente sudafricano,
Cyril Ramaphosa, y con el primer ministro indio,
Narendra Modi, quien anunció la apertura de una embajada de su país en Montevideo. Esto se suma al anuncio hecho semanas atrás por
Ucrania, que también abrirá una sede diplomática en la capital uruguaya.
De todos modos, la oposición ha criticado a Orsi en esta materia. "Política exterior no es pasear y fotitos. Política exterior es abrir mercados, lograr acuerdos, sentir orgullo cuando tu Presidente habla en un organismo internacional y no tiene que leer un discurso que le escribieron. Uruguay no para de retroceder", dijo la excandidata a vicepresidenta del Partido Nacional, Valeria Ripoll, en respuesta a una publicación del diputado oficialista Federico Preve, quien aseguró que "Orsi hizo más en política en menos de cinco meses que Lacalle Pou en cinco años".