Luis León habría sido detenido por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
AFP
Conmoción causó el fin de semana la historia dada a conocer por un medio de comunicación de Estados Unidos de
un chileno de 82 años que contaba con asilo en dicho país, pero que de todas formas fue deportado meses atrás y encontrado hace poco en un hospital de
Guatemala. Sin embargo, el caso dio un vuelco luego de que las autoridades centroamericanas desmintieran la información y negaran haber recibido al hombre.
El medio estadounidense The Morning Call publicó el viernes la presunta historia de Luis León, un chileno de 82 años residente en Estados Unidos, país al que llegó en calidad de asilado en 1987, cuando huyó de la dictadura de Augusto Pinochet.
Sus familiares aseguraron al medio que
León se hallaba desaparecido desde junio, cuando visitó una oficina de inmigración en
Filadelfia para renovar su tarjeta de residente permanente en Estados Unidos (green card) luego de haber perdido su billetera. Afirman que fue detenido por agentes federales de inmigración. Semanas después, el hombre habría sido encontrado en un hospital de
Guatemala, país con el que no tiene vínculo alguno.
El Instituto Guatemalteco de Migración aseguró en un comunicado que está en constante coordinación con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus iniciales en inglés) sobre la llegada de personas deportadas y que el acuerdo entre ambas naciones no contempla a personas originarias de Sudamérica.
La institución explicó que no tiene registros de alguna persona que coincida con el nombre, edad y nacionalidad de León.
"Se realizaron consultas en el sistema de control migratorio y dentro de los registros migratorios de ingreso y egreso de cada uno de los puestos fronterizos no figura ninguna persona que coincida con el nombre, edad y nacionalidad mencionada por los medios de comunicación", dijo el Instituto.
Guatemala firmó un acuerdo en febrero pasado con el secretario de Estado estadounidense
Marco Rubio, para fungir como punto de tránsito y recibir a migrantes centroamericanos que fueran deportados.
Además, el gobierno del presidente Bernardo Arévalo firmó un nuevo acuerdo para permitir controles conjuntos con EE.UU. en territorio guatemalteco. También reforzó sus fronteras en marzo pasado con el despliegue de militares para evitar el narcotráfico y migración irregular.