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Venezuela, un año después de la cuestionada elección presidencial: Con Maduro apernado y la oposición disminuida

Doce meses después de los comicios del 28 de julio de 2024 siguen las dudas y críticas al gobernante chavista, que aún no revela las actas de votación.

27 de Julio de 2025 | 07:25 | Redactado por Ramón Jara A., Emol/EFE
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AP
Corría la noche del 28 de julio de 2024 y el líder del Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE), Elvis Amoroso, proclamaba la victoria de Nicolás Maduro en la elección presidencial celebrada esa jornada en el país sudamericano. La noticia fue cuestionada duramente por la oposición y buena parte de la comunidad internacional, que acusaron una serie de irregularidades y desconocieron los resultados.

Han pasado 12 meses de aquel momento y las dudas persisten. La proclamación de Maduro dio origen a una serie de protestas en Venezuela que fueron duramente reprimidas por la fuerza pública, mientras el gobernante aseguraba sin pruebas ser víctima de una confabulación internacional en su contra.

Con todo, y pese a nunca haber publicado las actas de votación como lo exige la ley venezolana, el líder chavista juró en enero para un nuevo periodo y sigue apernándose en el poder, mientras la oposición insiste en que su candidato, Edmundo González, fue el verdadero ganador de los comicios.

Mientras, el pueblo venezolano "solo está en modo de supervivencia", indica Bloomberg, justo en la previa de una nueva elección municipal este domingo, donde ya se sabe que el oficialismo arrasará luego de que la gran mayoría del antichavismo decidiera restarse del proceso por no existir las condiciones mínimas para garantizar su transparencia.

Lo ocurrido


Esa jornada del 28 de julio, millones de venezolanos acudieron a las urnas para elegir a su mandatario. Por un lado estaba Nicolás Maduro, mientras que la mayoría de la oposición puso sus fichas en el exdiplomático Edmundo González Urrutia, quien pese a no contar con experiencia política fue el elegido por la Plataforma Unidad Democrática (PUD) para ser su candidato luego de que la justicia inhabilitara la postulación de su líder natural, María Corina Machado, y luego se impidiera la inscripción de su reemplazante, la académica Corina Yoris.

Pese a ser la tercera opción, González Urrutia sumó apoyo y emprendió un arduo camino de la mano de Machado, quien transfirió al exdiplomático su tremendo capital político para enfrentar al chavismo. La oposición, de esta forma, puso en marcha una campaña caracterizada por concentraciones masivas en un contexto de detenciones de activistas políticos y del cierre de establecimientos comerciales que prestaban servicio a los dirigentes.

El abanderado opositor no tuvo espacio en los medios públicos, mientras que Maduro encabezó numerosos actos y otras actividades proselitistas transmitidas por los medios estatales. Así las cosas, las encuestas independientes pronosticaban una categórica victoria de González. Pero las autoridades electorales dijeron otra cosa.

Fue ahí cuando, bien entrada la noche, Elvis Amoroso proclamó ganador a Maduro con el 80% de los votos emitidos, mientras que Machado desconoció el resultado anunciado y denunció que en la jornada electoral se violaron "todas las normas, al punto de que -aseguró- aún no han sido entregadas la mayoría de las actas" electorales.

El presidente del CNE anunció entonces que "en las próximas horas" la entidad publicaría en su página web el detalle de los resultados, mesa por mesa, y entregaría a los 38 partidos políticos que compitieron un informe digital sobre el desenlace de la contienda. Eso nunca ocurrió.

La PUD denunció fraude electoral y aseguró que la victoria la obtuvo González Urrutia, lo que desató protestas en los días posteriores a las presidenciales y, en este contexto, murieron 28 personas y se detuvieron a más de 2.400 -la mayoría liberados-, según la Fiscalía, que vinculó a los arrestados con el comando de la oposición y los acusó de "terroristas". Maduro, incluso, aseguró que muchos de ellos fueron "entrenados en Chile y Perú".

La oposición reafirmó su denuncia de fraude cuando publicó más del 80% de lo que aseguró fueron actas electorales de las presidenciales, recabadas -según dijo- por sus testigos de votación, y que daban como ganador a González Urrutia, algo que reconocieron más de 10 países, entre ellos Argentina y Estados Unidos.

Sin embargo, el Gobierno calificó estos documentos como falsos y exigió que se respetara el proclamado triunfo de Maduro, que fue convalidado -solicitud del propio presidente- por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), controlado por jueces afines al oficialismo.

Grupos de veeduría electoral que participaron en las presidenciales, invitados por el propio CNE, validaron las actas de la oposición. Uno de ellos fue el Centro Carter, que dijo que las elecciones venezolanas no fueron democráticas, mientras que un panel de expertos de la ONU destacó que las presidenciales carecieron de "medidas básicas de transparencia e integridad que son esenciales para celebrar elecciones creíbles".

Todas estas pruebas fueron rechazadas por el Gobierno de Maduro, que insistió en que los resultados son válidos. El Mandatario, incluso, recurrió a pasajes bíblicos para justificar la decisión de no publicar las actas, mientras su fiscal general, Tarek Willliam Saab, acusaba a Machado y González de haber intentado alterar los resultados.

Persecución y consolidación


Mientras crecía el rechazo a nivel local e internacional, el oficialismo venezolano iniciaba una intensa persecución contra los líderes de la oposición. María Corina Machado entró a la clandestinidad, mientras que Edmundo González Urrutia pidió asilo en España, ante la posibilidad de ser detenido. Desde entonces que no ha regresado a su país.

Con todo, la PUD insistía en que el presidente electo legítimamente era González, tal como lo revelaban las actas recolectadas por sus adherentes. El abanderado recorrió varios países de América con la finalidad de sumar apoyos y asumir él la presidencia de Venezuela en enero de este año. Pero los intentos no prosperaron.

Con la ventaja de tener controlados todos los poderes del Estado, además de las Fuerzas Armadas, Maduro continuó con su afán de aferrarse al poder. Finalmente, asumió para un nuevo periodo presidencial el 10 de enero de 2025.

Y en esta etapa, el gobernante se ha anotado algunos triunfos políticos. Pese a no ser reconocido por Estados Unidos como el mandatario legítimo de Venezuela, el Gobierno de Donald Trump ha tenido que negociar con Maduro en algunos tópicos, como fue el canje de 10 detenidos norteamericanos por 252 venezolanos que habían sido deportados a El Salvador.

Por otro lado, el chavismo ha continuado con su agenda, sin contrapeso alguno. El 25 de mayo, se celebraron comicios regionales y parlamentarios en los que el oficialismo arrasó luego de que la mayor coalición opositora decidiera marginarse. Según aseguró María Corina Machado, más del 85% acogió el llamado de la PUD y no votó, por lo que este proceso carecería de legitimidad. El Gobierno, sin embargo, afirmó que todo fue un éxito.

Este domingo, Venezuela celebrará nuevas elecciones, esta vez para elegir alcaldes. "Tenemos un plan para cerrar el ciclo que arrancó el 28 de julio de 2024 y termina un año exacto después con la renovación de todos los poderes públicos", dijo en rueda de prensa el jefe del equipo de campaña oficialista, Jorge Rodríguez. "El objetivo táctico, inmediato, es ganar las 335 alcaldías y vamos por ellas".

La oposición nuevamente declinó participar en estas elecciones mientras sigue reclamando por el triunfo de González hace ya un año. Maduro, en tanto, sigue con su gobierno.