El cambio de sede del torneo ATP 250 de Belgrado a Atenas ha sacudido a Serbia no solo a nivel deportivo. El traslado a Grecia del campeonato organizado por la familia de Novak Djokovic significa también un remezón para el presidente Aleksandar Vucic, que en los últimos meses ha debido enfrentar numerosas protestas en su contra que le han valido perder a varios de sus aliados, entre ellos el legendario tenista.
Pero esta relación tuvo un momento máximo de amor en enero de 2022, después de que Australia impidiera la participación de Djokovic en su Grand Slam por no haberse vacunado contra el covid. "¿Por qué lo maltratan y por qué lo humillan, no solo a él sino también su familia y toda una nación libre y orgullosa?", decía Vucic, convirtiendo al deportista en un mártir y orgullo nacional.
Tener como aliado al mayor referente deportivo del país era un asunto hasta estratégico para el presidente serbio, en el cargo desde 2017.
Pero todo cambió a fines de 2024, después de que el tenista apoyara públicamente las protestas estudiantiles desatadas tras la muerte de 16 personas por el derrumbe de una marquesina de la estación de trenes de la ciudad de
Novi Sad.
"Como alguien que cree profundamente en la fuerza de los jóvenes y su deseo de un futuro mejor, considero que es importante que su voz se escuche. Serbia tiene un enorme potencial, y la juventud educada es su mayor fortaleza", escribió Djokovic en su cuenta de X el pasado 18 de diciembre.
El mensaje significó un duro golpe para Vucic, quien de todos modos ha evitado criticar públicamente al deportista. "Hablé con Novak la noche anterior a que apoyara a los manifestantes. No entraré en detalles, me llamó. No hice ningún comentario después de eso y no lo haré. Ha hecho tanto por Serbia que jamás diré una mala palabra de él. Puede hablar mal de mí cuanto quiera y apoyar a mis oponentes políticos, pero que yo diga algo malo de él es una tontería", dijo el jefe de Estado.
Quienes sí hablaron fueron algunos exministros, que cuestionaron las palabras de Djokovic y lo atacaron apelando a sus orígenes familiares kosovares y a su residencia en Mónaco, según reportó el medio español El Periódico. "Se pone del lado de quienes cometen violencia en este país y apoya a quienes desean un Kosovo independiente", dijo
Zorana Mihajlovic, ex viceprimera ministra de Serbia.
Así las cosas, los medios locales interpretan el traslado de sede del Open Serbia como la guinda de la torta de este distanciamiento entre Djokovic y Vucic, quien, pese a no ser el jefe de Gobierno (Serbia es una democracia parlamentaria donde el poder Ejecutivo recae en el primer ministro), sí concentra mucho poder y es una figura relevante en materia de política exterior.
Poder sin contrapesos
La última década política de Serbia ha estado marcada por un solo nombre: Aleksandar Vucic. Nació en Belgrado en 1970, cuando Serbia aún formaba parte de Yugoslavia, en plena Guerra Fría. De acuerdo con su propio relato, su familia es oriunda de Bosnia, de donde huyeron tras sufrir la persecución de los fascistas croatas durante la Segunda Guerra Mundial.
Abogado de la Universidad de Belgrado, su vida política comenzó tras la desintegración de Yugoslavia a principios de la década de 1990. Fue así como a los 23 años, influenciado por el ultranacionalismo serbio, se unió al ultraderechista Partido Radical, según reportó BBC. Esta colectividad buscaba una formar una Gran Serbia apoderándose de tierras de los países vecinos.
"Si matan a un serbio, nosotros mataremos a 100 musulmanes", dijo después de la masacre de
Srebrenica de julio de 1995, cuando más de 8.300 hombre y niños bosnio-musulmanes fueron asesinados por unidades serbio-bosnias. Con esos antecedentes, Vucic fue nombrado en 1998
ministro de Información por el dictador
Slobodan Milosevic.
Años después, tras la caída de Milosevic y el fin de la guerra, Vucic dio un vuelco político con la fundación en 2008, junto a otros exmiembros del Partido Radical, del Partido Progresista Serbio (SNS), colectividad populista de derecha. Allí, renunció a su ultranacionalismo y se comprometió a integrar a Serbia a la Unión Europea.
A la cabeza del SNS, este dirigente experimentó un ascenso meteórico. En 2012, su partido ganó las elecciones parlamentarias y formó una coalición de gobierno con el Partido Socialista, con Vucic como viceprimer ministro. Dos años después, fue nombrado primer ministro, cargó que ostentó hasta 2017, cuando fue elegido presidente de Serbia.
Desde ese momento, Vucic ha consolidado su poder. Pese a no ser jefe de gobierno, todas las decisiones pasan por él y su partido tiene la mayoría absoluta del Parlamento, lo que le permite nombrar primeros ministros de su misma línea. Para los críticos, el líder del SNS tiene el control total del país, disminuyendo al mínimo a sus adversarios.
"Cuando llegó al poder, colocó a su gente en lugares estratégicos y despidió a los anteriores. Nuestra oposición está castrada o comprada, y Vucic ha usado a los medios (de comunicación) para matar las voluntades de luchar contra él", dijo a El País el exministro Bozo Prelevic, también conocido como el juez que procesó a Slobodan Milosevic por crímenes de guerra.
"En el papel vivimos en una democracia.
Es una república con un parlamento nacional, pero en realidad es casi completamente una autocracia porque las decisiones importantes las toma un solo hombre y ya ni siquiera lo oculta. Los demás actores de su régimen dicen públicamente lo que le pide el presidente que digan. Él es quien da instrucciones.
Estamos lejos de ser una democracia", afirmó por su parte el dirigente opositor serbio
Vladimir Obradovic, en entrevista con el medio español El Independiente.
El diagnóstico de quien fuera candidato a la alcaldía de Belgrado es categórico: "La gente siempre habla de la caída de Milosevic y es correcto pero el Gobierno de 1999 era del Partido Socialista de Serbia, la formación de Milosevic y a la que también pertenecía Vucic, el actual presidente, y sus colegas. Así que básicamente las mismas personas que estaban en el gobierno en 1998 y 1999 junto con Milosevic son las que ahora ocupan puestos clave como el presidente. La misma gente está repitiendo las mismas cosas".
}Pero todo esto no fue impedimento para que Vucic lograra la reelección en los comicios de 2022. Ahora, el líder serbio completa su segundo mandato, el cual concluirá en 2027.
Con todo, los cuestionamientos no son solo a nivel interno. Una comisión de la Unión Europea -organismo al cual Serbia pretende ingresar- que visitó el país en 2024 concluyó que "la corrupción prevalece en muchas áreas y sigue siendo preocupante" y remarcó que las elecciones legislativas de 2023 fueron "injustas". Asimismo, reportó "amenazas, discursos de odio y violencia contra periodistas".
Pero a partir del año pasado, el Gobierno serbio ha estado en el ojo crítico. El accidente del 1 de noviembre en Novi Sad, donde el derrumbe de una marquesina en la estación de trenes de la ciudad mató a 16 personas, fue el detonante de un descontento social que partió en la comunidad estudiantil y que continúa hasta ahora.
Los cuestionamientos se centraron en las obras de reforma de la estación ferroviaria, iniciadas en 2021 y encargadas a empresas chinas. Las nuevas instalaciones fueron inauguradas en 2022, durante las elecciones municipales y generales de ese año, pero poco después el recinto fue cerrado de nuevo y reabierto en julio de 2024, cuatro meses antes del fatal incidente. Los denunciantes acusan al Gobierno de estar involucrado en una trama de corrupción que, a su juicio, estuvo detrás del accidente.
Desde entonces,
las protestas contra Vucic no han parado. Los estudiantes universitarios exigen la publicación de toda la documentación sobre la tragedia de Novi Sad y que se juzgue a los responsables políticos. Con el tiempo, las demandas se ampliaron: ahora también piden la liberación de los protestantes detenidos y el aumento del presupuesto para la educación en un 20%.
Con la ciudadanía de su lado, las protestas estudiantiles han presionado cada vez más a las autoridades, y han dado resultado. Sucumbidos por la presión, renunciaron el primer ministro Milos Vucevic y el alcalde de Novi Sad, Mila Djuric, "para no seguir aumentando la tensión en la sociedad", según dijo el primero.
Pero tanto los estudiantes como los críticos del Gobierno señalan que esto no es suficiente y reclaman elecciones anticipadas. Para Vladimir Obradovic, el presidente Vucic "está tratando de sobrevivir pero también de mantener sus posiciones". A su juicio, la única forma de salir de esta crisis política es "cumpliendo las demandas de los estudiantes".
"Habría que formar un gobierno técnico de transición que duraría de 6 a 9 meses y que tendría el objetivo principal de preparar elecciones justas y libres. Desde la oposición estamos apoyando a los manifestantes pero estamos tratando de cumplir el deseo de los estudiantes de mantenernos al margen", indicó a El Independiente.
¿Proeuropeo?
La política exterior de Vucic también ha sido cuestionada. Las negociaciones para la integración de Serbia en la Unión Europea se abrieron en 2013, después de que obtuviera el estatuto de candidato el año anterior, pero desde entonces se han visto muy ralentizadas por las tensiones entre Belgrado y Bosnia-Herzegovina por un lado, y Kosovo por otro.
El presidente serbio, además, es uno de los grandes aliados de Moscú en Europa y no ha querido alinearse con la UE en las sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania.
En ese sentido, Vucic se ha alineado con el primer ministro húngaro, el ultraderechista
Viktor Orban, quien lo ha defendido públicamente. Asimismo, el líder serbio ha estado en el ojo de la crítica por
su cercanía con China, al punto de que ha ido a visitar al presidente Xi Jinping.
Pero la comunidad internacional también ha cuestionado a Serbia por su apoyo a Israel a partir del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023. Según una investigación de los medios BalkanInsight y Haaretz, el volumen de la exportación serbia de armas a Israel alcanzó en 2024 la suma de 42,3 millones de euros, 30 veces más que la del año anterior.
Con todo, Vucic aseguró en junio pasado que detuvo la exportación de armas, luego de los bombardeos israelíes a Irán.
Así las cosas, el presidente serbio es observado no solo en su país.