Quedan sólo tres meses para que comience la
Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU (COP30), que este año se celebrará en la ciudad brasileña de Belém, en el estado amazónico de Pará. La elección de esta sede no es casual, ya que la Amazonía es una de las regiones más afectadas por el cambio climático en todo el planeta, sin embargo, los problemas de logística han empañado las ansias de los organizadores de convertir este evento en un hecho histórico.
Sumado a lo costoso -a nivel económico y también ecológico- que puede resultar el solo llegar a la capital de Pará -ubicada a 1.600 kilómetros de Brasilia y 2.800 km. de Sao Paulo-, el principal problema pasa por los alojamientos, debido a la escasa oferta hotelera. Esta ciudad de 1,3 millones de habitantes posee una capacidad hotelera de 18.000 camas, según reporta G1, número insuficiente para acomodar a las más de 45.000 personas que, se estima, asistirán a la COP30 entre los días 10 y 21 de noviembre, considerando a delegaciones de países, medios de comunicación, jefes de Estado y Gobierno y agrupaciones ambientalistas.
La falta de habitaciones hoteleras ha hecho que las que están aún disponibles
se alquilen a precios exorbitantes. El ejemplo más notorio es el del
Hotel COP30, recinto que hasta hace un año operaba como motel bajo el nombre de Nota 10 y que en el último tiempo fue sometido a una remodelación. Su alza de precios se viralizó a tal punto que sus dueños debieron reformular las tarifas,
Una denuncia por redes sociales reveló que en este lugar una habitación que en temporada regular puede costar entre 180 y 350 reales la noche (entre 33 y 64 dólares), para la fecha de la cumbre valdría 6.300 reales (1.160 dólares). Tras conocerse el escándalo, el Hotel COP30 rebajó el precio a 2.275 reales la noche en noviembre. "Fue una prueba de mercado. Ninguna habitación se vendió por ese precio", aseguró a G1 Alcides Moura, gerente del establecimiento.
Todo esto ha indignado tanto a los asistentes a la cumbre como a los propios organizadores, que buscan alternativas para evitar que la gran cumbre impulsada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva sea un fracaso, sobre todo considerando que el Mandatario sudamericano ya extendió la invitación a líderes mundiales como Emmanuel Macron, Donald Trump, Xi Jinping y Narendra Modi.
Protestas
La indignación surge principalmente de varios países africanos, que recientemente pidieron un cambio de ubicación del evento por los precios hoteleros "abusivos" en Bélem, según reconoció el presidente de la COP30, André Corrêa do Lago.
"Quienes se están manifestando son los países que forman parte del grupo de pequeñas islas, del grupo de países de menor desarrollo relativo o del grupo africano", detalló.
18.000 camases la capacidad hotelera de Belém
Los reclamos fueron transmitidos a los organizadores de la cumbre en una reunión celebrada el martes 29 de julio, según dijo el diplomático, quien admitió que los precios de los establecimientos para las fechas de la conferencia están diez veces más caros de lo habitual.
Pero la preocupación ha crecido tras revelarse que no solo los países pobres han manifestado su rechazo a los precios. Esta semana, el presidente de Austria, Alexander Van der Bellen, anunció que no viajará a Brasil en noviembre por los "costos excepcionalmente altos este año".
"Estos gastos logísticos no pueden ser cubiertos dentro del marco presupuestario estricto de la presidencia", indicó en un comunicado el jefe de Estado de Austria, que pese a los problemas económicos actuales se encuentra entre los países más ricos del mundo.
En ese sentido, Corrêa do Lago señaló que hay un
"esfuerzo muy grande" por parte del Gobierno de Brasil para "convencer" a los hoteles a reducir los precios, aunque dijo que la legislación actual no permite obligar a los establecimientos a hacerlo.
"Los hoteles quizás no se están dando cuenta de la crisis que están provocando", afirmó el presidente de la COP30.
Con todo, el diplomático enfatizó que los planes originales se mantienen: "Lo voy a dejar bien claro, la COP será en Belém, el encuentro de jefes de Estado será en Belém, y no hay ningún plan B", dijo el viernes pasado. Asimismo, la organización del evento afirmó en un comunicado que está prevista una reunión para el 11 de agosto "con el objetivo de continuar el diálogo sobre (...) temas como el hospedaje".
Alternativas
Si se mantiene la sede, las autoridades temen que varios de estos países y también muchas ONG se ausenten del encuentro, lo que podría golpear la legitimidad del mismo. Es por eso que tanto los organizadores brasileños como la ONU han expresado su preocupación por las tarifas hoteleras y están buscando alternativas.
A mediados de junio, la presidencia brasileña de la COP habilitó una plataforma que ofrece hospedajes a "precios asequibles" para las delegaciones de los países con menor presupuesto.
Allí los valores están limitados a 220 dólares por noche, muy por debajo de los precios comerciales que pueden exceder los 1.000 dólares por noche en hoteles, pero aún fuera del alcance de ciertas delegaciones, que exigen una tarifa de 70 dólares la noche.
Asimismo, el Gobierno de Lula anunció la contratación de dos cruceros que proporcionarían 6.000 camas adicionales, las que serán ofrecidas por intermedio de la ONU en primer lugar a delegaciones de 98 países insulares o en vías de desarrollo.
Los navíos son el MSC Seaview y el Costa Diadema, que habitualmente realizan viajes con turistas por las costas de Brasil, Uruguay y Argentina y que, durante la conferencia, atracarán en un puerto fluvial ubicado a unos 30 minutos del centro de convenciones donde se celebrará la COP30.
A esto se suma la construcción de nuevos hoteles, como el Vila COP, que debería ser inaugurado prontamente y contará con 405 camas adicionales.
Así las cosas, el Ejecutivo brasileño sigue trabajando para acoger la cumbre en Belém, dejando claro que esa será la sede sí o sí.