¿Cómo está el Líbano a un año del inicio de la guerra abierta con Israel?: Así es el presente del país árabe
Entre el desafío histórico de desarmar a Hezbolá, la falta de reconstrucción y las constantes ataques israelíes, los libaneses transitan por un frágil equilibrio político y social.
Un año después del estallido del conflicto abierto con Israel, el Líbano está inmerso en su histórica decisión de desarmar al grupo chií Hezbolá para abrir una era en la que solo el Estado tenga poder de decisión sobre la "guerra y la paz", mientras sigue bajo ataque israelí y sin fondos para reconstruir.
El 23 de septiembre de 2024, Israel inició una campaña aérea sin precedentes contra el Líbano, que convirtió en guerra abierta los enfrentamientos comenzados un año antes con Hezbolá y causó el grueso de 4.000 muertos y 16.000 heridos registrados en el país durante todo el conflicto.
La ofensiva, pronto acompañada de una invasión terrestre al sur del Líbano, también desplazó a más de 1,2 millones de personas y se prolongó durante más de dos meses, hasta la consecución de un alto el fuego el 27 de noviembre de ese mismo año.
Estas son algunas claves para entender qué pasó desde entonces y cómo está la situación un año después.
Persistencia de los ataques de Israel
Aunque técnicamente la guerra terminó hace ya casi diez meses, el Líbano sigue sumido en una suerte de conflicto de baja intensidad, con constantes ataques unilaterales que las fuerzas israelíes argumentan en la necesidad de prevenir un resurgimiento de Hezbolá y acabar con su presencia armada.
Ataque israelí a infraestructura libanesa. | AFP
Los más comunes bombardeos selectivos de dron contra presuntos miembros de la formación chií se alternan con oleadas más extensas contra su infraestructura o almacenes de armas.
De esa forma, es que la semana pasada golpearon cinco localidades diferentes del sur del país que tuvieron que ser evacuadas por orden del Ejército israelí.
Bombardeos de Israel a zonas residenciales. | EFE
Ayer mismo, un avión no tripulado mató a cinco personas, tres de ellas niños, en una carretera de Bint Jbeil, en el sur del país.
Transición política
Tras el alto el fuego, el Líbano puso fin a más de dos años de vacíos institucionales, eligiendo finalmente a Joseph Aoun como presidente y a Nawaf Salam como primer ministro, quienes llegaron al poder con la promesa de expandir la autoridad estatal a todo el territorio.
Presidente del Líbano, Joseph Aoun. | AFP
En este contexto, los nuevos mandatarios buscan que solo haya armas en manos de las fuerzas de seguridad oficiales.
Por ello, en agosto se inició un proceso para desarmar a las facciones palestinas presentes en el país, hasta ahora solo con participación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
El desarme de Hezbolá
Pese a lo anterior, la mayor tarea pendiente para poder cumplir con ese objetivo es el desarme de Hezbolá.
Durante meses, este objetivo estuvo en punto muerto entre la oposición del movimiento y la preferencia de Aoun por propiciar una entrega voluntaria que evitara potenciales estallidos internos de violencia.
Partidarios de Hezbolá se manifiestan en Beirut. | EFE
Finalmente, el mes pasado, el Consejo de Ministros encargó al Ejército la preparación de un plan para el desarme, que será implementado en fases por la institución castrense con base en sus capacidades y con la previsión de que, al menos su grueso, se complete antes de final de año.
Tras perder a casi toda su cúpula durante la guerra, Hezbolá sigue rechazando deponer las armas mientras continúe existiendo la amenaza de Israel, aún presente en cinco puntos del sur del Líbano.
Injerencias de EE.UU.
Los recientes avances hacia la puesta en práctica del desarme llegaron en medio de renovadas presiones de Washington, mediador en el acuerdo de alto el fuego y acusado por Hezbolá de estar valiendo los intereses de sus aliados israelíes bajo el disfraz de pacificador involucrado.
Hace apenas un mes, Estados Unidos logró que el Consejo de Seguridad de la ONU declarara el final de su misión de paz en el Líbano (FINUL) para diciembre de 2026, casi medio siglo después de su creación, como buscaba Israel.
Muchos consideran que el futuro de Hezbolá es solo una ficha en negociaciones más amplias con Irán, su principal mecenas.
Sin reconstrucción
A punto de cumplirse un año de la guerra abierta, aún no ha comenzado la reconstrucción en ninguna de las poblaciones fronterizas del sur del Líbano más devastadas, algunas de ellas al 70%, pues el carente Estado libanés sigue esperando la llegada de ayuda internacional para ello.
Destrucción en el sur del Líbano provocada por ataques israelíes. | AFP
Washington propuso la creación de una zona económica en esa franja cercana a Israel y sustituir la financiación iraní por inversión de los países del golfo, mientras se sigue frenando la entrada de ayuda, de forma que la reconstrucción sirva de impulso a Hezbolá para desarmarse.
Un Ejército debilitado
Sobre el terreno, el mayor cambio del último año fue el cese de la actividad armada del grupo chií en la región sur y el despliegue allí de unos 8.000 soldados del Ejército libanés, la institución más esencial para la implementación de los cambios que persigue el país.
Sin embargo, pese a las donaciones estadounidenses, las tropas libanesas carecen de armamento pesado y también sufren una fuerte escasez de recursos o personal, que se espera la comunidad internacional ayude a solventar en próximas conferencias de donantes.