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Alemania a 35 años de la reunificación: Logros, desafíos y desigualdades persistentes tras el fin de la RDA

Aunque el Estado socialista desapareció hace más de tres décadas, las secuelas económicas, sociales y políticas de la división aún marcan la vida en el este del país.

03 de Octubre de 2025 | 08:01 | Agencias / Editado por Vladimir Núñez, Emol
El 3 de octubre de 1990, a las 00:00 horas, Alemania dejó atrás cuatro décadas de separación, cuando la República Democrática Alemana (RDA) dejó de existir y su territorio se integró en la República Federal Alemana (RFA).

Sin embargo, 35 años después, la reunificación sigue siendo un proyecto incompleto, marcado por desigualdades económicas, diferencias culturales y un sentimiento persistente de agravio en los antiguos territorios del este.

    La caída del régimen socialista

  • La insatisfacción de la población, las protestas y el creciente aislamiento internacional del régimen encabezado por el Partido Socialista Unificado de Alemania (SED) propiciaron el colapso del gobierno de la RDA.
  • En ese contexto, se produjo como punto de inflexión simbólico la caída del muro de Berlín en 1989.
  • Caída del muro de Berlín. | AP
  • A este histórico acontecimiento le siguió un proceso de reforma y de transición hacia la democracia, con la disolución de la temida policía secreta "Stasi".
  • Además de la celebración de las primeras y últimas elecciones libres en la RDA el 18 de marzo de 1990, de las que surgió un gobierno de coalición que entabló negociaciones para la adhesión a la RFA.
  • El visto bueno de las potencias

  • Las antiguas potencias de ocupación vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y la Unión Soviética, con derecho legal a veto, acabaron por dar luz verde a la reunificación.
  • Lo hicieron pese a las reticencias iniciales de Londres y de París, que temían que una Alemania unida provocase un desequilibrio político en la Comunidad Económica Europea (CEE) o incluso recuperase sus antiguas ambiciones de dominio.
  • Mijaíl Gorbachov. | AP
  • La URSS, bajo el mando de Mijaíl Gorbachov, acabó por aceptar incluso que la nueva Alemania unida no fuera neutral, como demandaba inicialmente, sino parte de la OTAN, y terminó de retirar a su ejército del este en 1994.
  • Una sola Alemania

  • Tras varios meses de negociaciones, el 31 de agosto el entonces ministro del Interior de la RFA, Wolfgang Schäuble, y el jefe negociador oriental, Günther Krause, firmaron un tratado de reunificación en el Kronprinzenpalais berlinés, que en aproximadamente un millar de páginas, nueve capítulos y 45 artículos reguló el proceso de integración.
  • Wolfgang Schäuble y Günther Krause. | Wikimedia
  • La Constitución de la RFA pasaría a aplicarse también en los territorios de la RDA, que formarían los cinco estados federados "nuevos", Brandeburgo, Mecklenburg-Antepomerania, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia, con Berlín como capital de la Alemania unificada, en lugar de Bonn.
  • Después de que los dos parlamentos aprobasen el tratado, la oriental Cámara Popular con 299 de 380 votos y el occidental Bundestag con 442 de 492, éste entro en vigor la medianoche del 2 al 3 de octubre de 1990.
  • La desigualdad persiste

  • Aunque indicadores como el desempleo y el poder adquisitivo han mejorado progresivamente en las últimas décadas, las desigualdades estructurales persisten y algunas diferencias incluso se afianzaron.
  • El éxodo masivo hacia el oeste llevó a que la población del este se encuentre más envejecida y, según estudios, los trabajadores siguen cobrando de media un 10% menos.
  • La "frontera fantasma" también volvió a quedar patente en las elecciones legislativas del pasado 23 de febrero, en las que la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) arrasó en todos los "Länder" (estados federados alemanes, con personalidad estatal propia) del antiguo este.
  • Tino Chrupalla, copresidente de AFD. | AFP
  • Pese a ello, la izquierdista Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), de reciente fundación, también cosecha más votos que en el oeste.
  • En Alemania han corrido en los últimos años ríos de tinta sobre cómo viven su identidad las nuevas generaciones en el este, sobre el motivo de la sensación de agravio que no desaparece y sobre su escepticismo frente a las instituciones y el Estado central.
  • Todos ellos retos que no tienen visos de desaparecer pronto, sino que, por el contrario, seguirán determinando el futuro de Alemania en su conjunto en los próximos años.