A 30 años del crimen que marcó Israel: El legado de Isaac Rabin y la paz que nunca llegó
Su muerte, a manos de un extremista judío, truncó el proceso de pacificación con los palestinos y marcó el ascenso de una extrema derecha cada vez más radical en el país.
Hace treinta años, los disparos que acabaron con la vida de Isaac Rabin en una plaza de Tel Aviv detuvieron algo más que a un hombre: frenaron el impulso de una generación que creyó posible la paz.
El primer ministro israelí, artífice de los Acuerdos de Oslo y símbolo de una esperanza compartida, cayó asesinado por un compatriota de extrema derecha que lo consideraba un traidor por negociar con los palestinos.
Su muerte dejó una herida abierta que, tres décadas después, aún divide a la sociedad israelí, mientras que actualmente el país está gobernado por Benjamín Netanyahu, antiguo rival de Rabin, quien, al frente de una coalición dominada por ministros ultranacionalistas, promueve la expansión de asentamientos y el uso de la fuerza como respuesta al conflicto.
El asesinato de Rabin
El asesinato del primer ministro Isaac Rabin, a manos de un israelí de extrema derecha, estremeció al país y erosionó la idea, extendida en los 90, de que la paz era posible.
"El asesinato horrorizó al Estado de Israel. Era algo que no creíamos que pudiera ocurrir aquí; pensamos que eso les sucede a otros, no a nosotros. La conmoción fue profunda", rememora en una entrevista con EFE Nurit Cohen, historiadora del Centro Rabin en Tel Aviv.
Tumba de Isaac Rabin. | Wikimedia
Cohen no cree que, como sugiere la leyenda popular, "todo Israel estuvo de luto", sino que hubo "quienes sintieron alivio e incluso alegría tras el asesinato" entre sectores de la población que décadas después dejaron de ser marginales.
"Debemos recordar (esto) para comprender las profundas implicaciones del asesinato. Recordarlo, reconocerlo y afrontarlo directamente", dijo.
Isaac Rabin, a quien el afamado escritor israelí Amos Oz describió como un hombre falto de carisma, pero un dirigente capaz, un navegante preciso cuya personalidad simbolizaba "el espíritu de un nuevo Israel en busca de soluciones".
Militar y ex primer ministro de Israel, Isaac Rabin. | Wikimedia
Nació en Jerusalén en 1922 y fue mudando de piel desde jefe del Estado Mayor durante la victoria en la Guerra de los Seis Días (1967) a embajador en EE.UU., pasando a ejercer dos mandatos como primer ministro.
Artífice de los Acuerdos de Oslo
Como líder estableció un curso firme, como recoge su biógrafo Itamar Rabinovich, en pos de la paz tanto con la vecina Jordania, a la que venció en el 67, como posteriormente con Líbano y Siria.
Y con los palestinos como arquitecto de los Acuerdos de Oslo, una de las iniciativas más admiradas y denostadas en la historia del país.
Isaac Rabin, Bill Clinton y Yasser Arafat durante la firma de los Acuerdos de Oslo. | Wikimedia
Firmados en 1993 y 1995, establecieron el marco general para la paz entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), liderada por Yaser Arafat, incluyendo la creación de la Autoridad Nacional Palestina y la autonomía limitada en partes de Gaza y Cisjordania.
Un plan que despertó el regocijo de un amplio sector de una población, que respetaba el bagaje militar de Rabin, y fue entendido como un ultraje por la entonces minoritaria ultraderecha, que comenzó a tildarle de traidor y promover concentraciones en su contra.
En 1995, el radical Itamar Ben Gvir, actual ministro de Seguridad Nacional, atrajo la atención pública por primera vez cuando apareció en televisión blandiendo la insignia de metal robada del capó del Cadillac de Rabin tras unos violentos disturbios, donde declaró a cámara: "Llegamos a su auto, y también llegaremos a él".
Solo unas semanas después, el terrorista israelí de extrema derecha Yigal Amir lo asesinaría con tres tiros por la espalda en una concentración por la paz en Tel Aviv.
Monumento a Rabin en el sitio de su muerte. | Wikimedia
Pese a su impacto en la sociedad israelí, afirmó el artífice junto a Rabin de los Acuerdos de Oslo, Yossi Beilin, "el asesinato no supuso un cambio radical para la política israelí".
La división entre la izquierda y la derecha, enfatizó, sigue "cercana a la mitad, en una situación muy similar a la que existía entonces".
Los asentamientos, mayor amenaza a la paz
La presencia hoy en el gobierno de coalición de ministros radicales y colonos como Itamar Ben-Gvir demuestra una tendencia al auge de la ultraderecha, que para Beilin representa "una mala noticia tanto para izquierda como para la derecha, que no quiere que se la identifique con él".
En una entrevista con EFE, recuerda que Rabin definió la expansión de los asentamientos en Cisjordania ocupada como "un cáncer en el corazón de la nación".
Parlamentarios israelíes homenajean a Isaac Rabin a 30 años de su muerte. | EFE
"Cuando firmamos los Acuerdos de Oslo, había casi 100.000 colonos. Hoy, hay medio millón en Cisjordania, eso sin incluir a los de Jerusalén Este", sostuvo el antiguo diplomático de 77 años
Y fue más allá, asegurando que "son el mayor, si no el único, obstáculo en el camino hacia la paz para quienes la desean".
El verdadero legado de Rabin, afirmó Beilin, consiste en haber comprendido que "si existe una oportunidad para la paz, esta debe aprovecharse".
Todo, asegura, puede cambiar con líderes comprometidos que asuman que con esta lucha ponen su vida en riesgo. "Es un modelo para que la gente luche por la paz, sabiendo que no es gratis", enfatizó.
En uno de sus discursos más famosos tras firmar en 1994 la tregua con Jordania, Rabin afirmó: "Yo, que he enviado tropas al fuego y soldados a la muerte, les digo a ustedes que hoy iniciamos una guerra sin muertos ni heridos, sin sangre ni sufrimiento: la guerra por la paz".