Durante su campaña, el ahora Presidente electo José Antonio Kast no escondió su admiración hacia la primera ministra italiana Giorgia Meloni, uno de los máximos referentes de la oleada de derecha radical a nivel mundial, con quien el líder republicano mantiene un estrecho vínculo desde 2019.
Así lo dejó en claro el exdiputado en septiembre pasado durante el debate presidencial de primera vuelta, ocasión en la que tras ser consultado por su referente internacional nombró a Meloni, valorando su combate a la inmigración ilegal y el manejo de la inseguridad en Italia.
Unos días después, Kast sorprendía con una visita a la primera ministra italiana en Roma, con la finalidad de conocer su política migratoria. En noviembre, ambas figuras políticas conversaron nuevamente por teléfono. "(Con Meloni) coincidimos en las tremendas oportunidades que Chile e Italia tienen para proyectar su excelente relación bilateral hacia el futuro", aseguró el republicano en su cuenta de X.
Tras las elecciones del domingo, la líder italiana felicitó a través de X a su "amigo" José Antonio Kast: "Italia y Chile son países amigos, y confío en que nuestras relaciones bilaterales se fortalecerán aún más, empezando por temas como la cooperación económica y la lucha contra la inmigración ilegal. ¡Mucha suerte!", escribió.
Meloni ostenta el puesto de primera ministra desde octubre de 2022, al que llegó como líder del partido
"Hermanos de Italia" gracias a una agenda de ultraderecha marcada por la lucha contra la inmigración y un discurso bastante crítico hacia las instituciones internacionales, principalmente la Unión Europea.
Sin embargo, una vez que llegó al poder, la premier se ha caracterizado por moderar su discurso y tender puentes al exterior, principalmente al resto de Europa, cuyos líderes han seguido con atención la política migratoria que el Gobierno italiano ha intentado llevar a cabo.
La gestión migratoria de Meloni
Giorgia Meloni es percibida como una de las figuras de derecha más influyentes en el panorama europeo actual. Esto, principalmente, por su duro planteamiento contra la inmigración, propuesta que materializó su ascenso al poder y que ha estado enfocada principalmente en el control de la constante y masiva llegada de personas provenientes de África a través del Mar Mediterráneo.
Previo a convertirse en primera ministra, Meloni planteó un fuerte discurso antimigratorio centrado en promesas como el bloqueo naval de las embarcaciones que llegan a Italia.
Así, tras su llegada al poder, en abril de 2023 decretó un "
estado de emergencia nacional" en materia de migración con una vigencia de seis meses. Sin embargo, la medida duró más y se mantuvo durante un año y medio.
La iniciativa tuvo una inversión inicial de 5 millones de euros y su objetivo fue aumentar "las estructuras habilitadas para la repatriación de migrantes que no tengan derecho a permanecer en Italia", según reportaba Infobae en su momento.
Además de construir nuevos centro de detención, permitió la aplicación de "procedimientos fronterizos" a quienes procedan de "países seguros" buscando asilo y, por otro lado, también amplió a 18 meses el tiempo máximo de detención para la repatriación.
La administración de Meloni en ámbitos migratorios se basa en el "Plan Mattei", presentado en 2024 y que lleva ese nombre por Enrico Mattei, un influyente político e industrial italiano. La iniciativa tiene un enfoque en el desarrollo de naciones africanas mediante inversiones en cinco sectores prioritarios -educación, salud, agricultura, agua y energía- con un financiamiento de, al menos, 5.500 millones de euros, buscando lograr un control de los movimientos migratorios.
A través del plan, Meloni logró tener un papel fundamental en la concreción de un acuerdo entre la Unión Europea y Túnez, país africano clave por su cercanía geográfica y ser el principal punto de partida de las embarcaciones con migrantes irregulares.
Por otra parte, cuentas no muy buenas salieron tras las polémica con el acuerdo que el Gobierno italiano concretó con
Albania para enviar a este último a los migrantes detenidos.
Tras la implementación de las medidas y en base a los cuestionamientos —que incluyen denuncias de Amnistía Internacional sobre el uso de la detención de forma no excepcional, afectando a personas vulnerables, con problemas de salud mental o que huyen de la violencia — la justicia italiana ordenó el retorno de migrantes a Italia y dejó inutilizados durante meses algunos de los centros construidos para la detención.
La moderación de su discurso
Si bien en su momento Meloni se caracterizó por tener un fuerte discurso antimigratorio, tras cuestionamientos como el del caso de Albania la mandataria ha tenido que moderar su mensaje.
Esta necesidad obedece a la resistencia que sus políticas generan dentro de la Unión Europea. Así, al suavizar su imagen en el ámbito continental, Meloni ha buscado posicionarse y mostrarse como un referente liberal capaz de liderar y negociar en Europa.
Uno de los puntos importantes de la moderación de Giorgia Meloni tiene que ver con desmarcarse de la etiqueta neofascista que se le adjuntaba —heredada de las raíces de su partido en el Movimiento Social Italiano— , lo cual generó críticas sobre su legitimidad en el ámbito internacional.
En esa línea, ya antes de asumir el poder tuvo que aclarar que no era fascista, condenando con firmeza tanto las leyes raciales como el autoritarismo.
En el plano geopolítico, antes del cargo Meloni mantenía simpatía por el presidente ruso, Vladimir Putin. Tras la invasión de Ucrania, la líder italiana, en pos de no generar roces con la OTAN, se diferenció de posturas que podían incomodar a la Alianza Atlántica.
Es más, si bien en su momento Meloni clamaba contra "los burócratas de la Unión Europea", tras el ascenso al poder ha sustituido esa estrategia velando por la estabilidad económica de Italia, la cual depende de fondos europeos. Al acercarse a la Comisión Europea, la líder italiana ha optado por una gestión institucional, adaptándose a las reglas internacionales y europeas.
Sin embargo, la moderación de su discurso no ha implicado que Italia renuncie a los objetivos que se ha propuesto en materia migratoria, sino que ha debido adaptarlos mediante medidas concretas y acuerdos internacionales.
De esta forma, ha logrado mantener un saldo positivo en términos de cifras: las llegadas de migrantes irregulares a Italia se redujeron en casi un 60% en 2024, con 66.766 ingresos detectados.