Israel anunció este viernes el reconocimiento de Somalilandia, una región separatista de Somalia que hasta ahora no había sido reconocida por ningún otro país.
Este territorio, del tamaño de Uruguay (175.000 km²), situado en el extremo noroeste de Somalia, es considerado desde ahora como "un Estado independiente y soberano", según un comunicado de la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
"Esta declaración se inscribe en el espíritu de los Acuerdos de Abraham firmados por iniciativa del presidente (Donald) Trump", explicó la oficina de Netanyahu en el texto, en el que añade que el gobernante había conversado con el presidente de este país del Cuerno de África y que Israel planea de inmediato ampliar "la cooperación en los ámbitos de la agricultura, la salud, la tecnología y la economía".
Por su parte, el ministro israelí de Relaciones Exteriores, Gideon Saar, declaró en X que este acuerdo "de reconocimiento mutuo" es el fruto de "un diálogo amplio y continuo" durante el último año.
El Gobierno de Somalilandia, a su vez, expresó "su firme intención de adherirse a los Acuerdos de Abraham", según un comunicado divulgado por su Ministerio de Exteriores, y calificó la decisión israelí de "un hito en la larga búsqueda de legitimidad internacional" por parte del país africano.
Saar se reunió por primera vez con representantes del presidente de Somalilandia, Abdirahman Mohamed Abdullahi, en marzo pasado, y desde entonces se han producido diferentes visitas secretas de altos funcionarios, de acuerdo con diferentes medios estadounidenses.
Somalilandia se segregó y declaró su independencia en 1991, cuando Somalia se hundía en el caos tras la caída del régimen militar del autócrata Siad Barre.
Desde entonces funciona de manera autónoma y se distingue por una relativa estabilidad en comparación con Somalia, afectada por la insurgencia islamista de Al Shabab y por conflictos políticos crónicos.
Hasta ahora no había sido reconocida por ningún país, lo que la mantenía en cierto aislamiento político y económico, pese a su ubicación estratégica a la entrada del estrecho de Bab el Mandeb, en una de las rutas comerciales más transitadas del mundo, que conecta el océano Índico con el canal de Suez.