Accidente en la ruta 86, en la comuna de Angol.
EFE (archivo)
La tragedia, que se produjo por la colisión entre un furgón y un camión forestal, dejó 9 víctimas, todos temporeros informales de la empresa Huerto San Pedro.
"Nuestra Federación no puede estar ajena a los factores que inciden en los accidentes de tránsito y a la gravedad de sus consecuencias.
Es así, que una vez más volvemos a preguntarnos: ¿Por qué la autoridad insiste en autorizar vehículos que no cumplen con ninguna norma de seguridad para transportar pasajeros?", comenta la Fenabus en un comunicado.
La organización dice haber luchado para lograr que el ministerio de Transportes establezca normas y criterios adecuados para realizar el transporte de pasajeros por carretera en sus diferentes modalidades: rural, interurbano o internacional, incluso el transporte privado.
Argumentan que el marco regulatorio vigente permite que un permiso de la Secretaría Regional Ministerial de Transportes de la región que corresponda habilite a los vehículos de transporte privado o furgones para trasladar pasajeros, sin considerar las medidas de seguridad esenciales para ello.
La Fenabus asegura que han hecho campañas para difundir este vacío en la regulación, pero que "éstas de nada sirven si no hay voluntad política para revisar las normas sobre 'permisos especiales', al amparo de la cuales opera el transporte informal posibilitando la ocurrencia de hechos tan trágicos como los vividos por los temporeros de Angol", afirman.
Además, hicieron un llamado a los usuarios a no exponer su seguridad viajando en vehículos no autorizados, como furgones y "buses piratas", dado que las condiciones de seguridad de los vehículos no están certificados. Tampoco su estado mecánico, la validez de su documentación ni las destrezas del conductor.
El organismo reitera que, en el caso de los buses formales, existe una rigurosa fiscalización por parte del ministerio de Transportes, además de un control interno por parte de la empresa, pero esto no sucede así cuando se trata de buses informales, por lo que nadie responderá al pasajero en caso de cualquier accidente, ya sea algo leve como la pérdida del equipaje, o uno grave como el ocurrido en Angol el sábado pasado.