La fiscal Teresa Muñoz, de la Fiscalía Oriente, lidera la investigación por estafa piramidal.
La Segunda (Archivo)
SANTIAGO.- El pasado 4 de marzo, Daniel Rigoberto Farías Sepúlveda cumplió un año en la cárcel luego de ser formalizado por estafa reiterada, asociación ilícita y captación habitual de dinero del público sin autorización legal.
Ello, luego que la Fiscalía Oriente descubriera que el sujeto -que en 2013 enfrentó una causa por abuso sexual contra un menor de 14 años, de la que luego resultó absuelto- en conjunto con Alejandro Manuel Bermúdez Soberado, a través de un esquema de estafa piramidal, comenzó a captar inversiones de terceros para apropiárselas, pagar utilidades a nuevos inversionistas e invertir parte de ellas en 'brokers'.
Ese mismo día, la Unidad de Delitos de Alta Complejidad Oriente -encabezada por el fiscal Carlos Gajardo- imputaba hechos similares al dueño de la empresa AC Inversions, Patricio Santos, y a sus socios Rodolfo Dubó y Camilo Cruz, a quienes se les atribuyó responsabilidad en el megafraude que afectó a más de 10 mil personas.
La investigación contra Farías, sin embargo, ya está por concluir, pero algunas diligencias pendientes han obligado a la fiscal Teresa Muñoz -quien está a cargo del caso- a solicitar un nuevo plazo de indagatorias, lo que será revisado durante esta jornada ante el 8° Juzgado de Garantía de Santiago.
La causa comenzó en marzo de 2015 cuando las primeras víctimas, que hoy superan las 12 personas, denunciaron ante el Ministerio Público las prácticas de Farías y su socio Bermúdez.
Los hechos
Luego de varias diligencias, la Fiscalía logró establecer que el sujeto usaba de fachada la empresa donde trabajaba como contador -DMC Chile Limitada- para engañar a las víctimas, haciéndoles creer que se trataba de una compañía consolidada con domicilio conocido, ya que el nombre de su firma para cometer los ilícitos fue inscrita como DMC Inversiones Limitada.
La investigación del Ministerio Público también arrojó que Farías operaba captando e invirtiendo dineros de terceros -las víctimas- en instrumentos internacionales de altísimo riesgo (CFDs, contratos por diferencia) a través de diversos brokers (personas jurídicas que actúa como intermediario en operaciones de compra y venta de valores financieros y de acciones que cotizan en bolsa y que no están reguladas en Chile.
Este riesgo, sin embargo, no era conocido por las víctimas porque Daniel Farías las engañaba sistemáticamente haciéndoles creer que el riesgo era casi inexistente, asegurándoles que obtendrían una rentabilidad muy alta a todo evento.
El papel de Alejandro Bermúdez, en tanto, era captar clientes para Farías a cambio de una comisión, sabiendo la ilicitud del negocio. Pero en otros casos, de acuerdo a la indagatoria, él mismo captó las inversiones, ya sea como persona natural o como empresa Santa Isabel Limitada.
El modus operandi se completaba cuando Farías pagaba -inicialmente- grandes intereses a sus víctimas con lo invertido por ellas mismas o por las nuevas víctimas.
Al cabo de un tiempo, los depósitos desaparecían y el imputado se excusaba manifestando a sus víctimas que todas sus inversiones resultaron ruinosas, por lo que había perdido todo su capital.
Estas operaciones se realizaron entre los años 2012 y 2015, lo que generó una defraudación de más de $1.500 millones, monto que podría ascender ya que existen nuevos hechos que próximamente le serán imputados al contador.
Mientras, la policía continúa tras la búsqueda de Bermúdez, quien escapó a España y contra quien ya se cursó una orden de extradición.