ESTOCOLMO.- Los chilenos residentes en Suecia recibieron con emoción el homenaje que el Gobierno le realizó ayer en la tarde al ex embajador del país nórdico en nuestro país, Harald Edelstam, quien ayudó a sacar del país a cientos de ellos cuando eran perseguidos por la dictadura de Augusto Pinochet a partir de septiembre de 1973.
Una de las personas que recibió el respaldo del diplomático tras el Golpe Militar fue Carolina Pradenas, quien llegó hasta la sede del parlamento sueco a presenciar la develación de un busto en honor a Edelstam, el cual fue instalado en las dependencias del Riksdag. Hasta ese lugar llegó portando una bandera de la primera campaña presidencial de Michelle Bachelet.
Acompañada de Rolf Bergtsson, un antiguo colaborador del diplomático en Santiago, Carolina, cuyo apellido ahora es Hultgren tras casarse con un sueco, cuenta que lleva 42 años viviendo en el país nórdico, desde 1974. Llegó a los 22, tras recibir una mano del recordado embajador, quien fue declarado persona non grata por la Junta Militar por la ayuda que prestó.
Tras la ceremonia, Hultgren destaca que el homenaje "me llega de cerca, por supuesto. Fue una cosa hermosa, porque nosotros estamos muy claros de que Edelstam fue una de las personas más valientes que hubo en Chile, porque fue capaz de romper todas las barreras diplomáticas.
"Estamos muy felices de entregarle este regalo al pueblo sueco y mostrarles que hay gente sueca que juega por todo el mundo para salvar la vida de muchos, como lo hizo Edelstam. Él me salvó la vida, porque fui una de las que sacó, así que estoy totalmente agradecida de este pueblo sueco, que dieron cabida a miles de refugiados aquí", dijo.
Al recordar la forma en que abandonó el país, Carolina cuenta que "fue todo muy duro. Yo era militante socialista, me detuvieron en la casa de mi hermana en Quinta Normal porque alguien avisó que yo estaba ahí. Era dirigente y fui responsable de muchas cosas en el gobierno de Salvador Allende, trabaje en la campaña de alfabetización, porque soy maestra".
"Tenía 22 años, era jovencita... Fue muy emocionante, porque yo estuve detenida en el Estadio Nacional, después pasé a la cárcel de mujeres. Cuando él se puso en contacto conmigo, me llevaron a la embajada de Suecia, en donde estaba Rolf y Eldestam nos ayudó" añade.
Hultgren, quien se gana la vida haciendo clases de español en Estocolmo, recuerda que al escapar "me metieron en la maleta del auto, fue un momento emotivo y peligroso, porque lo paraban los militares y el dijo con mucha valentía que no, que era un diplomático y ustedes no me van a revisar, con mucha fuerza, fue muy valiente, realmente".
El recuerdo sueco
La historia es reforzada peor Bergtsson, quien también hizo memoria. "Empecé a trabajar en la embajada dos semanas después del Golpe, trabajé con Edelstam recibiendo y sacando a la gente hasta mitad de junio de 1974, así que tengo muchos recuerdos de un tiempo que nunca se me olvidará".
"Tuvimos cientos de chilenos, familias enteras en la embajada sueca. Poco a poco logramos sacarlos del país. No tuvimos accidentes", asegura, aunque recuerda una sola situación que puso en peligro la vida de los refugiados chilenos que estaban el consulado de Cuba, el cual a su vez estaba protegida por el gobierno sueco.
"La parte más dramática fue en marzo del 74. Yo estaba en el consulado cubano en avenida Los Leones, donde habían 55 personas viviendo dentro y de repente entraron militares por el jardín y rodearon la casa con armas", relata.
Según el diplomático, "hubo pánico en la casa y por suerte yo estaba ahí y pude salir a la puerta principal, gritándoles que era la embajada sueca y que estaba prohibido entrar ahí. Podría haber habido un accidente grande si no hubiera estado en ese momento", concluyó.