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Enrique Correa: "Al estigmatizar a Lagos, se estigmatiza a quienes participamos de la transición"

Ex ministro afirma que su candidato es Ricardo Lagos y que el ex Presidente es una figura emblemática de una generación "que de alguna manera construyó la transición y participó colectivamente en esta proeza que fue poner al país a las puertas del desarrollo".

03 de Diciembre de 2016 | 13:52 | Emol
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Alex Valdés, El Mercurio
SANTIAGO.- Es cercano a Ricardo Lagos, comparte oficina con José Miguel Insulza, integra el directorio del Museo Salvador Allende y es amigo de la presidenta del PS, Isabel Allende. El ex vocero de Gobierno Enrique Correa tenía, hasta hace poco más de un mes, varias razones para apoyar al menos a tres de los cuatro candidatos presidenciales del Partido Socialista.

"Somos todos muy cercanos, porque somos parte del mismo mundo: el Presidente Lagos, Isabel, José Miguel, José Joaquín Brunner, Edmundo Pérez Yoma, Edgardo Boeninger, que ya nos dejó; Alejandro Foxley, Carlos Ominami", afirma a "El Mercurio".

—¿Cuál es ese mismo mundo?
—Parte del mundo que de alguna manera construyó la transición y participó colectivamente en esta proeza que fue poner al país a las puertas del desarrollo. En particular Lagos, es simbólico y emblemático de esa generación, probablemente la generación de más larga vigencia en la historia, que hunde sus raíces en la Patria Joven y también jugó un rol importante y a veces decisivo en los gobiernos de Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende, y encabezó la lucha contra la dictadura

—¿Y cómo ve la carrera presidencial?
—En los asuntos presidenciales hay que tener en cuenta dos asuntos. Si bien la elección municipal representó un revés severo para el Gobierno y la coalición, no definió la elección presidencial. Naturalmente que acrecentó la primera opción de Sebastián Piñera, pero si hemos de mirar la votación de concejales, la centroizquierda sigue teniendo una cantidad de votos muy apreciable, más que la derecha. Hubo un revés, negarlo no sería inteligente, pero la cifra demuestra que la elección presidencial, cualesquiera sean los candidatos, va a ser competitiva.

—¿A a usted, qué candidato le gusta más?
—Yo estaría muy contento de votar por Ricardo Lagos. Es el más expresivo de esta generación. Y creo que hay un intento permanente por estigmatizarlo, y de alguna manera, al estigmatizar a Ricardo Lagos se estigmatiza a quienes participamos en la transición. Podemos decir: todos somos Ricardo Lagos.

—¿No es esa su principal debilidad en el electorado joven y de izquierda, su asociación con el establishment o "los mismos de siempre"?
—Por eso va a ser bueno que se realice una primaria. Porque puede mostrar la variedad de ideas, opciones y candidaturas que pueden convivir en una coalición que sigue siendo fuerte y que muestra signos de vitalidad importante. Y la experiencia tiene que combinarse con rostros nuevos, con la fuerza y el amor al futuro que tienen las generaciones que vienen. Oponer el concepto de país desarrollado con el de país inclusivo, ser un país que crece con ser más justo, o la nueva guardia contra la vieja guardia... Ese tipo de distinciones nos despedaza, y la coalición de centroizquierda, cualquiera sea su nombre, está en condiciones de resolver bien esas contradicciones de un modo más armónico.

—¿Qué desafíos tiene el próximo candidato presidencial?
—Cualquiera sea el candidato tiene que combinar tres asuntos. El primero es el crecimiento, y el propio Presidente Lagos lo ha dicho así. Si el país crece, todo es posible; si el país está estancado, todo es ilusión. Lo segundo es que el país requiere reformas. Un asunto que me llama la atención es el discurso extraordinariamente restaurador de Sebastián Piñera. Así como se leyó erróneamente la sociedad chilena hace cuatro años, puede volver a hacerlo. La sociedad requiere cambios que, a su vez, se articulen con no ambicionar la refundación —¿por qué refundar lo que está bien?—, buscar acuerdos y gradualidad. El tercer asunto es inclusión social.

—¿Cree que Lagos va a repuntar en las encuestas?
—Aún queda un buen tiempo de despliegue de las ideas, pero además hay un procedimiento; él ha manifestado su voluntad de ser nominado por el PS y el PPD. Los partidos resolverán su candidato y en ambos estará presente el nombre de Ricardo Lagos. Luego vienen las primarias legales. Esos dos procesos no hay que apurarlos y la gente decidirá, como muy bien lo ha dicho él, en la elección se gana o se pierde.

—El ministro Mario Fernández cree que esto debería estar definido en enero.
—Los partidos vienen saliendo de un estrés de la elección municipal, donde muchos municipios emblemáticos se perdieron, y por eso es mejor darles el tiempo que necesitan. Hay que saber respetarlos.

—Ricardo Lagos pidió al PS que fuese lo más pronto posible.
—Hay que darle tiempo al tiempo. Él dijo lo que dijo, y yo doy mi opinión.

—¿Ve un eventual efecto de las inversiones de Bancard en la candidatura de Sebastián Piñera?
—Debilita a las instituciones en nuestro país que un ex Presidente y candidato presidencial tenga conflictos de interés de esa magnitud. Lo segundo es que todos esperamos que todos estos conflictos los deje resueltos antes de levantar su candidatura presidencial, por el bien del país y de él mismo.

Guillier no optó por ser un nuevo ME-O

—Usted decía que son todos parte del mismo mundo. ¿Alejandro Guillier está en ese mundo?
—Ha desempeñado su vida profesional en otro ámbito, en el de la prensa. El mismo lo ha dicho, que no viene de nuestro mundo, sino más social. Ha logrado un muy buen resultado en las encuestas. Su irrupción me permite hacer dos presunciones. Primero, que la elección efectivamente está abierta, que no es cierto que la elección municipal consolidó un candidato presidencial y que hay base de votos con qué competir. Lo segundo es que el buen desempeño de Guillier es una muy buena noticia para toda la centroizquierda y muestra que esta centroizquierda tiene más vitalidad de lo que se puede pensar, y esta vitalidad se muestra aun con un desempeño bien bajo en aprobación del Gobierno.

—¿Comparte esta crítica del senador Ignacio Walker, en cuanto a que ve en Guillier el germen del populismo?
—No le he escuchado sus ideas. La campaña de la primaria será una buena instancia para hacer un juicio. Hay algo que también hay que destacar, que es que Alejandro Guillier optó por ser candidato dentro de la Nueva Mayoría. No optó por ser un nuevo ME-O, por ejemplo. Esa es una nueva demostración de la vitalidad de la coalición gobernante, del buen juicio de Alejandro Guillier y de que aún, pese a las críticas, las grandes coaliciones siguen siendo poderosas en Chile. Yo voy a ir a votar por Ricardo Lagos a una primaria, pero eso no significa no tener buen juicio sobre todos los otros postulantes.

"El populismo puede echar a perder todo"

—¿Cómo ve al Gobierno en su última etapa de gestión? En los últimos meses tuvo dos reveses legislativos: la ley exprés y el reajuste del sector público?
—El Gobierno tiene una valoración compleja en las encuestas. Pero quiero mencionarle algo: tanto en el reajuste del sector público, como con la decisión de que el ministro de Hacienda sea el que genere una propuesta para el sistema de pensiones, como en el acuerdo sobre la glosa para la gratuidad en la educación superior, yo creo que el Gobierno ha mostrado un asunto de mucha importancia: que tiene fronteras muy claras con el populismo. Podemos tener entre nosotros muchas diferencias dentro de la coalición, en el país, en el sistema político, pero hay un fantasma que nos amenaza y al cual tenemos que ponerle coto, que es el populismo, porque este puede echar a perder todo lo que hemos hecho.

—¿Hay dirigentes tentados con el populismo hoy día?
—No lo sé; lo único que estoy diciendo es que el Gobierno y la Presidenta establecieron una frontera clara con el populismo. Sin embargo, el Gobierno tiene un desempeño pobre en las encuestas. Ahí todos los números varían. Hay un solo número que no cambia desde hace 15 meses, y es el 70% de desaprobación del Gobierno. Ese es el único número que no cambia. Segunda reflexión: la derecha no es el 70%, por favor; por tanto, de ese 70%, un 30 o 35% debe ser votación disidente nuestra, que hemos perdido en este tiempo. Una labor muy importante del candidato que viene de la centroizquierda tendrá que ser recuperar esa votación.

—¿Cree que el Ejecutivo tiene capital político para tener el control de la agenda?
—Yo creo que el Gobierno tiene un déficit de fuerza política muy grande, que lo obliga a manejar su agenda con prudencia. Y creo que tiene un área de la que sentirse orgulloso, que es la económica. Tengo la impresión de que el ministro de Hacienda ha logrado, con la aprobación de la Ley de Presupuestos, dar una demostración clara de que el país no va a abandonar la responsabilidad fiscal.

—¿Cree que debió haber un cambio de gabinete más amplio?
—La Presidenta ya habló de ese punto. En los regímenes parlamentarios es más fácil hablar de los cambios de gabinete, pero en los presidenciales siempre es más complejo, porque la Constitución reserva esta facultad al Presidente. La Nueva Mayoría, probablemente la oposición también, esperaba un cambio más sustantivo en el equipo político. La Presidenta no lo hizo, no lo quiso hacer. Yo creo que al no hacerlo demostró que ella no estaba interesada en un cambio de rumbo. No estoy haciendo un juicio; estoy describiendo una situación.
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