SANTIAGO.- Un repunte después de lo que había sido catalogado por las autoridades como un período de "estancamiento" en el sistema de trasplantes de órganos fue lo que se observó en 2016.
Según las estadísticas del Ministerio de Salud que publica hoy
"El Mercurio", el año pasado cerró con 134 donantes y con ellos se pudo hacer 348 trasplantes de órganos. Esto significa que hubo un aumento de 12% en la cantidad de donantes (14 personas más) y 8,4% del número de operaciones realizadas (27 más), respecto de 2015.
Y el balance muestra que no solo se experimentó una mejora si se compara con el año anterior -que había sido especialmente bajo-, sino que los resultados obtenidos dejan a 2016 como el tercer mejor año para el sistema de donación de órganos en casi dos décadas.
"Estábamos en una especie de meseta, que logramos romper y eso nos deja un poco tranquilos", dice el coordinador nacional de trasplantes del Ministerio de Salud, José Luis Rojas.
El médico recalca que no existe tranquilidad completa y que "hay que seguir mirando las cifras con cautela", porque los resultados preliminares del año que muestran una mejora, también revelan que todavía más de la mitad de las familias a las cuales se les pregunta si donarán los órganos de su ser querido fallecido responden que no. Y esa negativa familiar se mantiene estable hace seis años.
¿Cómo mejoraron las cifras entonces? Rojas dice que tiene que ver con la consolidación del sistema de coordinación de procuramiento y trasplantes de órganos, que depende del Ministerio de Salud recién desde 2010. Antes de ello, esa labor estaba en manos de la Corporación del Trasplante, entidad privada sin fines de lucro.
"Ya pasamos el proceso de instalación. Nos demoramos tres o cuatro años en hacer ajustes, y hemos tenido que fortalecer el sistema y hacer que la pesquisa de potenciales donantes de órganos sea algo prioritario al interior de los hospitales", asegura el coordinador nacional.
Además, dice Rojas, "creamos indicadores de seguimiento en los servicios de urgencia y unidades de pacientes críticos, donde sabemos que un porcentaje de las personas puede terminar siendo donante, pero que si no se reconocen a tiempo, el sistema no se activa". Esos indicadores se pusieron entre las metas de gestión de los hospitales y que son parte de la evaluación que se realiza a la dirección del centro asistencial cada año.
La presidenta de la Corporación del Trasplante, Anamaría Arriagada, además, señala que "ha habido un fortalecimiento de las unidades de procuramiento (encargada de pesquisar y dotar de donantes al sistema), especialmente desde el punto de vista de capacitaciones, y también campañas que incentivan".
Las deudas
Arriagada plantea que todavía queda por hacer. Lo primero, a su juicio, "es que la Coordinadora Nacional de Trasplantes sea un organismo autónomo y sus decisiones no dependan de una división del Ministerio de Salud que no tiene poder directo sobre los hospitales".
Asimismo, dice que "no va a ser posible alcanzar los estándares de otros países, como España (con 35 donantes por millón de habitantes, versus los 7 que tiene Chile), si no solucionamos problemas del sistema público de salud, como la falta de especialistas o de camas críticas".
Rojas y Arriagada coinciden, además, que aún resta cumplir el objetivo a largo plazo, que es que más personas acepten donar órganos de sus seres queridos.
Solo así se podrá hacer frente a la lista de espera para trasplante que hoy tiene a 1.900 pacientes, entre ellos, Monserrat Sarmiento, de ocho años, que cumplirá dos años esperando un corazón.
Mejor suerte tuvo Manuel Figueroa (28), quien era prioridad para conseguir un hígado: ayer apareció un donante, cuyo trasplante fue exitoso.
