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Juez usado como escudo por reo relata escape: "Fingí que me tropezaba y me tiré al suelo"

Primeras declaraciones del magistrado de la comuna de San Bernardo, Sergio Henríquez, que se encuentra con licencia médica y aceptó responder algunas dudas del caso.

16 de Febrero de 2017 | 06:04 | Emol
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El magistrado Sergio Henríquez (38 años) reconoce que "nunca", jamás en su vida, había tenido una experiencia siquiera cercana a lo que experimentó en el Centro de Justicia.

Luciano Riquelme, El Mercurio (archivo)
SANTIAGO.- Vestido en tenida informal, con bermudas y polera, el juez Sergio Henríquez Galindo podría pasar por cualquier hombre joven de los tantos que hoy están de vacaciones en Santiago.

El único indicio que da cuenta de la traumática e inédita experiencia en Chile que acaba de vivir son sus rodillas.

Ahí, en ambas, está la marca que le dejó el haber sido usado como escudo humano por un peligroso criminal que el lunes de esta semana se fugó del Juzgado de Garantía de San Bernardo: las lleva vendadas.

Tiene 38 años y reconoce que "nunca", jamás en su vida, había tenido una experiencia siquiera cercana a lo que experimentó a eso del mediodía. Y por mucho que sus ojos no transmitan el miedo que debe haber sentido al enfrentar el riesgo de ser matado en cualquier momento, Sergio Henríquez deja en claro que las profesionales que lo atienden de Uravit, la Unidad Regional de Atención a Víctimas y Testigos, le sugirieron que no hablara del tema porque por el momento no le hace bien revivir el episodio.

Es por ello que el juez, que por primera vez se refiere públicamente al caso con "El Mercurio", solo accede a aclarar un episodio determinante que hasta el momento no se había despejado sobre la secuencia de hechos que se sucedieron ese día.

Ello, a partir del momento en que el reo Leonardo Azagra Valdivia agrediera a su custodio con un cuchillo, le quitara el arma y el cargador, irrumpiera en la sala de audiencia donde se encontraba el magistrado, lo apuntara a la cabeza con una pistola Taurus modelo PT 99, y lo sacara del estrado para llevarlo como rehén en su escape del tribunal.

El condenado, Leonardo Azagra (25), contaba en su largo prontuario —pese a su corta existencia— con el homicidio de una joven a quien intentó abusar y finalmente mató azotándole la cabeza contra una piedra.

Estaba tan resuelto a huir del lugar, que, de acuerdo a las primeras informaciones, arrastró al magistrado por las escaleras, a través de las cuales bajó tres antes de llegar a la calle.

—Hay una duda, juez. ¿En qué momento el reo lo suelta? ¿Lo hace voluntariamente o usted se escapa?
—A la salida de ese tribunal había un peldaño en la puerta, y yo aproveché la oportunidad. Hice como que me tropezaba, me solté y me tiré al suelo.

—¿De guata?
—Bueno, sí. Y ya en el suelo, puse mis manos detrás de la cabeza. Después sentí un disparo.

—¿El reo gatilló la pistola adentro, en el hall, o cuando ya estaba afuera del edificio?
—Yo sentí el disparo cuando él salió.

Afuera, el imputado comenzó a disparar al aire para que los gendarmes no lo persiguieran, y es posible que el juez haya salvado su propia vida cuando se arrojó al suelo.

—Dicen que fueron cuatro disparos los que percutó el delincuente...
—Yo escuché uno. Después, no sé. No recuerdo cómo me paré del suelo, o si alguien me levantó… Estaba…

—En shock, seguramente. ¿Había vivido una experiencia algo similar?, porque usar a un magistrado como escudo no había ocurrido en Chile en la historia reciente…
—Nunca.

—¿Y cómo lo llevaba el delincuente mientras bajaban desde el tercer piso? , porque testigos dicen que lo arrastraba…
—Me llevaba tomado de aquí, responde, indicando la punta de su hombro derecho y tomando la tela que cubría ese hombro.

En su carrera profesional conocía bien el perfil de los delincuentes, pero en ese momento no estaba haciendo un análisis de eso sino que solo tenía claro que en cualquier momento "se le podía salir un tiro. Pero de eso no puedo hablar".