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Columna de opinión | Lagos no supo dónde ponerse...

Dicen que los ex Presidentes son jarrones chinos en un departamento pequeño: valiosos, pero sin espacio para ellos.

10 de Abril de 2017 | 11:29 | Por Benjamín Blanco, Emol
Por Benjamín BlancoCoordinador de Actualidad de Emol.com
Al igual que el fútbol, el análisis político se construye de un sinfín de frases hechas. "La política es sin llorar", es una de ellas y resuena cada vez que una decisión partidista termina liquidando la opción electoral de algún candidato.

Atribuida generalmente al senador de RN Andrés Allamand, fue utilizada por Ricardo Lagos la semana pasada cuando en una entrevista con Emol TV le preguntaron sobre la posibilidad de que el PS decidiera respaldar a Alejandro Guillier en desmedro de su opción presidencial.

Hoy Lagos no lloró, pero bajó su candidatura luego que el consejo general socialista –el partido donde militó por 27 años- determinara apoyar a Guillier por 67 votos contra 36.

Cuando muchos hablan de "humillación", "error histórico del PS" y avizoran el "fin de la Nueva Mayoría", cabe preguntarse por qué Lagos no se quedó conforme con el espació que la historia tenía destinado para él e intentó nuevamente regresar a La Moneda. Al respecto, otra frase hecha: "Los ex presidentes son como los grandes jarrones chinos en departamentos pequeños: Muy valiosos, pero nadie sabe dónde ponerlos", dicen que dijo alguna vez Felipe González, ex jefe de gobierno de España. Lagos no supo dónde ponerse.

Pero no es un mal sólo de Lagos. Nuestros "jarrones chinos" han sido incapaces de lidiar con el fin del poder. Salvo Patricio Aylwin –que secretamente coqueteó con la posibilidad de buscar una reelección incluso reformando la Constitución-, todos los ex presidentes tras el retorno de la democracia han sentido el llamado de volver a La Moneda. A Bachelet le fue bien. A Frei no. ¿Piñera? Todo apunta que lo sabremos en noviembre.

Al "jarrón Lagos" las encuestas no lo acompañaron nunca, los apoyos resultaron forzados, su figura parecía desgastada. De haber sido electo Presidente otra vez, podría haber terminado como el Mandatario con más edad de la historia de Chile: 84 años. ¿Importa? No tanto. Bernie Sanders, casi da la sorpresa en las primarias demócratas en EE.UU. con 75, arrastrando un importante apoyo entre los jóvenes. Pero acá, los jóvenes miraron a Lagos con desdén.

En la vereda opuesta a Lagos estaba Guillier. Un outsider con mejores números en los sondeos, sin trayectoria política, a veces dubitativo, a veces impertinente, pero al final del día una apuesta más sólida si lo que se busca en el PS es mantener el poder. "Se compite en una elección para ganar o porque se tiene una muy buena razón para perder", dice otra frase hecha de la política. El PS, con Lagos, no encontró esa buena razón para perder.

Pero para que la determinación del consejo general haya sido acertada se tienen que dar al menos cuatro variables: que se realicen primarias, que Guillier gane las primarias, que pase a segunda vuelta, que eventualmente gane la elección presidencial. Muchas.

Y los costos pueden ser muy altos.
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