SANTIAGO.- Uno de los nombres que había pasado desapercibido en la planilla parlamentaria de la DC era el de la ex directora del Sename Marcela Labraña, quien renunció al cargo el año pasado tras la muerte de la menor de 11 años Lissette Villa en el hogar Galvarino de Estación Central.
Labraña salió fuertemente cuestionadas por decir que la menor había fallecido de pena tras no recibir la visita de su madre un día antes de morir. A esto se sumó la crisis institucional que se develó en el servicio, y que dejó a su gestión fuertemente cuestionada, incluso por la entonces ministra de Justicia, Javiera Blanco.
Anoche, Labraña decidió bajar su postulación al Congreso luego de ser citada a declarar por el fiscal Marcos Emilfork en calidad de imputada, diligencia que debiera realizarse este martes.
Pero, ¿qué indaga la fiscalía en relación a Labraña? Primero, su responsabilidad en los apremios sufridos por Lisette ya sea por omisión o acción. En la causa, ella está querellada por el abogado de la madre de Lisette, Sebastián Lafaurie, en calidad de encubridora, quien solicitó que declare como imputada.
En este punto cobran especial relevancia las últimas diligencias de la fiscalía, que se han concentrado en reconstruir las primeras horas de la muerte de Lissette, con especial foco en qué hicieron o dejaron de hacer las autoridades políticas en esos primeros días.
En el caso de Labraña, los fiscales han centrado su atención en determinar cuándo se enteró por primera vez de las contenciones físicas que sufrió Lissette el día de su muerte, y cuánto demoraron esos antecedentes en llegar al Ministerio Público.
El mail
En su declaración ante los fiscales, a la ex ministra Blanco se le mostró un documento que para los persecutores es clave. Se trata de un correo fechado el 13 de abril (Lissette había fallecido el 11) donde se pide "Información Urgente" sobre la "contención" realizada a la menor. El mail dice: "Estimados, los he estado llamando porque estoy haciendo la minuta que la directora presentará a los diputados que están pidiendo reunión por la niña de Galvarino. Para ser precisos lo que necesito es lo siguente: ¿En qué consistió el proceso de contención que realizaron las funcionarias del centro (detallar acciones, tiempos, reacciones de la niña). ¿Quiénes fueron específicamente quienes administraron este proceso de contención? (incluir experiencia y/o formación profesional)".
El mail lo envió Tamara López, jefa de la Unidad de Estudios del Sename, a José Miguel Canales, jefe del Departamento de Protección de Derechos; Camila Avilés, asesora de Labraña; y a Catalina Huidobro, jefa de Comunicaciones del Sename, a las 13:15 hrs de ese día.
Minutos después, a las 14:02, Huidobro lo reenvió a la directora del centro Galvarino donde murió Lissette, Mónica Monje. La respuesta llegó una hora y media más tarde, a las 15:47 hrs, cuando Monje escribió: "La niña al momento de su descompensación, se tira al suelo, se golpea la cabeza (y agrede a educadoras de trato directo) y sangra por la boca (ya que se habría encontrado boca abajo), se orina con la intención de no ser tomada por educadoras. Se tapa la boca y hace presión hacia abajo, en ese momento se desvanece, según se informa en libro de novedades".
Luego agrega: "Explicar que la niña, en el momento del abordaje, habría sido intervenida por 4 educadoras de trato directo y piden apoyo a coordinadora de turno y auxiliar de enfermería. Buscan camilla en Unidad de Salud ya que aluden se encontraba 'cianótica'". Monje identificó, además, a seis funcionarias como quienes habría administrado un "proceso de contención" a la niña.
Este mail es especialmente relevante debido al relato que hace de la muerte de Lissette, señalando que ella misma se tapó la boca y luego se desvaneció, sin mencionar en ningún momento que una de las cuidadoras (de más de 90 kilos) se subió sobre ella provocando que vomitara y se asfixiara, según lo imputado por el fiscal Emilfork.
El otro punto del correo es que ya en el segundo día tras la muerte de la niña, es decir el 13 de abril, en el Sename ya se sabía de la existencia de estas "contenciones" físicas. Por eso le mostraron los mails a Blanco, quien respondió que nunca tuvo "acceso a esa información".
En el caso de Labraña, quien dijo en su primera declaración a la prensa que Lissette había muerto de pena, ante los fiscales señaló que sólo días después de la muerte de la menor -sin precisar fecha- supo que unas niñas del hogar habían "visto el momento del fallecimiento de Lissette y que su muerte no era cómo había contado Mónica Monje en su correo, cuando se le preguntó respecto de lo que había ocurrido. Se me dijo que las niñas decían que una educadora se había sentado encima de Lissette. Yo pedí que esa información se incorporara en el sumario que se había iniciado y me dijeron que ya se había hecho. Yo no vi el relato del que se me dio cuenta".
Agregó que "el hecho me pareció grave, porque la información era distinta de la que nos habían enviado desde el centro". Labraña no aclaró por qué no remitió ese relato a la fiscalía.
La testigo clave
El otro antecedente que consta en la carpeta de los fiscales es la fecha exacta en que el Sename recibió el testimonio al que alude Labraña en su declaración.
Se trata del relato de las contenciones que sufrió Lissette de parte de una menor del centro Galvarino, quien vio desde un rincón cómo las dos cuidadoras manipularon y se subieron sobre la niña la noche del 11 de abril de 2016.
Ese testimonio se recibió de forma reservada el 20 de abril del mismo año, cuando un sicólogo entrevistó a la menor de inicial M. en el hogar de Estación Central. Su relato fue clave para descubrir las agresiones que sufrió Lisette el día de su muerte, y que permitieron a los fiscales realizar las formalizaciones de enero pasado en contra de sus cuidadoras por los apremios que llevaron a su muerte.
Sin embargo, el testimonio de M. sólo llegó al Ministerio Público el 26 de abril, cuatro días después de que Labraña renunciara al cargo. Fue el director que la subrogó, Hugo Herrera, el que aportó estos antecedentes.
Ella había renunciado el 22 de abril y hasta ese día, no remitió el testimonio de la testigo clave a la Fiscalía.
¿Por qué se demoró tanto en llegar la declaración de M. a la fiscalía si se trataba de un antecedente tan relevante? ¿Labraña supo de estas contenciones antes de renunciar? Si su equipo el 13 de abril enviaba mails pidiendo detalles de la "contención", ¿esa información llegó a sus oídos?
Las anteriores dudas y sus gestiones son parte de la denominada arista política del caso Sename, que también incluye a la ex ministra Javiera Blanco y al ex director del Servicio Médico Legal Patricio Bustos. Este último también deberá declarar como imputado en la causa por haberse reunido con Blanco al día siguiente de la muerte de Lisette, y haber llevado al encuentro parte de la carpeta de autopsia de la menor.
Labraña deberá aclarar qué supo de este encuentro donde se indaga el delito de violación de secreto. Desde hace semanas, los fiscales han solicitado mails, revisado conversaciones de WhatsApp y las agendas de los gabinetes de Labraña y Blanco.