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Felipe Berríos y el Chile que espera a Francisco: "Es una sociedad mucho más crítica que la que le tocó a Juan Pablo II"

El sacerdote jesuita se refirió a varios aspectos que han marcado la visita de Jorge Bergoglio, entre ellas, la polémica designación de Juan Barros como obispo de Osorno.

05 de Enero de 2018 | 14:58 | Emol
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Héctor Aravena, El Mercurio
SANTIAGO.- En sólo diez días el máximo representante de la Iglesia católica, el Papa Francisco, llegará a Chile para dar inicio a la segunda visita que un Pontífice hace al país.

No cabe duda que la llegada de Jorge Bergoglio este mes hace inevitable la comparación del evento que recibió en 1987 al Papa Juan Pablo II, en un momento complejo para el país. Al tratarse de los últimos años de la dictadura de Augusto Pinochet, muchos vieron la gira de Karol Wojtyla como una visita política.

En entrevista con el medio español El País, el sacerdote jesuita Felipe Berríos coincide con que "la de 1987 fue una visita política, pero también pastoral: apoyar a la Iglesia a la que ciertos sectores conservadores de la misma Iglesia, ligados a la dictadura, intentaban desacreditar".

Al contrario, la visita del Papa Francisco aún tiene ciertas interrogantes para el religioso y asegura que le habría gustado que la organización consultara a la ciudadanía qué temas debería tratar el Pontífice en su paso por el país. "Veo que el grupo que organiza es muy cerrado y que tiene al Papa demasiado protegido", afirmó.

¿Estado tirano?


Para Berríos, el Papa llega a un Chile más democrático y con personas más informadas gracias a la tecnología. "Es una sociedad mucho más crítica que la que le tocó ver a Juan Pablo II y que 'in crescendo' ha dado pasos firmes", aseguró.

En ese sentido, se refirió a las declaraciones que emitió hace dos días el sacerdote Raúl Hasbún, que calificó como un "Estado tirano" al país que recibirá Francisco por, entre otras razones, "traicionar la democracia" al haber aprobado la despenalización del aborto en tres causales. "Hasbún está corrido en el tiempo: eso lo debería haber dicho en dictadura", sentenció.

Respecto a su visión de la actual Iglesia chilena, dijo que ésta "está muy alejada de la gente, tremendamente cuestionada y con una jerarquía que no llega a los fieles" y comparó la situación actual con la respetada Iglesia chilena, tanto en Latinoamérica como en Europa, que le tocó ver a Bergoglio cuando era obispo en Buenos Aires.

Para Berríos, esto tiene su raíz en la explosión de los casos de abuso sexual, su encubrimiento por la Iglesia y la falta de adaptación de ésta a los cambios de la sociedad. Asimismo, apuntó al mal desempeño del nuncio Angelo Sodano.

"No sólo en Chile, sino en Latinoamérica, Sodano fue eligiendo obispos que, más que jefes de las iglesias locales, fueran portavoces de lo que dijera la línea oficial de Roma. En Chile quedamos con un obispado con poca densidad: buenas personas, pero con poca visión de los cambios que vive la sociedad chilena, que utiliza un lenguaje que llega poco a la ciudadanía y que mira con sospecha todo lo nuevo. Sodano formó una Iglesia basada en el miedo", sostuvo.

Matrimonio igualitario y obispo de Osorno


Lo anterior se puede representar con el debate en torno al matrimonio igualitario y la adopción homoparental. "Yo soy un sacerdote católico, pero la Iglesia en Chile está separada del Estado desde 1925, gracias a Dios", manifestó Berríos.

"En ese sentido, no veo que haya dificultad en que se legisle a favor del matrimonio igualitario. En cuanto a la adopción, los menores pueden tener bienestar con una pareja de padres heterosexual, una madre soltera, un viudo o una pareja homosexual", expresó el sacerdote jesuita.

Berríos también fue consultado respecto a la polémica designación de Juan Barros como obispo de Osorno por su supuesto encubrimiento de los abusos sexuales cometidos por Fernando Karadima y la frase que emitió el mismo Pontífice respecto a los reclamos de los ciudadanos: "Osorno sufre por tonta".

"Barros por muchos años fue secretario cercano de Karadima, que no solo era un abusador, sino que estaba ligado a la dictadura, al poder dentro de la Iglesia, al clasismo. Por lo tanto, Barros no puede decir que nunca supo nada de lo que pasaba, no es creíble", sentenció.

Afirmó que "no sé si el Papa logra comprender bien este asunto: no es un asunto de contumacia de la ciudad de Osorno. La gente no es tonta ni está engañada (...) Yo creo que Francisco debería hacer un gesto, porque es un asunto que ha dividido y golpeado a la sociedad chilena".
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