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Identidad, ética y violencia: Las reflexiones del fallecido psiquiatra Ricardo Capponi sobre la crisis social

El también psicoanalista y escritor fue encontrado muerto en la habitación de su hotel en Barcelona. En los últimos meses abordó desde diversos frentes la situación del país.

14 de Enero de 2020 | 13:58 | Por Francisca Martens Riumalló, Emol
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El psiquiatra Ricardo Capponi.

La Segunda
SANTIAGO.- "En una crisis de identidad producto del choque generacional". Eso fue lo que respondió el recién fallecido Ricardo Capponi el pasado 27 de octubre cuando le preguntaron "¿cómo está Chile si fuera paciente?". Este lunes, se dio a conocer que el psiquiatra, psicoanalista y escritor chileno había muerto en España, país en el que se encontraba presentando su último libro, "Felicidad sólida".

Capponi era miembro del Consejo Asesor del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (CLAPES-UC) y a cinco días de que comenzara el estallido social en el país, fue invitado, junto a otros tres intelectuales a La Moneda para abordar y analizar la crisis política y social que se estaba viviendo.

La ministra del Trabajo, María José Zaldívar, reaccionó a la noticia y vía Twitter aseguró que estaba "muy apenada por la sorpresiva partida de Ricardo Capponi". "Ricardo tuvo la generosidad de aceptar nuestra invitación de sumarse a la mesa técnica y ayudar a mejorar la vida de nuestros trabajadores. Mis condolencias a sus familiares y amigos", sostuvo.

En el marco de la crisis social que vive el país, Capponi fue entrevistado en diversas ocasiones para entregar su visión al respecto y además escribió columnas dando su opinión. Emol recopiló las dos entrevistas que el psiquiatra dio a El Mercurio y sus tres columnas.

"La idea es mostrar que la sociedad quiere destruir el modelo"

El 20 de octubre, a solo dos días de que comenzara el estallido social, Capponi señaló que "esto nace, en principio, como una fuerza social de los adolescentes".

"Mi impresión es que el nivel de malestar, si bien es significativo en la población, no alcanza los niveles que se requieren para que esto se perpetúe en una sociedad como la que vivimos en la década del 70"

Ricardo Capponi en entrevista con El Mercurio
"Es un grupo que con mucha facilidad se entusiasma desde la agresión y la omnipotencia, propias de la adolescencia, y hay organizaciones políticas que lo han conducido para la obtención de sus fines, que es el rechazo al modelo. La idea es mostrar que la sociedad quiere destruirlo", agregó.

Acerca de la violencia y su posible expansión y alargue, Capponi sostuvo que "mi impresión es que el nivel de malestar, si bien es significativo en la población, no alcanza los niveles que se requieren para que esto se perpetúe en una sociedad como la que vivimos en la década del 70".

"Para que esto se expanda, se requiere un estado mental en la sociedad que se describe como paranoiogénico, en el que las carencias son graves en distintos ámbitos y extremos, y no estamos en esa situación", añadió.

"Un padre proveedor que no ha cumplido con su promesa"

"En una crisis de identidad producto del choque generacional. Los adolescentes exigen cambios rupturistas desde una mirada omnipotente y simplificadora de la realidad, y los adultos se dividen entre los que no les hacen caso y los que se hacen amigotes y les rinden pleitesía", respondió Capponi cuando le preguntaron cómo evaluaría al país si este fuera su paciente.

- ¿Qué medicamento recetaría?, le preguntó el periodista

- "A los adolescentes, 'tolerancia a la frustración y paciencia', una gragea al día. A los adultos sordos, 'capacidad de escucha a la demanda de los jóvenes', una tableta al día, y a los amigotes, 'realismo', una cápsula cada 8 horas", sentenció.

Respecto a por qué nadie supo ver los síntomas de la crisis dijo que se debía a que "el ser humano es un animal de autoengaño" que "no puede ver sus propias trampas". Y acorde al rol del Presidente Sebastián Piñera señaló que este es como "un padre proveedor que no ha cumplido con su promesa".

"La violencia parece ser justificada"

En una columna escrita el 29 de noviembre, el psiquiatra trató la violencia y su justificación en medio de la crisis. "La agresión forma parte de las relaciones íntimas, los reclamos, protestas airadas, gritos, discusiones y hasta insultos, pueden formar parte de estos arrebatos. Pero hay una frontera que no se puede traspasar: el golpe", señaló.

"En un país en el que no se justifican ni una revolución ni una guerra, considerar la violencia como fuente de cambio es una perversión"

Ricardo Capponi
"Lo curioso es que todos estamos de acuerdo en no traspasar ese límite, pero en los conflictos sociales existe un porcentaje significativo de nuestra sociedad que piensa distinto. La violencia parece ser justificada", agregó.

Así, explicó, el problema comienza con la existencia de una excepción del uso de esta: "situaciones límite, para defender la propia integridad".

Ante esas situaciones se puede generar un "malentendido". "Pienso que la sociedad es violenta conmigo, y por lo tanto tengo derecho a aplicar la violencia de vuelta, (...) En un país en el que no se justifican ni una revolución ni una guerra, considerar la violencia como fuente de cambio es una perversión", agregó.

"Entre la ingenuidad y la perversión podemos deslizarnos por el tobogán de la anarquía y los extremismos, antesalas de la autodestrucción. Y ahí no habrá espacio para la justicia, la paz o para un Chile mejor", concluyó.

"Más que corrupción, es falta de ética"

El pasado 20 de diciembre y acorde a la agenda "antiabusos", el escritor chileno escribió una columna en la cual comentó que "más que corrupción, es falta de ética".

Según escribió Capponi, está bien hacer algo respecto a los abusos que se sufren en el país debido a que existen casos de corrupción, pero advirtió que "en términos relativos no somos un país corrupto".

"Centrarse en la corrupción y denunciarla de manera generalizada puede ser una forma de evadir el problema que realmente nos aqueja. Sindicar a los políticos, empresarios, fuerzas armadas y de orden, obispos y jueces, de ser una manga de abusadores corruptos, conduce a que estos no se sientan identificados con estas acusaciones, porque efectivamente la mayor parte de ellos no lo son. Como esta acusación no les llega, se consideran moralmente intachables, y no se hacen cargo de su verdadera inmoralidad: su falta de ética. Y es precisamente esta carencia la que está destruyendo nuestro país", afirmó.

"Esta crisis, sus causas y consecuencias, no ponen a prueba la incorruptibilidad de nuestros líderes, sino su nivel ético, su generosidad y la valentía con que asumen los riesgos inherentes a su cargo. Esta vez no para obtener ganancias personales, sino para construir un futuro mejor para Chile y su gente", subrayó.

La angustia y la rabia

Hace solo cuatro días, el 10 de enero, Capponi escribió una columna titulada "¿Por qué la movilización social no tiene liderazgo?", en donde analizó el papel que cumplen la angustia y la rabia en estos procesos.

Así, el psiquiatra explicó que las movilizaciones sociales tienen un "componente emocional que las dinamiza" y que los más relevantes son la angustia y la rabia.

"Cuando es solo la rabia la que se acumula a través del tiempo -fenómeno frecuente en las sociedades con ingresos per cápita sobre los 20 mil dólares anuales-, esta se transforma en ira, resentimiento, odio y envidia. Es lo que estamos presenciando hoy en Chile"

Ricardo Capponi
"Juntas -rabia y angustia- conducen a una actitud de lucha organizada, con líderes visibles y objetivos claros para obtener una salida. Fue lo que nos tocó ver durante la Unidad Popular. Era una contienda entre líderes, con sus propios programas e ideologías", sostuvo.

"Pero cuando es solo la rabia la que se acumula a través del tiempo -fenómeno frecuente en las sociedades con ingresos per cápita sobre los 20 mil dólares anuales-, esta se transforma en ira, resentimiento, odio y envidia. Es lo que estamos presenciando hoy en Chile", reveló.

Respecto a la aparición de líderes, Capponi apuntó que "cuando el malestar proviene solo de la frustración y de la humillación, la masa no pide ayuda, sino que solo reclama, se descarga y golpea. El grupo no está preocupado del sentido de su lucha, sino que se solaza en el placer de destruir al supuesto culpable de todas sus desgracias".

"Y cuando se espera que los líderes aparezcan, estos prefieren hacerse a un lado porque saben lo impopular que resulta para la mayoría este proceso demoledor. Más bien, algunos líderes progresistas movidos desde el narcisismo, forman parte de la violencia, con el agravante de no reconocerla. Se coluden 'sotto voce' con ella, porque, sin importar los medios -con una falta de ética vergonzosa-, la usan para obtener el poder que no han podido conseguir por otras vías. Aparentan estar por la democracia, que en esencia es la capacidad de llegar a acuerdos, pero a la hora de sentarse a la mesa no hay liderazgo con quien transar", detalló.

"Así, la contraparte violenta no tiene líderes. Es solo un espectro que se moviliza apoyado por fuerzas que se esconden, arrasan y se retiran. Entre estos progresistas que se coluden, los hay de dos tipos. Los maquiavélicos que acabo de describir, conscientes de su manipulación, y los que creen ingenuamente que la violencia es la única vía para resolver las injusticias que arrastra el sistema, pero que tampoco están dispuestos a dar la cara. En definitiva, no hay liderazgo por la deshonestidad, cobardía y cinismo a que empuja la agresión desatada en políticos de baja estatura ética", concluyó.
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