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Idiomas, banderas y homenajes: El simbolismo en la primera sesión de la Convención Constitucional

Hubo momentos en los que las veredas opuestas del organismo se encontraron: cuando unos cantaban el himno nacional, otros pedían liberar a los detenidos del estallido y mientras se desarrollaba un minuto de silencio por los mapuche "caídos en los últimos 500 años", hubo quienes levantaron carteles recordando a víctimas de violencia rural en La Araucanía.

05 de Julio de 2021 | 08:00 | Por Consuelo Ferrer, Emol
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Tiare Aguilera llevó símbolos Rapa Nui, Alfredo Moreno llegó con vestimenta huasa y Jorge Baradit trajo el lápiz y la pluma de Salvador Allende.

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"Este sueño es un sueño de nuestros antepasados. Este sueño se hace hace realidad: es posible —hermanas y hermanos, compañeras y compañeros— refundar este Chile", dijo Elisa Loncon al momento de aceptar la presidencia de la Convención Constitucional este domingo, luego de recibir más del 60% del respaldo de la asamblea.

Sus palabras podían escucharse en cuatro idiomas: en Valdivia, Sofía Wenchumilla hacía traducción simultánea al mapudungún; desde Arica, interpretaba al aymara Gladys Vásquez; en Isla de Pascua estaba Jackeline Rapu hablando en rapa nui y en Calama hacía lo propio al quechua Magda Cabrera.

Más tarde, fue también Loncon la encargada de pedir, junto al vicepresidente Jaime Bassa, un minuto de silencio un por una amplia diversidad de causas: los integrantes de las primeras naciones "caídos en los últimos 500 años", las víctimas de la dictadura, las del estallido social y también las mujeres asesinadas como víctimas de femicidio.
Mientras eso pasaba, los representantes de Chile Vamos levantaron carteles con las caras de personas que han sido víctimas de violencia en La Araucanía, como por ejemplo Vivianne Mackay, que murió en un incendio junto a su esposo Werner Luchsinger en 2013 en Vilcún.

La carga simbólica estuvo presente desde el principio, cuando los constituyentes dibujaron diferentes caminos para llegar al ex Congreso. Loncon y el resto de los convencionales mapuche se reunieron en el cerro que bautizaron Huelén antes de que los españoles llamaran Santa Lucía e hicieron una ceremonia para encaminarse a la tarea de escribir la nueva Convención.

Desde el cerro bajaron llevando todos sus símbolos, al compás de las trutrucas y cultrunes que los acompañaban. En su manos llevaban ramas de canelo, el árbol sagrado para su pueblo, y avanzaban con ellos decenas de banderas azules con una estrella blanca al medio: el símbolo mapuche por excelencia desde la época en que los pintores les retrataban en sus cuadros.

"Más de 500 años y seguimos en pie", decía un cartel que avanzaba junto a los constituyentes y quienes les acompañaban. En su camino a la sede de la primera sesión, hicieron una parada frente al monumento de los pueblos indígenas que hizo Enrique Villalobos a comienzos de los '90 y que está instalado en la Plaza de Armas.

En el mismo espacio pero muchas horas antes, el constituyente quechua Wilfredo Bacian y su par Thelma Ramos —que no entró a la Convención pero lo acompañó en los ritos como dicta la cosmovisión de su pueblo— hicieron su propia ceremonia. En ella se comprometieron a defender el agua y la tierra.

Y es que una de las características de la jornada fue lo que vino antes de que cada convencional llegara al ex Congreso. Mientras los pueblos originarios hicieron sus ceremonias y rogativas, el resto de representantes buscaron también una manera de llegar a la Convención que tuviera un significado.

Para la Lista del Pueblo, el lugar de reunión fue la Plaza Italia, un punto que iba de la mano con su identidad: la lista surgió de las manifestaciones que tuvieron lugar durante el estallido. Acompañados de cientos de personas que llegaron hasta la explanada de Baquedano, los convencionales atravesaron Santiago Centro para asumir sus cargos.

"La gente que está aquí es la que tiene que estar deliberando después", dijo Dayana González mientras avanzaba por la Alameda. "Dijimos que esto era con los pueblos y con las organizaciones sociales. Es importante que toda esta gente haga presión para que adentro sepamos que no estamos solos, que hay muchos ojos mirando", agregó.

Entre sus filas venía Giovanna Grandón, aunque no se podía ver su cara: la transportista escolar que se hizo conocida por acudir a las protestas disfrazada de Pikachu avanzaba dentro de su traje, del cual se desprendió al llegar al perímetro del ex Congreso. A la Convención, dijo, llegó por ser "la tía Pikachu", pero entraría a ella como Giovanna Grandón.

Desde La Moneda, y más específicamente desde la estatua de Salvador Allende, llegaron a pie los convencionales del Partido Socialista y los independientes que recibieron un cupo en su lista. Uno de ellos, el escritor Jorge Baradit, traía consigo la pluma y el lápiz del ex Presidente socialista, el cual le fue prestado por los nietos de Allende para que los llevara a la Convención.

Uno de sus militantes, Tomás Laibe, llevaba en la cara una mascarilla con el diseño de la bandera de la diversidad. El constituyente es uno de los siete representantes que se identifica como parte de este colectivo, al cual prometió representar.

También llegaron en caravana los elegidos por el Frente Amplio, quienes se reunieron antes en Barrio Yungay. Su entrada se dio simultánea a la de un grupo de mujeres que se reconocieron con un lienzo como "Feministas a la constituyente", aunque eran muchas más, además de ellas, las que portaban pañuelos verdes o morados en apoyo a esta causa.

Una de ellas fue Manuela Royo, integrante de Modatima, que llegó acompañada de su hija Alma. La pequeña venía vestida con un traje tradicional mapuche, debido a que nació y ha sido criada en una comunidad en La Araucanía. La niña entró a la ceremonia con su madre, quien incluso le permitía depositar su voto en la urna cuando le correspondía sufragar.

También llegó con sus símbolos Tiare Aguilera, convencional por Rapa Nui. Usando una corona de plumas llamada hei huru huru y la bandera, llamada Te Reva Reimiro, que tiene estampada una característica forma de media luna con una cabeza antropomorfa en cada extremo. "Fue un desafío salir de Rapa Nui porque el aeropuerto está cerrado", contó Aguilera. "Estoy orgullosa de poder representar a mi pueblo".

Hubo más símbolos: Alfredo Moreno llegó a representar al Distrito 17, del Maule, vestido con tenida de huaso. Arturo Zúñiga, por su parte, lo hizo con una bandera chilena cruzada en su espalda. Yarela Gómez trajo la bandera de Aysén y Rodrigo Álvarez la de Magallanes. Carolina Videla, por su parte, llevó desde el Distrito 1 al ex Congreso la bandera que le entregaron integrantes del pueblo tribal afrodescendiente, para quienes se discutió sin éxito un escaño reservado en la Convención.

Pese a la vocación de unidad que demostraron los convencionales, la primera reunión tuvo que superar grandes tensiones, sobre todo antes de que aceptaran oficialmente sus cargos. Quizás la imagen más evidente fue la de lo que ocurrió cuando comenzaron a sonar los acordes del himno nacional: mientras unos constituyentes entonaban la canción nacional, muchos otros gritaban "liberar, liberar a los presos por luchar".

Tras asegurar que fuera del perímetro del ex Congreso se estaba generando represión policial contra manifestantes, un grupo importante de representantes salió del recinto y la sesión fue puesta en pausa. La ceremonia se retomó cerca de dos horas más tarde, luego de un periodo en que se temió que la Convención no pudiera instalarse ese domingo. Finalmente el primer ladrillo para una Carta Magna fue puesto y el trabajo de los constituyentes seguirá esta semana hasta el jueves.
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