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Mesa de la Convención se enfrenta a uno de sus últimos exámenes: pleno decidirá su continuidad este martes

La presidenta María Elisa Quinteros, el vicepresidente Gaspar Domínguez, y los siete vicepresidentes adjuntos, deberán someterse a votación en una sesión en el Salón de Honor del Senado.

21 de Marzo de 2022 | 08:03 | Por Cecilia Román, Emol.
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Este martes, la Convención deberá votar la ratificación de la mesa directiva.

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Si este martes logran el apoyo de al menos 78 convencionales, los integrantes de la mesa directiva de la Convención Constitucional que preside María Elisa Quinteros serán ratificados en sus puestos y conducirán el proceso hasta el final. El reglamento contempla que la presidenta, el vicepresidente y los siete vicepresidentes adjuntos estarán en sus cargos hasta el término del trabajo de la Convención, en abril.

No obstante, dado que este mismo martes se prorrogará este plazo por tres meses más -según lo permite la actual Constitución-, las reglas exigen que la mesa sea respaldada por la mayoría absoluta de los miembros en ejercicio del órgano para continuar a la cabeza.

"La primera mesa tuvo el gran desafío de parar la institucionalidad para poder trabajar, y esta segunda mesa ha tenido el importante desafío de utilizar esta institucionalidad para que esto siga funcionando. Por el momento hemos cumplido los plazos, hemos salido adelante, pero la decisión y la definición recae en el soberano que es el hemiciclo y no nosotros", dijo el vicepresidente Gaspar Domínguez.

"Yo también voy a votar a favor de la ratificación y marcaré verde en la teclera, pero soy uno de 154 votos", aseguró.

Es poco probable que no lo logren: si no los ratifican procederá una nueva elección, y la difícil experiencia de las más de 15 horas que demoró la afirmativa a Quinteros y Domínguez entre el 4 y 5 de enero dejó a los colectivos desgastados y sin ganas de incursionar en otro evento como ese, según comentan en distintos sectores. Además, "¿a quién pondríamos?", pregunta un convencional del Colectivo Socialista, quien remarca que a su juicio no hay liderazgos visibles y que, los que existen, están "atomizados".

"Esta mesa ha demostrado ser ejecutiva, que está enfocada en realizar un trabajo conjunto más que el mero simbolismo o en apariciones o recibir toda clase de distinciones personales. Es eso lo que tiene que hacer una mesa frente a un proceso muy exigente como el que tenemos. Es una mesa que ha privilegiado el interés general de la CC sobre pequeños intereses personales", comentó Mauricio Daza (INN), quien votará por la ratificación.

"Más cercana"


Pero adicionalmente, en la mayoría de los sectores reconocen que la mesa de Quinteros no ha polemizado, no ha sido "tan confrontacional", y no ha generado las tensiones que se habían producido durante la gestión de Elisa Loncon y Jaime Bassa. Hasta la relación con el Ejecutivo, en las últimas semanas del mandato de Sebastián Piñera, fue más armónica.

Pero aquello también es cuestionado como la ausencia de un "tono" de la mesa, necesario para encabezar el proceso, a juicio de los más críticos de la izquierda. También ha faltado, según dicen otros, una intención más clara de lograr "grandes acuerdos".

"Para la actual mesa, el desafío es más bien político: lograr acuerdos y que este proceso termine y termine bien. Creo que lo segundo va por camino razonable (...) pero desde el punto de vista político hay una gran falencia: en esta fase final de la Convención, la mesa debería tomar ese punto como algo central. Cómo lograr acuerdos políticos que logren una gran mayoría y no solo juntar 103 votos", comenta Cristián Monckeberg (RN).

Asimismo, a la dupla principal de la testera se les cuestiona no tener formación jurídica, lo mismo que generó reticencia entre los distintos colectivos la noche de la elección, en enero. Pese a eso, los ánimos por cambiar a los conductores de la Convención son bien bajos o casi inexistentes en prácticamente todos los sectores, pues argumentan que en general "lo han hecho bien".

"Lo dijo Gaspar Domínguez el día que asumió, que ellos se iban a bajar del Olimpo. Creo que esa frase ha marcado la diferencia de la mesa anterior con esta mesa. Si bien hay falencias en lo técnico y en lo jurídico, porque Bassa daba ese soporte jurídico en la mesa anterior, ellos han llevado una dirección más armónica, más cercana y escuchando a todos los sectores, y eso se echaba de menos", responde Ruth Hurtado (Chile Libre).

"Claramente se ha logrado dar una continuidad en la gobernabilidad de este órgano. La cohesión que ha tenido, la forma de trabajo interno de poder manejar políticamente el espacio también ha sido favorable, impecable el ánimo de diálogo, de respeto, de propiciar un espíritu democrático en la toma de decisiones. También es algo que valoramos muchísimo y dialogamos constantemente con nuestra presidenta", suma Elisa Giustinianovich (MSC).

Las claves de la gestión


En estos meses, la actual directiva tuvo un perfil mucho más bajo y centró sus esfuerzos en tres ejes fundamentales para el proceso: el cumplimiento del cronograma, la consulta indígena y el diseño de las comunicaciones.

En ese sentido, uno de los primeros movimientos en la gestión de Quinteros y Domínguez fue convocar en febrero a una reunión con los colectivos para sensibilizarlos sobre el escaso tiempo que resta y lo ajustado del cronograma. Allí, ante la temible cifra de mil iniciativas de norma ingresadas, llamaron a priorizar las que generaran grandes consensos en el seno de la Convención. No obstante, el llamado no tuvo el efecto esperado y luego afirmaron que todas las normas ingresadas tenían que ser tramitadas.

Entre los pequeños ajustes que hizo la mesa con el fin de agilizar el proceso y cumplir con el cronograma está el eliminar la extensa lectura de las propuestas que eran distribuidas a las comisiones; y establecer un protocolo de votación que permite que la discusión en particular y en general de un informe se haga el mismo día, en un máximo de 8 horas.

"Creo que la mesa actual lo ha hecho bien. Le ha tocado dirigir un periodo de discusión, aprobación y rechazo de normas que por definición es un periodo complejo, con tiempos acotados, con una administración del cronograma que implica revisión permanente. En lo personal pienso que debiese ser ratificada", complementó Marcos Barraza (PC).

La consulta indígena y las comunicaciones


La consulta indígena, en tanto, fue uno de los puntos en que la presidenta Quinteros se involucró más. El proceso efectivamente inició y concluyó, pero las cifras preliminares entregadas por la Secretaría de Participación Indígena indican que habrían participado poco más de 7.000 personas.

La Secretaría de Comunicaciones también sufrió cambios durante la gestión de la mesa. Apenas un par de semanas después de asumir, la periodista y encargada de Comunicaciones Lorena Penjean renunció asegurando que la presidenta Quinteros no tenía intenciones de desplegar la estrategia comunicacional que, a su juicio, correspondía.

La presidenta valoró el trabajo de Penjean -aunque dijo que era "injusto" responsabilizarla a ella y a los convencionales- y el tema se zanjó allí. La periodista de la Cámara de Diputados, Margarita Cereceda, se hizo cargo del rol de Penjean, y contrataron a Nicolás Fernández, director ejecutivo de la Fundación Encuentros del Futuro, para dedicarse al área estratégica de las comunicaciones.

En todo ese trajín también hubo varios cambios: mientras que los puntos de prensa de la mesa dirigida por Elisa Loncon eran esporádicos, la testera actual intentó instalar conferencias diarias, aunque desde la llegada de Fernández han disminuido su periodicidad. Entre los nuevos ajustes que vienen en este sentido está un nuevo formato de puntos de prensa, que sería inicialmente los lunes y cuenta con el respaldo de Anatel, por lo que los canales de televisión asociados deberían transmitirlo.

Entre sus desafíos, además, estuvo el cierre del ciclo con el ex convencional Rodrigo Rojas Vade. A la mesa que presidió Elisa Loncon se le criticó que, cuando se destapó el escándalo en el que se develó que no padecía ninguna enfermedad, emitieron unas primeras declaraciones muy tibias.

En ese sentido, la testera actual actuó con rapidez: el mismo día que Rojas Vade publicó en sus redes sociales que, de no existir un mecanismo de renuncia, volvería a trabajar en la Convención, Quinteros informó públicamente los detalles del correo que había llegado a su nombre; todos en la mesa condenaron tajantemente su regreso; y tanto la presidenta como Gaspar Domínguez hablaron con él, por teléfono o por mensaje de texto, para convencerlo de que no regresara.

De hecho, toda esa movida mediática fue lo que, según creen en la misma mesa, impidió que el convencional volviera a sus funciones.
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