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"Las causas de la crisis no se han resuelto" y "es urgente recuperar la razón": Siete reflexiones a tres años del 18-O

Una nueva conmemoración del estallido social se vive este martes, fecha que remeció el panorama político, dio paso a un debate constitucional que aún no culmina y desató masivas movilizaciones.

18 de Octubre de 2022 | 18:05 | Por Ignacia Munita C., Emol
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El Mercurio
A tres años desde el denominado estallido social del 18 de octubre de 2019, diversas son las interpretaciones que existen en torno a esa fecha que remeció el panorama político, dio paso a un debate constitucional que aún no culmina y desató masivas movilizaciones.

Algunos sostienen que el 18-O fue la expresión social de una ciudadanía cansada de abusos, que despertó y comenzó a reclamar el derecho a una vida más digna. Otros, en cambio, lo ven como una secuencia de hechos de violencia sin precedentes -como saqueos e incendios- y el interés ciudadano por retornar a la normalidad tras el triunfo del Rechazo el 4 de septiembre recién pasado.

Bajo esa óptica, diversas personalidades desgranaron lo ocurrido hace tres años y las lecciones que dejó el proceso post estallido, como la idea de que la salida de la crisis pasaba por la redacción de un nuevo texto constitucional, o que relativizar la violencia en cualquiera de sus formas ha probado ser un camino peligroso, mientras la sociedad sigue aspirando a una agenda de cambio sociales.

Es así como los analistas concuerdan en que la política es la que ahora debe hacerse cargo del nuevo escenario, tomando en cuenta las enseñanzas que ha dejado este largo periodo, cuya conmemoración por primera vez se realiza bajo la administración del Presidente Gabriel Boric.

Reflexión de personalidades
Pasamos de 'no lo vimos venir a aquí no ha pasado nada' y eso es peligrosísimo, es jugar con fuego, porque las causas de la crisis social no se han resuelto. No significa que las cosas aparecen o reaparecen con exactamente la misma fisonomía, pueden tener otra forma. Estas cosas buscan muchos cauces.

Además, esos cauces no responden a mandos conspirativos, que es lo que nunca entendió Chadwick, porque lo leía en clave de movilizaciones de los años 80, donde estaba el MIR, el Frente Patriótico, el Movimiento Lautaro. Había cierta forma de buscar cómo descabezarlos; esto no tiene forma de descabezarlo. Lo peor que puedes hacer es perseguir una cabeza que no existe. Vas a estar todo el rato dando bote y eso es lo que nunca entendió Piñera. (El Mostrador)
Carlos Ruiz, sociólogo y académico de la Universidad de Chile.
No dudo de la buena fe de aquellos que inicialmente creyeron en el espejismo de una posibilidad de cambio social, con ocasión de la asonada de octubre de 2019, planificada desde las sombras. Pero la codicia y avidez 'por más y mejor mercado' demostró ser más poderosa, a través de la acción tanto de vándalos y saqueadores como de aquellos que los celebraron, incluso abiertamente, como cuando un grupo de encapuchados de la Primera Línea fue invitado al ex Congreso, a comienzos de 2020.

Una crisis como la del 2019 no puede acontecer, sin más, sino que obedece a un proceso de incubación interna e invisible, cuya brotación final se ha mostrado como una voluntad colectiva de destrucción pocas veces vista en Chile, según cierta gente antigua.

Pero, a la luz de su evolución posterior, parece haber sido un veneno que se ha ido liberando no para ser expulsado, sino más bien como la expansión de algo siniestro e indefendible, algo obsceno, descarnado, enorme. (Diario Financiero)
Lucy Oporto, filósofa y escritora.
Lo que ocurrió en octubre estuvo precedido por un evidente simplismo intelectual a la hora de comprender la vida social. Recordemos que durante muchos años todos los problemas de la sociedad se resumían en la cuestión del lucro. Y más tarde, eso mismo fue sustituido por la cuestión de la desigualdad. Y todo esto acompañado de una especie de beatería juvenil, con la idea absurda de que los jóvenes eran una especie de depósito de virtud, de ideales puros. Y esta mezcla, creo yo, condujo, entre otras cosas más profundas, a lo de octubre.
Esto acabó convenciendo prácticamente a todos, que se dejaron anestesiar por este entusiasmo: la violencia no era violencia, era desobediencia civil. Las marchas y los actos de destrozo no eran marchas violentas tampoco, era un acto pacífico, sólo alterado en parte por personas que se infiltraron. Creo que es una mezcla de hipnosis y de adormecimiento intelectual con cobardía. Las élites intelectuales, allí donde las hay, brillaron por su ausencia. (La Tercera)
Carlos Peña, abogado y rector de la Universidad Diego Portales.

Los sectores más reaccionarios, que hoy nos llaman a dar por concluido el proceso constitucional nacido de los acuerdos de noviembre, no deberían celebrar tanto. El apoyo a las protestas de octubre de 2019 sigue siendo muy alto, según señalan las encuestas, aunque el octubrismo esté en desgracia. ¿Cómo se explica esto? Básicamente como una validación de las razones del estallido, aunque ya no se celebren sus expresiones más extremas y violentas.

Tres años después, seguimos atrapados entre cierta izquierda que no parece entender el lado luminoso de nuestro desarrollo capitalista -y propone tirar lejos los zapatos, con la excusa de atender heridas -y cierta derecha que exige que agradezcamos por tener zapatos, en vez de reclamar por las heridas.

Por eso es razonable seguir el proceso constitucional: no para declarar piadosos derechos de papel o hacer otra cumbre de cosplay identitario, sino para lograr, a nivel de élites políticas, un acuerdo sobre cómo resolver a futuro los desacuerdos de una forma que permita tanto conservar los zapatos como sanar las heridas. (El Mercurio)
Pablo Ortúzar, investigador IES.
No faltan parlamentarios que se oponen a una nueva Constitución porque, dicen eso ya no resultó. Es claro que resultó en su cometido -proponer al país el texto de una nueva Constitución- y que fracasó en su objetivo, es decir. en que la propuesta fuera aprobada. pero no por ello habría que cancelar una fórmula que concitó casi el 80% de aprobación en un Plebiscito de resultado vinculante y que algunos, tratando hoy de pescar a río revuelto, querrían sustituir ahora por las encuestas que se encargan y hacen en este momento.

Ya sé que la humildad y buena fe no son virtudes frecuentes en la política, pero el momento que vive hoy el país parece exigirlas más que nunca. (El Mercurio)
Agustín Squella, ex convencional constituyente.

Solo me sumaría a celebrar el 18 de octubre, si esta experiencia límite que hemos vivido como país sirviera para despertar a los dormidos, a los que 'no viven vigilantes de sí mismos, sabios de su propia esencia' -como dijo alguna vez Jorge Millas-. Porque no es cierto que Chile despertó el 18 de octubre; en realidad entró de un trance hipnótico, en un sueño revolucionario que pudo terminar en pesadilla.

Tenemos que reconocer dónde están nuestras grandes grietas intelectuales y políticas, y para eso habrá que entrar en la batalla de las ideas, sin complejos, y erradicar el miedo que ha convertido a muchas universidades en 'universidades canceladas'.

Es urgente recuperar la razón y la pasión por lo posible, para competir con la nefasta pasión por lo imposible, que tanto arrastre tiene y que ha destruido tantos países de América Latina. (El Mercurio)
Cristián Warnken, presidente de Amarillos por Chile.
La crisis de octubre es bien peculiar, de partida ha durado tanto. Esto se supone que partió el 2006 o el 2011, pero estalla el 18 de octubre, y vemos que van tres años y todavía no pasa nada. No tenemos ni nueva Constitución, ni recuperación importante de la legitimidad de las instituciones, está todo en una crisis de la que no sabemos todavía para dónde va bien el país.
Uso la analogía con la crisis del Centenario, como es de, por una parte, las élites que si bien siempre son élites, pueden estar más o menos cerca de la situación popular, y discursos e instituciones que hay que organizar de nuevo. Hasta cierto punto, recomponer ese entramado es difícil. Cuando el pueblo va por un lado, y las instituciones, los discursos y las élites por otro, eso es difícil de rearmar. (EmolTV)
Hugo Herrera, profesor de Derecho de la Universidad Diego Portales.
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