“Yo creo que en la región ha habido actos de carácter terrorista”, dijo el Presidente Gabriel Boric durante su primera aparición pública en La Araucanía, sorprendiendo de esa forma con un cambio en el tono del Gobierno para referirse a la crisis de seguridad que se vive en una zona azotada por la violencia y las secuelas del conflicto mapuche.
El comentario del Mandatario cosechó aplausos, pero también provocó dudas en algunos sectores de derecha que esperan que sus palabras tengan correlación con los hechos. A juicio de los expertos, el cónclave oficialista y la búsqueda de apoyos en el centro son las principales explicaciones al cambio en su discurso.
Al respecto, el académico de la Universidad Central y director de Tuinfluyes.com,
Axel Callis, comentó que el giro de Boric en esta materia “es
parte del mismo discurso adaptativo que ha tenido desde hace meses. Desde la cuenta pública que ha venido readaptando su discurso a nivel de lenguaje y hechos políticos”.
“Él necesita construir una mayoría política y calibrar bien lo que la ciudadanía piensa respecto a su brecha ideológica. Vamos a seguir viendo esas adaptaciones, porque la izquierda tiene un serio problema con el tema de la inseguridad, porque ésta coarta la libertad de las personas y reemplaza el rol del Estado y la izquierda propende a tener un Estado que proteja a la población”, agregó.
En tanto, el cientista político y académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, destacó que “el Presidente está actuando de manera correcta y calificando los hechos como realmente son. Esto marca un profundo quiebre con el Boric anterior- el líder estudiantil y diputado- a quien le costaba enfrentar estos temas”.
“El Presidente entiende que no puede tomar otro camino más que condenar y enfrentar la violencia y el terrorismo (…) muy probablemente esto se habló en el cónclave, quedando claro que la decisión presidencial en esta materia no podía alimentar voces críticas desde su mismo sector”, expresó.
Mientras, el el académico e investigador de Faro de la Universidad del Desarrollo, Miguel Ángel Fernández, señaló que “hay dos factores que permiten comprender el cambio de estrategia del Presidente. Por una parte, la necesidad de conectar con el amplio sentimiento de inseguridad que se observa en la opinión ciudadana”.
“Ello se refleja no solo en este cambio de tono, sino también en el activo rol de la ministra Carolina Tohá y la apertura de la bancada oficialista a la reactivación de una agenda legislativa de seguridad. Por otra parte, sus palabras exhiben que no basta con hablarle a su trinchera para sostener el futuro de la agenda del Ejecutivo”, apuntó.
Impacto en las encuestas
Sobre si creen que este hecho pueda tener algún efecto en la aprobación ciudadana de Boric, Callis explicó que “los cambios en las percepciones ciudadanas son lentos, cuando los instrumentos están bien hechos, estas se mueven lentamente, no se mueven de la noche a la mañana”.
“Lo que pasa es que una cosa es la construcción de la percepción y otra lo que la realidad misma produce. Yo puedo decir el Gobierno está preocupado, pero si todos los días hay atentados es difícil que esa percepción cambie. O sea, la percepción se produce desde una lógica de la experiencia personal con el espacio mediático”, indicó.
En esa línea, sostuvo que “depende de lo que yo recibo en términos de conversación o en los medios de comunicación. Por lo tanto, lo que normalmente ocurre es que la ciudadanía premia al que genuinamente está preocupado por el tema. En ese sentido, el principal desafío del Gobierno es transmitir esa preocupación genuina por la paz”.
“Esta es una aproximación, tiene que sonar genuino y tiene que haber una acción que acompañe esas palabras. Es solo un comienzo, porque se echa de menos un proceso de dialogo, porque eso es lo que genera la paz duradera y la estabilidad, lo que le quita piso político a los grupos armados”, afirmó.
Para Morales, “estos dichos no van a perjudicar su popularidad, pero tampoco generarán una explosión en su aprobación presidencial. Lo que sí está claro es que la agenda del gobierno giró hacia la seguridad pública en todas sus dimensiones. Primero, entregando mayores recursos a Carabineros”.
“Segundo, realizando el viaje a la Araucanía, el gobierno casi no habla del proceso constitucional, pues está aprendiendo a separar lo urgente de lo importante. Y hoy el país tiene dos urgencias: seguridad pública y crisis económica. A esto se suman la reforma tributaria y la reforma al sistema de pensiones”, dijo.
Según Fernández, “una crisis tan profunda y de tan larga data como la que se vive en La Araucanía requiere estrategias coherentes y enérgicas que otorguen confianza a la acción del Estado. Lamentablemente, la historia del Presidente y de su coalición no se caracteriza de estos atributos”.
“En ese sentido, si bien es posible que el tono sea bien recibido por la opinión pública es poco probable que cambie el termómetro o la percepción que la ciudadanía tiene del gobierno en esta materia. Con el tiempo se podrá evaluar si el cambio de tono se traduce en planes concretos”, remarcó.
El experto advirtió que “en el corto plazo se ve complejo que solo un discurso pueda generar beneficios de aprobación para el Presidente. Sin embargo, si este es acompañado de resultados, indudablemente se transformará para su figura y la de su ministra del Interior”.
