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Tesis de intelectuales post elecciones: Las visiones contrapuestas de Carlos Peña y Juan Pablo Luna

Continúan las lecturas de las implicancias que trajo el 7M para el Gobierno del Presidente Boric, y sobre todo, de las "estrategias" que se podrían levantar en este "complejo momento" para el oficialismo.

16 de Mayo de 2023 | 12:11 | Redactado por Daniela Toro, Emol.
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Carlos Peña (izquierda) y Juan Pablo Luna (derecha).

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Mientras el Gobierno del Presidente Gabriel Boric busca reincorporarse de la suerte de "segunda" derrota que significó el triunfo de los republicanos el pasado 7 de mayo -como la secuela del Rechazo que imperó el pasado 4 de septiembre-, continúan los análisis políticos y sociales que buscan dar una interpretación a lo que ocurrió y al escenario al que se enfrenta el Ejecutivo.

En ese contexto, dos respetados nombres del espectro de analistas plantearon por estos días sus respectivas tesis: por un lado, Juan Pablo Luna, doctor en ciencia política de la Universidad de Carolina del Norte, y profesor titular del Instituto de Ciencia Política y Escuela de Gobierno de la UC, apunta a la necesidad de que el Gobierno haga un "pacto de salvación nacional".

Por su parte, el abogado y rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, hace hincapié en un factor que califica incluso de "peligroso"; el llamado que el propio Presidente Boric habría hecho a sus colaboradores a "desparlamentarizar la política y llegar a la sociedad".

"Fraguar" un pacto: ¿Hacia dónde acercarse?


Juan Pablo Luna fue uno de los convocados a La Moneda para reunirse con algunas autoridades y otros analistas políticos, para analizar los resultados del 7-M.

Para Luna, lo que ocurrió el domingo no es tan novedoso. En sus palabras, "es la continuidad de un proceso de crisis que se arrastra hace tiempo. La novedad es que la promesa de cambio no logró torcer ese devenir que muchos ya habíamos anunciado: el giro hacia la ultraderecha", dijo en entrevista con La Tercera.

Con este escenario, para Luna el Gobierno está atrapado en el "día a día", con una agenda que no le es propia, con la que no podrá ganar adhesión y con poca credibilidad en materia de seguridad, incluso apoyando a Carabineros como nadie nunca lo había hecho en las últimas décadas.

De hecho, pese a algunas excepciones (como los indultos), para Luna el Presidente Boric ha dado señales de moderación y de entender donde está parado, "el problema es que, a pesar de todo, no le creen", subraya.

La poca novedad de la que hablaba Luna también se puede expresar en que los resultados del 7-M generan un impacto parecido a los del Plebiscito del 4 de septiembre. A su juicio, "dados los resultados que tuvimos el domingo, no creo que el Gobierno logre salir hacia adelante o que tenga chance, si no logra abrir juego con el resto de las fuerzas democráticas del país".

Ese intento por abrir juego tendría que ser, según el experto, un "pacto de salvación nacional", y debería apuntar a quien "esté disponible del lado de Chile Vamos". "El problema es que la UDI se está moviendo hacia los republicanos. Por lo tanto, la capacidad de juego del Gobierno va a depender de que haya una centroderecha que entienda que pactar con Kast es ser consumido por él".

Los riesgos de "desparlamentarizar" la política


Carlos Peña, por su parte, recoge dos de las ideas que el Presidente Gabriel Boric habría formulado a propósito de la derrota: que las ideas con las que llegó al poder no están derrotadas; y que hay que "desparlamentarizar" la política.

Respecto al primer punto, Peña sostiene que el Mandatario no se equivoca, pero porque "la definición de ideas que integran una ideología política —sean de izquierda o de derecha— no pueden ser refutadas", sostiene el abogado en su columna de El Mercurio.

"Tiene razón el Presidente. Las ideas con que llegó al Gobierno no han sido derrotadas. Y es que como toda ideología —es cosa de leer a Karl Popper para saberlo—, ellas son inmunes a la prueba de los hechos. Eso es lo que explica el entusiasmo y la fe, incluso en los peores momentos, del político ideológico", subrayó.

Pero la idea de "desparlamentarizar la política" tiene una lista de implicancias según Peña. Según explica el analista, aquello que habría querido decir el Presidente apunta a "trasladar el foro de las decisiones públicas desde los órganos representativos (el Parlamento o Congreso) a las organizaciones sociales, sindicatos o federaciones estudiantiles. En otras palabras, 'desparlamentarizar' equivaldría a separar la política estatal de la sociedad".

Ese punto de vista que habría planteado el Presidente, comenta Peña, "tiene coincidencias ideológicas con los grupos neoconservadores", quienes se caracterizan por "sostener que la sociedad, la cultura, la familia, el mercado, viven fuera de la política estatal. Esta separación de la sociedad y la política cumple, en el pensamiento neoconservador (como es, en el caso de Chile, lo que inspira al Partido Republicano), la función de limitar, pero a la vez reconstituir la autoridad del Estado como lo muestra, por lo demás, la experiencia de la dictadura (nunca el mercado estuvo más entregado a sí mismo, pero nunca el Estado fue más fuerte)".

El punto de vista que habría sugerido el Presidente partiría de un diagnóstico semejante, dice el analista. "La política estatal sería incapaz de resolver los problemas de la sociedad civil: la sociedad se habría autonomizado del Estado y por eso al Estado (o al Congreso) se le ve como una cáscara vacía".

"Pero si el pensamiento neoconservador, al separar al Estado de la sociedad, busca recomponer la autoridad del Estado sobre nuevas bases, el punto de vista que habría sugerido el Presidente, al separar la sociedad del Estado, busca conferir una nueva autoridad a la sociedad civil, la que así quedaría fortalecida y desligada de los procedimientos formales de la racionalidad estatal, pudiendo participar y movilizarse por fuera de las instituciones", agregó Peña en su análisis.

"No es fácil saber si todas esas implicancias están en la mente del Presidente (...) pero lo que es indudable es que un propósito semejante daña la democracia representativa, porque invita a hacer política (es decir, a modelar la vida en común y hacer valer la propia voluntad) por fuera de las reglas formales", señala Peña.

Pese a ello, a su juicio, es probable que el Presidente al decir eso "se dejó llevar, como en tantas ocasiones, por ese impulso suyo de hacer frases con apariencia de dictum". Pero de todas formas, dice que no le cabe duda de que "entre las fuerzas que lo apoyan hay varias que estarían de acuerdo con 'desparlamentarizar' la política, y ello no necesariamente como consecuencia de haber sido derrotados en las dos últimas elecciones, sino porque están convencidos de que las instituciones simulan la voluntad popular en vez de expresarla".

"Y eso suena bien a los oídos de más a la izquierda; pero es riesgoso para la democracia y la tradición institucional en momentos que se la intenta reconstituir", cerró.
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