Tras la muerte de Guillermo Teillier, histórico líder del Partido Comunista (PC), en la tienda se abrió un proceso para establecer la sucesión del liderazgo. Tras realizarse el Comité Central, se estableció a Lautaro Carmona será el próximo presidente y la ahora ex embajadora de Chile en Argentina, Bárbara Figueroa, ejercerá como secretaria general.
A ojos de expertos, esta decisión -que al menos se mantendrá así hasta diciembre- representa, por una parte, la "continuidad" de la trayectoria iniciada por Teillier y, por otra, la confirmación que "al interior (del partido) hay dos mundos distintos".
Juan Pablo Araya, docente de la carrera de Administración Pública de la Universidad de O'Higgins (UOH) aseguró en primer lugar que los últimos 17 años del PC bajo el liderazgo Teillier "han sido probablemente los más exitosos para el partido".
"Teillier hace 17 años toma un partido con un bajo desempeño electoral, alrededor del 3 al 5% de los votos, y con una baja influencia en el escenario político en el espectro de los partidos políticos de izquierda. Sin embargo, 17 años después, el día de hoy, el PC tiene un muy buen desempeño electoral, ha logrado desarrollar nuevos liderazgos y sin duda, se ha posicionado como uno de los partidos más influyentes en la izquierda, como por ejemplo, ocupó una posición de gran influencia en el segundo Gobierno de la presidenta (Michelle) Bachelet y ahora es el partido clave en la administración del Presidente (Gabriel) Boric", detalló.
En tal sentido, indicó que "la votación del domingo representa una señal de continuidad en la trayectoria iniciada por Teillier, y quien representa de mejor forma este proyecto continuista es Lautaro Carmona".
"El Comité Central ha tomado una decisión por la continuidad y por la estabilidad interna del partido, y este proyecto continuista está representado en la facción más tradicional y dura, facción a la que pertenece también el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue", agregó.
Respecto a la elección de la secretaría general, sostuvo que "estuvo bastante dividida, lo que se explica por el posicionamiento de liderazgo de las nuevas generaciones representadas, por un lado, por figuras como Marzo Barraza y Claudia Pascual y, por otro lado, la denominada generación de recambio representada en las figuras de Camila Vallejo, Irací Hassler y Karol Cariola".
Por lo mismo, aseveró que lo ocurrido "permite observar concretamente que al interior del PC hay dos mundos distintos, y en algunos momentos opuestos, que se están disputando la dirección del PC".
Una apreciación similar mostró Tomás Duval, analista político y académico de la Universidad Autónoma, quien expuso a este medio que "la presidencia de Lautaro Carmona viene a ser una señal de continuidad en cuanto a la línea política del partido".
Sin embargo, subrayó que "el hecho de traer devuelta a la embajadora Figueroa de Argentina - una embajada relevante para Chile- para asumir un cargo partidario, como la secretaria general, podría ser una señal en cuanto fortalecer un trabajo político en las organizaciones sindicales y sociales apuntando hacia los próximos desafíos políticos y electorales".
Para Mario Herrera, académico e investigador del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, la determinación de la tienda también "representa la continuidad a la elección de Teillier".
"El PC se enfrenta a una clásica disputa entre dos almas y múltiples generaciones. Un sector que es más extremo en sus posiciones y que busca posicionarse desde la izquierda del Gobierno. Este sector fue primordial en los años 90 y llevó a que el Partido Comunista estuviera por fuera de los primeros gobiernos de la Concertación. Otro sector, más bien, cree en la importancia de integrar pactos electorales que generen mayorías. Uno de los talentos de Teillier fue el tránsito entre estas dos almas, es decir, mantener la disciplina y las posiciones clásicas del partido con un necesario aire de renovación a través de la formación de liderazgos jóvenes. Esa misma línea es la que probablemente ocupe Lautaro Carmona", concluyó.
Bárbara Figueroa, en cambio, representa una renovación de liderazgos que, a diferencia de Cariola y Hassler, no es de las generaciones más jóvenes y tampoco proviene de los movimientos estudiantiles, sino que más bien del mundo sindical. El rol de Secretario General no es sólo de posicionamiento y de agenda pública del partido, sino que también de negociación. Ahí será clave el papel que desempeñe de cara al Plebiscito de salida (y la postura que tomarán como partido) y la negociación de las listas de alcaldes y concejales el próximo año. De esa discusión en parte, dependerá el futuro del partido, ya sea dentro o fuera del pacto electoral y de Gobierno.
