Ya había reconocido su interés en diciembre, y ahora lo confirma. El exvicepresidente de la Convención Constitucional, Jaime Bassa, buscará un cupo como diputado por el Distrito 7 en la próxima elección parlamentaria, y en su partido, el Frente Amplio, le han otorgado todo el respaldo para su nueva aventura política.
"Yo lo veo bien aceptado", señala en conversación con Emol, a la vez que reconoce que se trata de un desafío y una responsabilidad importante. Esto, porque entre otras cosas, las ineludibles asociaciones de su rol como vicepresidente de la fallida Convención vuelven a surgir en voces de la oposición que también pelearán un cupo por el Parlamento, como el exconvencional Ruggero Cozzi (RN), quien ya advirtió que buscará que las ideas como la "plurinacionalidad" vuelvan a "perder".
Bassa, de todos modos, reconoce que en ese proceso "hubo mucho ímpetu por avanzar en muchas reformas de manera simultánea, y eso fue debilitando las posibilidades de apoyo". Esa fórmula, a seis años de ese primer rechazo ciudadano, y consciente del nuevo contexto, no sería la carta a replicar, al menos no en los mismos términos.
En esa línea, apunta a un "aprendizaje", que cree que también hoy ha mostrado el Gobierno del Presidente Gabriel Boric, que de paso, hoy enfrenta nuevamente la polémica a raíz del caso ProCultura. En ese punto en concreto, se desmarca, descarta que exista un "espionaje político", pero sí acusa "escuchas ilegales" por parte de la Fiscalía.
De llegar al Congreso, y recordando el episodio de 2018 -cuando fue increpado por no usar corbata y chaqueta antes de exponer en la Comisión de Defensa de la Cámara-, dice que las instituciones tienen "dignidad propia", y que "hay circunstancias en las cuales uno puede prescindir de la corbata, y habrán otras en que las corbatas son parte de ese sentido republicano que tiene alguna institución, y no tendré problema en usarla cuando el contexto lo requiera".
— ¿Hace cuánto tiempo viene reflexionando en torno a la idea de ser candidato a diputado?
Es una cuestión que a la que yo le empecé a dar vueltas progresivamente durante el 2022, 2023 y 2024, en conversaciones con distintos sectores de la militancia, y pensando en lo importante que es el Poder Legislativo, especialmente en el contexto como el que estamos viviendo, de cierta tensión respecto a las instituciones democráticas. Y yo tengo un interés importante por participar de alguna manera en los procesos deliberativos que son un sustento importante de la democracia.
— Ha ido marcando respaldos en algunos sondeos, como en de ElectoraLab de mayo, donde obtiene un 9,8% en la intención de voto si las elecciones fueran este domingo. ¿Influye eso en su decisión para postularse por el Parlamento?
Efectivamente han salido dos o tres estudios electorales que hacen proyección de intención de voto y es bien interesante, porque hasta ahora salgo como primera preferencia en todos esos estudios. Y si bien las encuestas son el reflejo de una determinada fotografía, creo que es interesante ver que esa fotografía se mantiene en el tiempo y que hay una tendencia. A eso se suma que en un distrito como este, donde el Frente Amplio tiene la administración municipal de Viña del Mar, de Valparaíso, tengamos una proyección importante como primera opción a la Cámara de Diputados. Creo que es un desafío y una responsabilidad importante.
— Usted fue vicepresidente del primer proceso constitucional, cuyo texto la ciudadanía rechazó. ¿Cree que pesará esa asociación que existe con ese rol que tuvo y cuánto podría afectar a su candidatura?
Yo no creo que me afecte negativamente, porque trabajé muy intensamente por la instalación de la Convención Constitucional cuando llegamos los primeros días y no teníamos prácticamente apoyo institucional. Ese trabajo que hizo la primera mesa junto a la presidenta, Elisa Loncon, fue un buen trabajo. Más allá de lo que fue el resultado final del Plebiscito, se logró montar una institucionalidad y formular una propuesta de una Constitución que va a quedar ahí, siempre disponible para revisitarla, como lo están haciendo distintos estudios, incluso desde el extranjero. En términos personales, para mí fue un aprendizaje muy importante, no solo en términos de acción y organización política, sino también para ir conociendo la forma en la que las condiciones políticas y materiales permiten, con mayor o menor fuerza, avanzar en los cambios que, a nuestro juicio, el país necesita. De todas maneras salí de ese trabajo y de ese proceso con un aprendizaje personal bien importante.
— Además del aprendizaje personal, ¿cuál ha sido el espacio para la autocrítica?
Yo creo que hubo mucho ímpetu por avanzar en muchas reformas de manera simultánea, y eso fue debilitando efectivamente en las posibilidades de apoyo y de ir avanzando en esas mismas reformas. Creo que hubo un ímpetu y una ansiedad, de alguna manera muy entendible, por la acumulación de tantos años de malestar social en algunas materias, pero también de postergación de demandas sociales, que han estado esperando durante mucho tiempo por una consolidación institucional.
— Yendo al contenido de esas reformas que se buscaron impulsar, entre ellas, la plurinacionalidad que abrió un intenso y largo debate, ¿buscará recoger algunas si llega al Parlamento?
Creo que es interesante ver la forma en la que muchos de los temas que abrió la Convención Constitucional empezaron a tener desarrollo institucional posterior. Pensando por ejemplo, en el Sistema Nacional de Cuidados que se está discutiendo, y también en los avances que ha hecho la comisión que ha estado trabajando el tema de la relación del pueblo de Chile con los pueblos originarios. Más que pensar en nuevas reformas en ese tipo de materias, creo que hay que ser consciente del contexto institucional en el cual estamos y dejar que esas instancias avancen, y probablemente, retomar algunas discusiones que siguen marcando agenda en esta materia, por ejemplo salud, educación, vivienda, protección del medio ambiente, y ver cuántas de esas propuestas pueden procesarse en un contexto institucional distinto, como es el Congreso Nacional.
— El exconvencional Ruggero Cozzi (RN), quien también va por un cupo en el Parlamento, dijo a El Mercurio de Valparaíso que "haría el mayor esfuerzo para que las ideas de Jaime Bassa vuelvan a perder". ¿Cómo le responde a esas voces que lo continuarán vinculando a las ideas de la Convención?
Me parece importante, primero, que este tipo de debate se de con altura de miras, que sea un debate de ideas y no una descalificación personal que muchas veces tiende a tener un color un poco totalitario cuando se niega al otro el derecho a hablar en el espacio público. Y segundo, que sea un debate donde reconocemos recíprocamente la posibilidad de perder. Creo que es importante que ciertos sectores más reaccionarios y más conservadores de la sociedad chilena, como los que eventualmente podría representar Cozzi, entiendan que vivimos en una sociedad compleja, plural y diversa, y que esa diversidad tiene derecho a la representación institucional. Entonces, antes que acallar voces o personalizar las críticas, yo creo que lo que nos corresponde como sujetos que estamos involucrados en la acción política es abrir los debates e invitar a la ciudadanía para que se involucre en el contenido de estos.
— ¿Cuáles son sus temas y propuestas clave por la candidatura por el Distrito 7?
Por lo pronto, yo creo que es clave el tema portuario. La región que está muy marcada por el movimiento de la actividad económica que generan los puertos de San Antonio y de Valparaíso, sin embargo, ambas son ciudades más bien precarizadas, una combinación que no se ve en otros puertos del mundo. La regla general es que las ciudades que alojan puertos comercialmente importantes, son ciudades también económicamente bullantes y culturalmente atractivas. Creo que este modelo de gestión privatizada de los puertos de Chile ha generado una precarización importante, que también precariza la estructura de contención y apoyo social que el Estado debiera tener, pensando en salud, en educación, vivienda, seguridad social. Hay un desafío importantísimo, que es repensar la relación que el puerto tiene con las ciudades, con las regiones, y pensar desde ahí un modelo de desarrollo que permita una distribución de la riqueza más equitativa.
ProCultura y campaña presidencial
— Respecto a la trama ProCultura, que ha golpeado al Presidente Gabriel Boric y el comunicado de su partido, que acusó "espionaje político", ¿está de acuerdo con esa reacción?
Primero, creo que las palabras del Presidente son muy certeras, muy contundentes, que hay que investigar todo lo que sea necesario investigar, aunque eso implique que caiga quien caiga. Aquí hay un problema de escuchas ilegales, esto se está conociendo en estos días, en la Corte de Apelaciones de Antofagasta, a partir de de un recurso amparo, veremos qué dice la justicia respecto de la legalidad de esas escuchas; y hay un problema políticamente transversal con las filtraciones por parte de la Fiscalía. Yo no creo que aquí haya espionaje político, pero sí hay un problema de legalidad y control respecto de la información que maneja la Fiscalía cuando lleva adelante las investigaciones.
— ¿Le parece que el diputado Gonzalo Winter, quien ha tenido menos complejos con hablar de "continuidad" de este Gobierno, es un candidato fuerte para la presidencial o podría haber optado a otro cargo?
Gonzalo Winter es una muy buena carta presidencial del partido. Él ha hecho un trabajo muy interesante y muy importante en el Congreso Nacional, que a veces no llega suficientemente a los medios de comunicación. Pero tenemos que recordar que, por ejemplo, Gonzalo en su primer en su primer periodo de diputado, sale con una votación relativamente baja en la lista junto con Giorgio Jackson, sin embargo, en la elección inmediatamente siguiente, alcanza, si no me equivoco, la tercera mayoría nacional. Gonzalo tiene una capacidad de trabajo realmente importante, capacidad de aprendizaje; lo he visto trabajar en la Cámara de Diputados ya hace casi 8 años, y en estas semanas de despliegue de campaña, ha tenido la posibilidad de conectar de manera bien interesante también con la con la ciudadanía, sobre todo los foros en los cuales participa presencialmente. Él representa, creo yo, muy fielmente el ADN político y ideológico del Frente Amplio, por lo que es una muy buena carta presidencial para el partido, pero también para el país.
— ¿Pero ese ADN político e ideológico ha ido cambiando? ¿Cómo llega el Frente Amplio a enfrentar una nueva presidencial tras la primera experiencia con el Gobierno del Presidente Boric, donde llegaron de la mano de los "reformismos"?
Yo creo que siendo este un gobierno de coalición y no solo un gobierno del Frente Amplio, donde hay varios partidos que que conviven, en la distribución de misterio, la definición de políticas públicas, en la definición de las prioridades... yo creo que se ha llevado adelante un tipo de gestión, un tipo de acción política que uno podría decir que es relativamente distinto a lo que vimos, por ejemplo, en los cuatro primeros gobiernos de la Concertación, porque aquí evidentemente se avanza lo que se puede, pero aún cuando se reconocen los límites de lo que es posible efectivamente acordar, por ejemplo, en un proyecto de ley, se cierran esos acuerdos y se pone inmediatamente a la mira en paso siguiente, como lo que ocurrió con la Reforma de Pensiones.
— ¿Ha habido aprendizaje entonces?
Este Gobierno ha mostrado también un poco ese aprendizaje por parte de la izquierda, de que los procesos de cambio social tienen que ser no solo graduales, eso puede ser discutible, pero sobre todo tienen que ser progresivos. Uno no puede aspirar al 100% tu propuesta, especialmente en un gobierno de coalición y cuando tienes minoría en ambas cámaras, pero sí puedes apostar legítimamente en un proceso de maduración política a reformas progresivas. Yo creo que en eso este Gobierno ha sido muy buen ejemplo y yo espero que se proyecte efectivamente en una eventual presidencia de Gonzalo Winter.
— ¿Cómo está viendo las campañas presidenciales de la oposición?... ustedes fueron criticados por "reformistas" en su momento, y ahora voces como el ministro Luis Cordero dice que se están generando "ofertones" en materia de seguridad.
A mí lo que me preocupa mucho de la campaña presidencial que está llevando adelante la extrema derecha es es el retroceso que ellos representan. Porque si bien es un problema para la democracia simplificar problemas complejos a través de un par de cuñas o a través de un par de propuestas rimbombantes pero poco efectivas, creo que el principal problema que estamos enfrentando hoy día, es el principal retroceso que significa un gobierno de Kast, Matthei o Kaiser, que es respecto a los derechos de las personas, y creo que ahí se juega parte importante de la estabilidad de la democracia. Estamos en un contexto donde la ciudadanía está dispuesta a renunciar a derechos a cambio de tener mayor seguridad, pero el problema es que cuando se abre la puerta a renunciar a derechos, es que después no sabes donde se cierra esa puerta. Si algo hemos aprendido en la historia internacional de Derechos Humanos, es que no podemos tolerar retrocesos, y creo que esto representa precisamente aquello.