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Ex representante legal de ProCultura: "Alberto Larraín usó la fundación para hacer crecer sus contactos políticos"

María Constanza Gómez asegura que "eso fue una traición" y que el director de la extinta corporación la manipuló, pero afirma que la institución "no era una máquina para defraudar al Estado".

08 de Junio de 2025 | 10:36 | Redactado por Daniela Toro, Emol.
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María Constanza Gómez junto a Alberto Larraín.

Captura.
La actriz de profesión, María José Gómez, se desempeñó por varios años en la fundación ProCultura como su representante legal. Dice que después que estalló el caso ha tenido que vivir una pesadilla que la ha dejado sin trabajo, además, hoy está en calidad de imputada en la investigación por eventual fraude al fisco. Y aunque defiende lo realizado, cuestiona el rol de Alberto Larraín.

En entrevista con Reportajes de El Mercurio, afirma que "la fundación ProCultura no era como la han planteado algunos personajes, que era una máquina para defraudar al Estado. Nada más alejado de la verdad". También insiste en su inocencia frente a las imputaciones de que los convenios eran "fantasmas". Pero sostiene que se siente "traicionada" por Larraín, y acusa que no ha dado la cara.

Consultada por el rol de Larraín, sostiene que "nuestro trabajo siempre se bajó en principios clave, y el más importante era ser transversal, mantenernos al margen de la política y trabajar por todas las personas, sin colores políticos (...) por eso, cuando se apoya públicamente a un sector político y se ataca a otro, no solo se rompe ese equilibrio, sino que también se compromete la legitimidad del trabajo de todos".

"Hoy, con distancia, yo lo que veo con claridad es que Alberto rompió ese pacto. Creo que eso partió con la pandemia. Fue visitando canales de televisión, criticando el manejo del gobierno (de Piñera) frente a la crisis sanitaria. Luego empezó a usar sus redes sociales, a ahondar en temas como la Convención Constitucional. Y siento que utilizó a la fundación, que se había ganado el respeto de sus pares y de sus contrapartes con trabajo de larga trayectoria. Y Alberto Larraín la usó como tarjeta de presentación para hacer crecer sus redes de contactos políticos, y eso fue una traición a la misión original de ProCultura y a todos quienes estábamos ahí con un compromiso genuino. Cuando alguien intenta politizar a una organización que nace para ser apolítica, se traiciona el espíritu fundacional. Y eso, más allá de lo legal, creo que es una falta ética muy grave".

Revisa la entrevista completa en Reportajes de El Mercurio.
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