Como una "burla" y una forma de "estigmatización", calificó la comunidad venezolana en Chile las declaraciones del diputado Daniel Manouchehri (PS), en el marco del debate sobre el derecho a voto de los migrantes avecindados en el país.
Durante la discusión del proyecto de ley que establece multas para los ciudadanos chilenos que no concurran a votar, pero no para los migrantes - quienes mantienen su derecho a sufragio - el parlamentario señaló: "Ellos (refiriéndose a la oposición) quieren transformar Chile en Chilezuela. Quieren que el debate presidencial de Chile se trate de lo que pasa en una isla en el Caribe. Nosotros no queremos que nuestra política sea de arepa y ron, queremos que sea con olor a vino tinto y empanada".
Las palabras del diputado generaron una inmediata reacción por parte de la comunidad venezolana en Chile, organización que, mediante una declaración pública, rechazó enérgicamente sus dichos y exigió disculpas públicas.
"Lamentamos y rechazamos categóricamente el uso del nombre de Venezuela como sinónimo de desastre, la caricaturización de nuestra identidad y la banalización de nuestros símbolos culturales. No es aceptable que, en el recinto donde se legislan las normas de la República, un parlamentario utilice nuestros alimentos tradicionales como instrumentos de burla y estigmatización, contrastándolos con una supuesta 'chilenidad auténtica' basada en vino tinto y empanadas, como si existiera una jerarquía entre culturas, sabores o pueblos", afirmaron.
En esa misma línea, recalcaron que "no somos una metáfora ni un chivo expiatorio. Somos seres humanos, familias, niños, mujeres embarazadas, adultos mayores, trabajadores, estudiantes. Muchos de nosotros huimos de una crisis brutal, buscando asilo y futuro, tal como lo hicieron miles de chilenos y chilenas que en los años de dictadura encontraron refugio y dignidad en Venezuela, sin que nadie les negara pan ni respeto".
"Utilizar la figura del 'venezolano' para fines electorales o como insulto velado es una forma de violencia simbólica. Y cuando dicha violencia emana de una autoridad estatal, adquiere la gravedad de una posible vulneración a los derechos humanos, pues la dignidad de los pueblos no puede ser objeto de mofa desde un podio público. La Convención Americana sobre Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Constitución chilena garantizan el derecho a la no discriminación, el respeto a la identidad cultural y la protección contra discursos que inciten al odio", añadieron.
Pese a la respuesta de la organización, el diputado Manouchehri no ofreció disculpas públicas. Por el contrario, afirmó: "Siempre he actuado guiado por convicciones, no por cálculos. Y las defiendo con coraje, aunque incomoden".
El legislador explicó sus declaraciones señalando que "mi discurso fue un emplazamiento a la derecha, que pretende convertir a los migrantes en una base electoral para sus intereses. Utilizando la retórica, la metáfora y sin ningún insulto. Y reafirmo lo que he dicho: oponerse a que personas extranjeras —que no han optado por nuestra nacionalidad— elijan al presidente o al Congreso, no es xenofobia. Es sentido común".
Aunque fue el discurso de Manouchehri el que detonó la molestia de la comunidad venezolana, días antes el senador socialista Tomás de Rementería había hecho una afirmación en un tono similar: "Cuando una persona no tiene el esfuerzo de obtener la nacionalidad de la ciudadanía chilena, de que cuando va a ver fútbol grita por la vino tinto y no por la roja o cree que es una parrilla para arepa y no un tostador de pan, yo creo que no debería elegir al presidente de Chile".