Un nuevo caso de secuestro se conoció ayer en la Región Metropolitana. Se trata de un empresario, dueño de Ceroplas y expresidente del club de fútbol Audax Italiano, cuyo plagio se concretó a eso del mediodía y a las afueras de su empresa.
Fue allí donde tres sujetos armados lo obligaron a bajar de su auto y lo subieron a otro vehículo. Posteriormente, los familiares del empresario aseguraron que recibieron llamados extorsivos solicitándoles un pago de $300 millones para liberarlo. A raíz de las diligencias del OS9, se logró dar con cuatro sujetos de interés -todos extranjeros- quienes ya fueron detenidos.
El caso se suma al plagio que sufrió el exalcalde de Macul, registrado a inicios de julio, luego que la exautoridad contactara a una mujer a través de una aplicación de citas. La víctima estuvo cerca de 52 horas retenida, y sus captores enviaron un video mostrando a Gonzalo Montoya atado de manos y pies y con evidentes signos de haber sido golpeado. Posteriormente, fue liberado en la comuna de Padre Hurtado.
Recientemente, la Fiscalía reveló su informe relativo a los secuestros, donde detallan un aumento de 2,1% en 2024, y se sitúa al año 2022 como el punto de inflexión en torno al alza de este delito en el país. Este escenario abre el debate en torno a si se deben pensar nuevas formas de resguardo
Pilar Lizana, experta en crimen organizado, plantea sobre este "nuevo" escenario que "si bien el informe de Fiscalía no muestra un aumento tan importante como el de 2022, seguimos teniendo aumento. Al final lo que está pasando hoy día es que el crimen organizado llegó, se está instalando, está cada vez más consolidado, y son como las etapas que van avanzando", comentó a EmolTV.
La experta subraya que el proceso empezó con homicidios, ajustes de cuentas, sicariato y mucha competencia criminal que se expresaba con ese nivel de violencia. "Ahora podríamos empezar a plantear hipótesis de que esa competencia criminal estaría disminuyendo, porque ya hay grupos que consiguieron el control territorial que buscaban".
"Vamos a empezar a ver estos secuestros, estas extorsiones, para poder de alguna manera realizar ciertas venganzas con algún miembro de otra banda y que permiten mantener el control de ese territorio. Entonces, esto más que nada nos habla de que este problema está avanzando y que la verdad todavía nos faltan muchas acciones para poder ir frenándolo", subrayó.
¿Qué acciones se requieren para enfrentar el avance de este lucrativo delito del crimen organizado? ¿Es posible repensar o modificar el rubro de la seguridad en este sentido?
El rol de la seguridad privada
El escenario se proyecta complejo. Si bien a la fecha todavía el país enfrenta de secuestros entre delincuentes o personas con antecedentes o con deuda, salvo algunas excepciones, Lizana advierte que si este delito sigue avanzando, "tenemos que empezar a hablar de personas de interés para quienes se dedican al secuestro, y ahí podemos empezar a mirar a importantes figuras del mundo privado y público".
Así, no se descarta que pueda surgir una "industria en torno al secuestro", que si bien aún no es una realidad en Chile, sí existe en otros países.
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Si esto sigue avanzando, por supuesto que se van a ir desarrollando oportunidades de negocios, tanto para el mundo ilícito como para el mundo legal, porque de alguna manera tenemos que empezar a generar esa protección para algo o para un evento que nosotros no teníamos antes", dice Lizana.
En ese sentido, comenta que lo que no sería extraño encontrar en algún momento ofrecimientos de "seguros" frente a secuestros, sin obviar que eso tiene un costo, "Porque si tú vas a asegurar a una persona que tiene un alto riesgo de ser secuestrado, no sé hasta qué punto es un buen negocio". Por eso, a juicio de Lizana, lo que más puede crecer es la seguridad privada, "que finalmente es lo que sí se ha visto en otros países y que muchas veces la seguridad privada es superior en tamaño a la seguridad pública".
Lo anterior podría incluir, por ejemplo, "guardias armados, autos blindados", pero también implica un diseño de la manera en que eventuales personas de interés se mueven por la ciudad, evitando, por ejemplo, ocupar siempre las mismas rutas. "Si tienes que ir a dejar a tu hijo al colegio, ir a dejarlo por distintos caminos, en distintos horarios, lo mismo cuando lo vayas a buscar. O sea, es una logística compleja tanto para la persona que puede ser sujeto de interés del secuestro, como para quien se dedica al secuestro".
Esto último, porque al ser el secuestro un delito que busca obtener una recompensa, tienen que generar condiciones para mantener a la víctima con vida.
Un diagnóstico similar tiene Pía Greene, experta en crimen organizado y seguridad de la USS. La experta destaca que ante la nueva criminalidad, el Estado es el que se ve obligado a avanzar en otorgar seguridad y protección, no obstante, no se puede descartar que la industria de seguridad también lo haga.
"Lo que se pide es que el Estado avance, se profesionalice, pero ciertamente también se van a profesionalizar los servicios de protección al respecto. Si antes te robaban el auto en la calle y ahora te hacen un portonozado, la industria de seguridad también ha ido evolucionando en esa línea, para cubrir la demanda de personas que requieren otro tipo de servicios", sostiene.
Así las cosas, si el delito de secuestros sigue al alza y comienza a redireccionarse a personas que no están vinculadas al crimen organizado, "las industrias van a tener que ir buscando ciertas maneras de ir contrarrestarlo y que las gente se vaya protegiendo de esto. En ese sentido, sí se ve una posible especialización, eso se requiere y eventualmente podría suceder".