El Gobierno del Presidente Gabriel Boric enfrentó en las últimas 24 horas dos salidas de su gabinete ministerial. El martes, el Mandatario le pidió la renuncia al ministro de Agricultura,
-a raíz de la molestia porque el FRVS se escindió la lista parlamenaria del oficialismo-, mientras que el jueves, se conoció que el ministro de Hacienda,
, dejaba su cartera por motivos personales.
Con este escenario, el Mandatario concretó la tarde de ayer su sexto cambio de gabinete, a siete meses del término de su Gobierno. En Hacienda asumió el hasta entonces ministro de Economía, Nicolás Grau; en Agricultura, la exsubsecretaria del ramo, María Ignacia Fernández Gatica. En tanto, en Economía, asumió Álvaro García Hurtado.
Así las cosas, el llamado "desmantelamiento" o "desembarco" de ministros de Boric, vienen a reforzar un fenómeno que ha estado presente en otras administraciones, aunque con distintos matices. El llamado "síndrome del pato cojo", a estas alturas de la administración y a sólo tres meses de la elección presidencial y parlamentaria, se viene instalando hace meses en la recta final del Gobierno.
Casos Bachelet (2017) y Piñera (2021)
En 2017, el gobierno de Michelle Bachelet también enfrento una bajas relevantes a 7 meses del término de su administración. El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, y su par de Economía, Luis Felipe Céspedes, salieron del Ejecutivo en medio de severas diferencias con la entonces Mandataria por el proyecto minero Dominga.
La polémica radicó en las críticas que había enfrentado la decisión del Comité de Ministros de rechazar el proyecto, instalando el debate respecto a si el cuidado del medio ambiente era compatible con el desarrollo económico. Bachelet buscó zanjar la polémica, pero su tirón del mantel quedó instalado como un espaldarazo a la postura del titular del Medio Ambiente, Marcelo Mena, en desmedro de Valdés.
"Hay una serie de consideraciones que impiden que pueda continuar cumpliendo como rol ministro de Hacienda", dijo Valdés a su salida, confirmada el 31 de agosto de ese año.
Esas salidas, obligaron a que Bachelet realizara el que sería entonces su noveno ajuste ministerial, lo que abría cuestionamientos a eventuales señales de "inestabilidad". Sobre aquello y eventuales efectos negativos que podría tener para el oficialismo en las elecciones que se aproximaban, la entonces vocera de Gobierno, Paula Narváez, salió a defender que "el rol nuestro no es ser analista político, es decir que el gobierno tiene todas las capacidades para llevar adelante su trabajo hasta el último día. Es un juicio que no compartimos".
En 2018, el ex Presidente Sebastián Piñera logró volver a La Moneda, en un segundo mandato. Su administración estuvo cruzada por dos factores relevantes: el estallido social y la pandemia.
Tras el 18-0, el ex Gobierno también enfrentó inestabilidad, agudizada por intentos de destitución por parte del Congreso, pero la llegada de la pandemia cambió de cierta forma el escenario, pues si bien para muchos continuaba el malestar del estallido, el Ejecutivo debió conducir la crisis sanitaria que no dejó demasiado espacio para que el síndrome del "pato cojo" a pesar de que la administración ya estaba en una fase complicada desde octubre de 2029.
"Gestión de expectativas" y "administrar el tiempo"
El escenario que hoy enfrenta el Presidente Boric, en cierto punto, vuelve a poner en el debate los efectos de las bajas en carteras relevantes, lo que para algunos analistas obliga a "gestionar las expectativas" de lo que queda de administración, pero también empuja la idea de que el Gobierno está "sólo administrando el tiempo" de cara a marzo de 2026.
Jaquelin Morillo, académica de la Facultad de Economía, Negocios y Gobierno de la U. San Sebastián, comenta que "las recientes salidas en carteras estratégicas reducen la capacidad del Ejecutivo para sostener la agenda de reformas y aumentan los costos de coordinación política".
"La salida del ministro Marcel, en este contexto, constituye -dado la importancia, no sólo de su figura sino por las características del cargo que además era una debilidad del Frente Amplio-, un duro golpe al gobierno puesto que se instala la idea que el este está en fase terminal y sólo administrando el tiempo para marzo 2026".
Tomás Duval, analista político U. Autónoma
"En la fase final de un mandato, se produce un fenómeno recurrente: la pérdida progresiva de capital político, la contracción de la ventana legislativa y la creciente dificultad de sostener mayorías estables en el Congreso". Así, más que impulsar transformaciones, "el Gobierno se ve obligado a gestionar expectativas, contener riesgos de gobernabilidad y asegurar continuidad institucional en un contexto electoral que desplaza la atención hacia la sucesión".
A juicio de Tomás Duval, analista político de la U. Autónoma, el Gobierno está inserto en un clima político "donde su poder estaba debilitado y enfrentado a una pérdida de relevancia ya que los ejes de la política se habían desplazado hacia las campañas electorales".
"La salida del ministro Marcel, en este contexto, constituye -dado la importancia, no sólo de su figura sino por las características del cargo que además era una debilidad del Frente Amplio-, un duro golpe al gobierno puesto que se instala la idea que el este está en fase terminal y sólo administrando el tiempo para marzo 2026. El riesgo de este escenario para el Presidente Boric, es la posibilidad de cometer errores que afecten todavía más este tiempo político", afirmó.
Cristóbal Bellolio, analista político de la UAI, apunta a una anomalía más "general" para los gobiernos, que al final de sus mandatos pierden fuerza por distinta razones. "La gente ya está pensando en lo que viene, gran parte del mundo político piensa en su reelección y la energía se desplaza, incluyendo la energía de la opinión pública y los medios, porque el foco cambia. Y este Gobierno no es la excepción; es un patrón de todos los gobiernos hacia atrás, donde los presidentes se quedan un poquito solo, y con elencos que no necesariamente eran los mismos con los que empezaron".
De todos modos, para el experto, lo que enfrentó Piñera igualmente tiene puntos en común, "porque terminó gobernando prácticamente con Millenials, no los estoy desmereciendo, pero estaba Rodrigo Delgado en Interior, Jaime Bellolio en vocería y Juan José Ossa en la Segpres, no digamos que era el elenco estelar con el que comenzó", zanjó.