Valentina Correa, hija del ingeniero Alejandro Correa que fue asesinado por un sicario frente a su casa en Concón, se refirió a la demolición de viviendas y desocupación del terreno tomado por pobladores en Quilpué que inició esta semana. "Estoy tranquila. Es el día que uno esperaba. Y una vez que llega, también es un buen momento para mirar todo lo que se hizo para llegar acá", dijo. Ayer, el delegado presidencial de Valparaíso, Yanino Riquelme, informó que culminó el proceso de demolición de viviendas y estructuras. En los próximos días, se procederá al retiro de los escombros "y con ello a la restitución de la legalidad urbanística que este proceso judicial nos demanda". La autoridad destacó que los trabajos se desarrollaron "sin ningún hecho que lamentar". La demolición se desarrolló sin resistencia mayor resistencia y los ocupantes optaron por retirarse. Los sentimientos son duales, dice Valentina Correa. Por un lado, ella y su familia sienten la satisfacción de ser finalmente reconocidas por el Estado, tal como ha ocurrido con los fallos del Poder Judicial. "No es un día para celebrar. Es triste, porque por ese terreno mataron a mi padre. Porque por años las autoridades no tomaron medidas, pese a nuestra insistencia".
