"En materia de seguridad pública, le hemos dicho a todos los chilenos, que vamos llevar en los cuatro años del eventual gobierno de José Antonio Kast, a ser el país más seguro de Latinoamérica". Esas fueron las palabras con las que, el fin de semana, el presidente del Partido Republicano, Arturo Squella, comprometió acciones en uno de los nudos más críticos del país y que se ha tomado la campaña presidencial.
En conversación con Mesa Central de Canal 13, el timonel republicano sostuvo que esa iniciativa se mediría en "la percepción de temor", y sería "a partir del segundo año (de un eventual gobierno de Kast)".
"La percepción de temor tú la puedes atacar directamente de entrada, y nos estamos preparando para eso. Por eso le asignamos tanto valor a lo que aprendimos en El Salvador desde el punto de vista del modelo de seguridad que se aplica allá; es clave decirle a los chilenos que sí se puede sacar del país a los criminales violentos o meterlos en la cárcel para siempre", ejemplificó.
En abril de 2024, Kast protagonizó una gira que incluyó la
visita de la cárcel que mandó a construir el presidente de El Salvador,
Nayib Bukele. Esto, con el objetivo de "preparar una propuesta de gobierno'real' para los chilenos", según comentaron desde Republicanos. A esa gira lo acompañó el diputado y miembro de la comisión de Seguridad, Cristián Araya, experto del Centro de Estudios de Ideas Repúblicas, Enrique Bassaletti -carta como diputado por el partido- , y el propio Squella.
"Hace 10 años, Chile era un modelo para Latinoamérica en materias económicas, institucionales y de seguridad. Hoy nos quedamos estancados y para recuperar el rumbo tenemos que conocer y aprender de experiencias tan interesantes como El Salvador que, con cifras y planes concretos, ha demostrado que se puede derrotar a la delincuencia y el narcotráfico", expresó a La Segunda el propio líder de Republicanos en esa oportunidad.
Propuestas contra el crimen organizado
El programa de José Antonio Kast incorpora un apartado para enfrentar el crimen organizado, que considera "un cambio de rumbo con más presencia policial, equipamiento moderno, respaldo a los uniformados y un golpe frontal al poder del narcotráfico".
Así, detallan que con esta propuesta, "se busca que el Estado pueda recuperar el monopolio de la fuerza para enfrentar el crimen y darle un respaldo político, legal y económico a los funcionarios de Carabineros, quienes son 'la primera línea de defensa de la patria'".
El plan contempla crear una "Fuerza Nacional, la más grande en la historia de Chile, uniendo Carabineros, PDI, Gendarmería, Fiscalía, Aduanas, Impuestos Internos, UAF y ANI bajo coordinación estratégica, con apoyo comunitario y líderes de seguridad con formación militar o policial".
"Más Carabineros en el territorio, con aumento progresivo de la dotación en 4 años, priorizando barrios críticos, fronteras y zonas abandonadas por el Estado, con patrullajes permanentes día y noche", agrega.
Otro foco es "poder disuasivo y equipamiento moderno, que incluye renovación de armamento, blindados, chalecos, cascos, drones, comunicaciones y unidades de respuesta rápida en los primeros seis meses", y "protección a uniformados".
También se apunta a desarticular la narco-cultura, con "urbanismo táctico, prevención en barrios críticos, programas de empleo juvenil, deporte, cultura y salud mental. Bienes incautados al narco destinados a infancia y rehabilitación social".
Otras medidas, en el llamado "Plan Implacable", incorporan "aumento drástico de penas por crimen organizado", "cárceles de máxima seguridad y aislamiento total", "fin de narcofunerales", "ampliar alcance de la legítima defensa", y otras medidas complementarias.
¿Chile sigue siendo un país seguro?
En conversación con Emol, expertas en seguridad parten de la base de que Chile continúa siendo un país seguro, con mejores cifras que otras naciones, pero que en efecto, al comparar las cifras con el propio país, hay cambios.
Rocío Zepeda, experta en seguridad de la U. Mayor, comenta que "hay que tener claro que Chile, efectivamente, se encuentra dentro de los países más seguros de Latinoamérica, junto con El Salvador y Uruguay, y en el caso de Chile se ha dado una baja de continua de delitos de alta peligrosidad, específicamente del homicidio".
En esa línea, subraya que "hay que desmitificar es que efectivamente no estamos en un lugar terrible, no somos ni por cerca el país más inseguro de Latinoamérica y eso lo dicen todas las cifras de agencias internacionales que se dedican a investigar estos fenómenos".
Por su parte, Pía Greene, experta en seguridad de la USS, comenta que "habría que ver bajo qué parámetros consideran que Chile era el país más seguro de Latinoamérica y cómo van a ser para llegar nuevamente a esos parámetros sobre la base de sus cifras".
En la misma línea, Pilar Lizana, especialista en seguridad y experta en crimen organizado, comenta que Chile efectivamente sigue estando dentro de los países más seguros de América Latina, y que incluso representantes de Ecuador han apuntado a que "Chile es un paraíso" en ese sentido, "porque objetivamente, nuestras cifras son mejores que los de muchos países latinoamericanos".
"El tema es que no estamos mejor en comparación con nosotros mismos, y la percepción que existe en Chile respecto a la seguridad, es una percepción muy alta en cuanto a la inseguridad. Entonces, aquí lo subjetivo también es muy elevado, porque la gente tiene mucho temor".
Ese temor, dice la experta, puede obedecer a dos factores: "por un lado, por saltos importantes en las cifras; y por otro, por la percepción que los ciudadanos tengan de la eficacia del Estado en combatir el delito. Porque si yo tengo los números más bajos que América Latina, pero percibo que mi Estado es totalmente ineficiente y no soluciona el problema de seguridad, voy a sentir miedo, porque la ciudadanía no confía en ese actor que me tiene que entregar seguridad"
Modelo de El Salvador
¿Cuán aplicable es el modelo de El Salvador en Chile? Para algunas expertas, hay elementos rescatables, sin embargo, hay algunos reparos respecto a los cuestionamientos de fondo que ha tenido esa política salvadoreña, criticada por "antidemocrática" -donde incluso se han puesto en tela de juicio el respeto a los derechos humanos-, y por la necesidad de ponderar sus efectos más allá de un gobierno en particular, en este caso, el de Bukele.
"Es súper complejo adecuar una estrategia como la que tomó El Salvador a Chile, porque los contextos y escenarios son distintos, los tipos de criminalidad son distintos, todo varía, por lo tanto yo no puedo tomar a El Salvador como ejemplo con Chile".
Rocío Zepeda, experta en seguridad U. Mayor
Zepeda comenta que se debe considerar que El Salvador tenía un escenario "muy particular" cuando comenzaron a implementarse las políticas en seguridad de Bukele, con la presencia de 'Las Maras' principalmente, que tenían "a la población y a los gobiernos y a la política y a todo el mundo subyugado a su control".
"Pero acá hay un punto muy relevante, que tiene que ver también con los derechos humanos y con los debidos procesos, que es algo que no se cumplió en El Salvador", agrega la experta. Y bajo esa lógica, "es súper complejo adecuar una estrategia como la que tomó El Salvador a Chile, porque los contextos y escenarios son distintos, los tipos de criminalidad son distintos, todo varía, por lo tanto yo no puedo tomar a El Salvador como ejemplo con Chile".
Por su parte, Lizana pone el foco en los cuestionamientos en torno a la democracia que ha tenido el modelo. "El Salvador está retrocediendo en democracia. Y eso no puede ser: la respuesta a los problemas de seguridad debiesen venir desde la democracia porque estamos tratando con libertades, con las libertades de personas inocentes, que buscan desarrollarse, tomar las oportunidades, y quienes deben perder las libertades son quienes cometen los delitos".
Asimismo, destaca las diferencias entre ambos países, que no harían aplicable el modelo de El Salvador. "El caso de nosotros es muy distinto. Es sumamente importante entender desde dónde viene nuestro problema de seguridad para poder responder a ello. Y nuestro problema con el crimen organizado viene desde principios del siglo XX, cuando Chile empieza a enfrentar el tráfico de cocaína, de marihuana, y que se profundiza a mediados del siglo pasado cuando empezamos a ver a grupos más organizados".
"Ya en los '90 esos grupos empiezan a crecer en conjunto con el crimen organizado internacional por las nuevas condiciones de globalización e interconexión que se van generando, y porque las urgencias durante los '90 y principios de los 2000 eran otras, y nos tuvimos que acordar de la seguridad cuando nos faltó. Esto no tiene nada que ver con el contexto de Salvador".
Para Greene, en tanto, "ojalá todos los candidatos quisieran que Chile fuera el país más seguro de Latinoamérica. Ahora, el tema es ver cómo vamos a hacer eso. Y el modelo de El Salvador tiene muy buenas cosas que destacar".
"El Salvador se convirtió en un país muy seguro tras diversas políticas públicas que se implementaron de distintas áreas. Pero hay que tener en cuenta que no solamente hay que ver el lado punitivo o políticas públicas que podrían tener -que tienen un costo en materia de democracia y derechos humanos-, sino también hay que considerar aspectos en materia de reinserción, de prevención, de control y de persecución", acotó.
¿Un modelo sostenible?
De acuerdo a Lizana, la pregunta clave es si una vez que Bukele no esté en el poder, el modelo será sostenible en el tiempo.
"Si respuesta es no, el modelo no es eficiente, porque no está entregando una respuesta sostenida, y lo que uno necesita del Estado es que las acciones, los planes, las estrategias, las respuestas que cree, se mantengan en el tiempo, sin importar quién es el líder de ese Estado", subraya.
"Lo que tiene que generarse es un acuerdo transversal entre todos los actores y todos los sectores políticos. Esa es la única manera de generar sostenibilidad en las estrategias políticas que se vayan diseñando".
Pilar Lizana, experta en seguridad
Esto es clave, porque el crimen organizado lo que busca es que permanezca la organización en el tiempo, no importa quién sea el líder, "entonces no puede ser que la respuesta del Estado dependa de una sola persona", agrega.
Asimismo, pone el acento en que aún es necesario ver en detalle "qué hay detrás de las cifras de Bukele", pero más importante aún es tener a la vista que el presidente salvadoreño "está personalizando la respuesta en seguridad, y si se hace eso, la lógica del análisis te dice que probablemente esa respuesta dependa de ese liderazgo en específico".
"Pero acá, lo que tiene que generarse es un acuerdo transversal entre todos los actores y todos los sectores políticos. Esa es la única manera de generar sostenibilidad en las estrategias políticas que se vayan diseñando. En el fondo, lo que se necesita es identificar son mínimos comunes en materia política para avanzar desde ahí en materia técnica. Y eso sí, de alguna manera, tiene mayor posibilidad de éxito y de que se sostenga en el tiempo", cerró.