Uno de los principales hallazgos del informe de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) en materia de educación superior -que se conoció la semana pasada- fue que el 35% de las carreras actualmente ofrecidas en el país presenta un retorno económico negativo y que la proporción de estudiantes que opta por estos programas ha aumentado, alcanzando cerca del 40% en 2023.
Sobre ello se refirió el economista Sergio Urzúa, investigador de Clapes-UC y profesor de la Universidad de Maryland, quien hace 13 años -específicamente en 2012- publicó un análisis en el Centro de Estudios Públicos (CEP) titulado "La rentabilidad de la educación superior en Chile ¿Educación superior para todos?", que llegó a la misma conclusión.
De hecho, en conversación con Emol aseguró que como "ejercicio académico es súper interesante", lo que entregó la FNE, pero como documento para entender las dificultades y los problemas de competencia dentro del sistema de educación superior, "a mí me parece que llega como 10 años retrasado, porque las conclusiones son las mismas que sabíamos hace 10 años".
En una carta enviada a El Mercurio el día sábado, Urzúa también apuntó contra la gratuidad y el Financiamiento para la Educación Superior (FES): Desde que emitió su documento de trabajo, dijo que "el Estado de Chile ha destinado millonarios recursos a financiar la educación superior" sin atender la realidad del retorno económico negativo y "la política de gratuidad es el emblema".
"Frente a la heterogeneidad de retornos y obviando las alertas, esta fue como un tratamiento de conducto realizado en la muela incorrecta". afirmó.
Asimismo, en la misiva cuestionó: "Frente a la veloz revolución tecnológica, la amplia intervención del Estado en educación superior ¿ayuda o daña la modernización de las carreras? Y la pregunta del momento ¿es el FES la solución a todos los problemas u otra idea equivocada que busca asignar miles de millones de dólares públicos sin atender los problemas de fondo del sistema?".
Ahora, en conversación con Emol, el investigador abordó por qué después de una década la situación se mantiene igual; qué responsabilidad le queda a los privados; qué deberían hacer las autoridades ante este problema en particular y, además, profundiza en cómo afecta el FES y la gratuidad.
Lo cierto, es que en cuanto a lo último expuso: "Si es que la gratuidad hubiese tenido un impacto positivo, se compensó con una peor calidad, así yo interpreto un poco el resultado".
- ¿Por qué después del diagnóstico que usted hizo hace tantos años cree que se mantiene la situación similar?
Mi impresión es que en ese momento, en 2012, cuando hicimos el primer el primer estudio en el que pusimos harto esfuerzo para poder informar a la gente que estaba tomando decisiones de política de la situación (...), la recepción del estudio fue bien mala, porque en el fondo el estudio lo que hacía era entregar malas noticias. Estamos parados en el 2012 y lo que nosotros estamos básicamente diciendo es que muchos de los esfuerzos que se habían hecho en educación, particularmente en educación superior, no estaban teniendo resultados, porque la promesa de una educación superior que te iba a blindar contra la pobreza, que iba a luchar contra la desigualdad, no se estaba dando.
Esas malas noticias fueron mal recibidas por la gente que tomaba decisiones, yo creo, había todo tipo de justificaciones y de razones de por qué esto se producía, y creo que reaccionaron mal a lo que se consideró que era una mala noticia. Y muy por el contrario, para mí en ese instante era bien obvio, los números estaban bien claros, habían problemas de incentivos en el sistema, habían problemas de calidad en el sistema que el estudio básicamente plantea, pero fue interpretado como una mala noticia que trataron como de incluso medio obviarla, porque estábamos atacando un tema central, una política pública, y más que una política pública, un relato que era de mucho optimismo.
Y eso recuerda, o sea, llevábamos 10 años con una expansión importante en el crédito universitario, de la mano del Crédito con Aval del Estado (CAE), las universidades estaban creciendo con mucha fuerza, pero ya en ese momento era bastante obvio que habían problemas estructurales del sistema. Pero nadie quiso aceptar esas malas noticias. Yo sentí que había sido un poco obviado en su momento y 13 años después estamos igual y peor, yo creo.
- En relación a eso y su carta a El Mercurio, usted dice que el Estado ha destinado mucho dinero, efectivamente, para financiar la educación superior sin atender este problema que identificó en 2012 y menciona la gratuidad. ¿En qué sentido afecta el haber incluido la gratuidad?
Cuando tienes que tomar una decisión, en cualquier materia de tu vida, siempre analizas costos y beneficios de tu decisión. Entonces, un estudiante estaba decidiendo qué hacer, si iba a una universidad o a un instituto profesional o a un CFPT, o dentro de la universidad, es decir, estudiar en la 'Universidad A', la 'Universidad B', la 'Universidad C', toda la información disponible, el estudiante va a utilizarla para poder tomar la decisión.
Con gratuidad, lo que hiciste fue distorsionar la información que los estudiantes tenían, porque el precio que tú pagabas antes -podemos discutir si estaba bien fijado o estaba mal fijado, eso es una discusión distinta-, pero en el fondo, al hacer la educación gratuita, entre comillas porque al final del día no hay nada gratis, tú distorsionas mi decisión, porque eliminas el precio, eliminas los costos y los potenciales beneficios. Eliminas la información respecto de la calidad de la educación que tú estás ofreciendo, ¿cierto? Y eso fue una distorsión muy potente por el lado de los estudiantes.
Por lo tanto, el estudiante que antes sabía que la 'Universidad A' cuesta tanto y la 'Universidad B' cuesta tanto (...) Ahora, bajo la supuesta gratuidad, no sé cómo medir lo que se me ofrece, y yo, pues, entonces, puedo caer en la tentación de entrar a universidades que son 'gratuitas', pero que son de muy mala calidad.
Esa es la parte de los estudiantes, pero hay una segunda parte que es el impacto que tuvo este nuevo financiamiento sobre las instituciones de educación superior y los incentivos de las instituciones de educación superior.
Yo no he encontrado, y es un poquito frustrante leer el estudio de la FNE, y es que a mí me parece que la gratuidad desde esa perspectiva, desde el punto de vista de la oferta de institución de educación superior, generó una distorsión gigantesca para la competencia. Gigantesca, porque hay universidades que optaron por no entrar en la gratuidad, otras universidades que optaron por entrar en gratuidad, y eso afecta, obviamente, la competencia, porque afecta los incentivos y después tiene impacto, tuvo impacto significativo sobre el financiamiento de las universidades.
No olvidemos que muchas universidades lo han pasado muy mal después de esta cuestión y otras les ha convenido mucho. ¿A cuáles les conviene? Bueno, a las universidades que ofrecen carreras baratas y muy grandes. Entonces, ahora lo que ocurrió con esta distorsión, en esta industria, digámoslo así, es que el Estado pudo haber estado financiando carreras que probablemente no eran muy pertinentes y que, para efecto de la evolución que estaba teniendo el mercado laboral, no ofrecían las cosas que se requerían.
- Centrándonos en la gratuidad y el retorno económico negativo, y visto desde el punto de vista del estudiante: ¿este ve realmente el retorno económico negativo? Porque en el fondo él no paga directamente la carrera.
Efectivamente, el estudiante no desembolsa mientras está estudiando. ¿Quién desembolsa? El Estado, es decir, todos las personas que pagan impuestos. Por lo tanto, el estudiante cuando regrese, sus impuestos van a financiar parte de la gratuidad de quienes estén estudiando en ese momento.
Por lo tanto, gratuito no es, porque en el fondo igual tus impuestos van a financiar parte de los estudios de otra persona, y por lo tanto, estás pagando, pero no lo pagas mientras estás estudiando. Eso es punto número uno, y efectivamente, para efecto del cálculo del retorno económico de educación superior, eso es algo que tú deberías incluir. Tú deberías decir, bueno, la persona, si estudia en estas universidades, no paga y después va a tener que pagar con sus impuestos, pero eso va a ser generalizado, entonces, eso debería aumentar el retorno económico de la educación superior, pero el problema es siguiente: primero, vuelvo sobre lo que decía antes, qué pasa si tú fuiste a estudiar, en esta distorsión de la decisión, carreras que eran poco relevantes, de baja calidad, en un mercado laboral que está cambiando.
Entonces, no es tan obvio, porque claro, es verdad que tú no desembolsaste, pero los ingresos futuros que vas a tener tú, dado la distorsión de la decisión, pueden ser menores que los que yo hubiese tenido en otro evento, como haber estudiado en otra carrera, que quizás podría haber pagado un poco, pero los retornos son mayores, porque la universidad tiene los incentivos para hacer las cosas bien y asegurarse que la cosa sea de calidad, porque están pagando.
Por lo tanto, en la decisión de qué universidad o qué carrera estudiar, la distorsión que genera la gratuidad no necesariamente asegura que el retorno sea más alto.
La segunda parte, que es cómo se calcula, como lo hice yo en 2012 y como lo replica el estudio de la FNE, es que el contrafactual es el no haber ido el no haber ido a la universidad. Es decir, haber egresado simplemente de educación media y haberte puesto a trabajar. En ese contexto, tampoco es obvio que el hecho de que tú no desembolses te asegura mayor retorno, porque lo que ocurre es que yo tengo la decisión de estudiar con gratuidad o empezar a trabajar directamente.
Si yo trabajo directamente, voy a entrar a una ocupación que requiere menores habilidades, de menor sofisticación, pero cada año que yo trabaje mi salario va a aumentar, porque el retorno económico a los años de experiencia es positivo. Por lo tanto, es posible que tú al principio podrías haber ganado menos, pero después de cinco o seis años es probable que tu salario haya subido suficiente como para ser, de hecho, comparable al salario que tú vas a tener al momento de egresar, sobre todo si fuiste a universidades de mala calidad y con carreras que no son pertinentes para el para el mercado laboral.
Y en ese contexto tampoco es evidente que el retorno asociado a un evento de ir a la educación y no tener un desembolso, desde un punto de vista económico, esto para la gente puede ser complicado, pero desde un punto de vista económico, como yo tengo que utilizar el costo-oportunidad para calcular el retorno, es posible que igual sea negativo.
- Y la FNE…
Lo que a mí me sorprende es que el número al que llega la Fiscalía Nacional Económica es el mismo al que llego yo, hace 13 años atrás. Y, por lo tanto, si es que la gratuidad hubiese tenido un impacto como positivo, se compensó con una peor calidad, así yo interpreto un poco el resultado.
Y ahí vuelvo sobre el punto original, qué pasó con los incentivos sobre los estudiantes, qué pasó sobre los incentivos de la universidad y de la institución de educación superior en general, temas que en el texto de la FNE no se comenta. O sea, a mí me parece que como un ejercicio académico es súper interesante, pero como un informe para entender las dificultades y los problemas de competencia dentro del sistema de educación superior, a mí me parece que llega como 10 años retrasado. Porque las conclusiones son las mismas que sabíamos hace 10 años.
Me parece que es un informe que está desfasado, está atrasado, o sea, no nos ofrece nuevas luces respecto de las dificultades. Las conclusiones son como muy obvias para efecto de lo que nosotros sabemos.
- Más abajo en la carta usted también cuestiona si el FES es realmente la solución o no. ¿Cómo lo ve?
Si los problemas son de información, si los problemas son de financiamiento, si los problemas son distorsiones a la decisión de los estudiantes, ¿cierto? ¿Un impuesto a los graduados es lo que tenemos que hacer para resolver esto? O sea, ¿no es esto peor, incluso, que los impactos que podría haber generado la gratuidad? ¿Cuál es el impacto sobre la competencia, sobre la productividad, sobre la eficiencia del sistema? Hay una distorsión que viene con el FES, que es este impuesto a los graduados, que lo reconoce la Contraloría en su informe, ¿y eso no es una distorsión que pueda afectar la competencia?
Te digo, el ejercicio académico me parece súper interesante, que el número sea casi idéntico al que produje yo me parece que valida un poco lo que se hizo, eso está bien, pero desde un punto de vista de un informe de la fiscalía, a mí me parece que llega desfasado y queda corto para efectos de entender particularmente el debate en materia de financiamiento de educación superior.
Si hay algo que a mí me queda es que, insisto, si el porcentaje de carreras que hoy día tiene retorno negativo es el mismo de hace 10 años atrás, yo solamente lo puedo interpretar como que durante este período no hubo una mejora de la calidad, y probablemente empeoró la calidad, y por lo tanto, insistir en un sistema de financiamiento con las características de lo que se discute, que profundiza los cambios que se realizaron en la segunda de la administración de la presidente Michelle Bachelet, me parece que es contraproducente. Eso es lo que yo saco en conclusión.
Y es preocupante cuando tú lees la reacción de los parlamentarios. Me parece que es equivocada, o sea, es lo mismo que vimos hace más de 10 años y reaccionan igual y vamos a terminar de nuevo con una discusión en la dirección equivocada. O sea, como lo dije en la carta, ya se hizo un tratamiento de conducto en una muela que estaba sana. ¿Vamos a hacerlo en otra más? ¿En serio? O sea, de nuevo, cuesta tanto mirar esto con perspectiva. Y ahí me parece que la FNE podría haber contribuido con un análisis más propio de la contingencia, más propio de su labor.
- Todo lo que hemos hablado es de carácter público, pero en esto también está el sistema privado. En ese sentido, ¿qué responsabilidad le queda a los privados?
Yo creo que lo que pasa es que las universidades privadas han estado tratando de encontrar por dónde crecer, por dónde avanzar. Y hay que distinguir que universidades privadas hay de dos tipos, aquellas que están bajo la lógica de gratuidad y las que están fuera de la lógica de gratuidad. Eso es muy importante. Yo creo que las universidades privadas hoy día tienen un desafío muy importante, en general ahora. Las universidades privadas tienen un desafío importante, porque el país requiere una educación superior de calidad y pertinente.
Las universidades emblemáticas, históricas, algunas de ellas tienen muchos problemas para poder hacerlo porque son muy grandes, lo dice la FNE, y tienen muchos problemas hace mucho tiempo, no solamente ahora, o sea, son décadas de problemas. Y el mercado laboral está cambiando a una velocidad infernal, la tecnología está cambiando todo, y por lo tanto, probablemente aquellas universidades que tienen algún grado de flexibilidad van a permitir al estudiante empezar a captar, adquirir las habilidades necesarias.
Yo creo que las universidades privadas tienen un rol fundamental en esto, porque tienen cierta más libertad en ajustar sus programas, en abrir nuevos programas, en informar a los estudiantes hacia dónde va la micro. Y las universidades privadas, probablemente aquellas que no están sujetas a gratuidad, tienen mayor flexibilidad en eso.
Ahora, ellos tienen un desafío importante que es mostrar, comprobar, que están haciendo la diferencia. En un sistema que por mucho tiempo creo que ha estado nivelado para abajo, las universidades privadas lo que tienen que hacer es adelantarse a los desafíos y constantemente mostrar a la sociedad que están teniendo resultados. Creo que varias de ellas lo están haciendo.
En ese sentido, el problema con el FES es que viene incluso a matar eso. El problema con el FES es que, como está diseñado, lo que va a hacer es realmente nivelar para abajo a todos. Por eso digo que es la profundización de un modelo conceptual que se instauró bajo la segunda administración de la presidenta Bachelet, que obligó a muchas universidades a sacar músculos. Y ahora, cuando quizás ellas están tratando de empujar la cuestión hacia adelante, viene esta propuesta de financiamiento público que en el fondo va a significar menor competencia, menor productividad. Tienen el desafío entonces de mostrar constantemente que están haciendo las cosas bien.
- ¿Cuáles son los riesgos de tener carreras con retorno económico negativo? Porque usted igual mencionaba en la carta que hay que ser "cuidadosos", que esto no significa que por lo que dice el informe todo título no vale la pena.
Yo creo que hay un riesgo, que personas que pueden pensar que van a tener un resultado económico importante pueden verse frustradas. Hay un tema de frustración. Yo creo, de hecho, lo he dicho varias veces, que parte del malestar que se expresó en el estallido del 2019 proviene precisamente de este tipo de frustración.
'Me prometiste que yo iba a la universidad y que la universidad me iba a salvar', lo hicimos gratuito, hicimos todas estas cuestiones, y cuando yo llego al mercado laboral, el mercado laboral me castiga, me penaliza. Eso es frustración. Entonces, yo creo que ese es el primer riesgo.
El segundo riesgo es el de que el Estado esté asignando recursos a instituciones o carreras que puedan no necesariamente asegurar calidad. Y, por lo tanto, esos retornos más que privados, sociales, negativos, son muy delicados, porque Chile no tiene espacio hoy día para tener ese tipo de holgura y, por lo tanto, eso es un segundo riesgo.
Tercero, creo que para efectos del mercado laboral también eso es complicado, porque el mercado laboral se nutre de los graduados. Y el mercado laboral está cambiando y se produce una desconexión entre lo que son las demandas de habilidades y actitudes, y capacidades que requiere el mercado laboral respecto a las que está entregando el sistema de educación o algunas carreras dentro del sistema de educación o algunas instituciones con retorno negativo. Ahí te diría que son los tres elementos.
Ahora, ojo, hay que ser cuidadoso. Si esto fuese con recursos privados y alguien que quiere estudiar genuinamente está dispuesto a hacer el gasto e invertir en una carrera que no tiene retornos positivos, si los recursos son privados, oye, viva la libertad. La gente debería poder hacerlo.
- Por vocación en el fondo…
Si la gente está dispuesta, la gente entiende qué es lo que significa y los números están, y aún así porque tengo vocación, o porque me gusta, o porque sencillamente sabes qué tengo el dinero, lo quiero hacer, oye, que lo hagan. Ojo con eso, eso también es súper importante. Entonces, cuando uno empieza a escuchar a los parlamentarios amenazando que entonces lo que hay que hacer es regular más y eventualmente incluso cerrar, ojo, porque el problema real es que ellos votaron y aprobaron financiamiento público de ese tipo de carreras. Pero si estas organizaciones entre privados y los privados toman decisiones informadas, es problema de la persona tomar la decisión.
.- En términos generales, a su juicio, ¿qué medidas deberían tomar las autoridades para ya abordar definitivamente este problema de retorno económico negativo?
Esto se debió haber hecho hace 15 años. Estamos atrasados 15 años. O sea, ninguna de las medidas que viene la FNE son novedosas. Así de simple. Hay que decirlo súper claro. Y por lo tanto estamos atrasados.
Lo primero creo que es que tenemos una discusión, me parece importante, respecto de la necesidad de entregar información fidedigna, no cualquier información, fidedigna, en la cual nos podamos asegurar que existe una precisión, que vale la pena mirar esto.
Segundo, me parece que es súper importante entender que la competencia puede ser una buena solución al problema que estamos enfrentando, porque sostener carreras (...) supongamos que realmente los retornos son negativos en estas carreras. Lo que sabemos es que el mercado laboral aprende rápido, las instituciones de educación superior aprenden rápido, y van a aprender más rápido todavía si se inventan competencias. Por lo tanto, asterisco ahí, me parece importante el esfuerzo, pero hay que mirarlo desde otra perspectiva.
Tercero, hay que analizar hasta dónde el rol del Estado ha logrado sostener estos retornos negativos. Eso es doloroso, pero si es que el retorno negativo hoy día es igual que el retorno negativo de hace 12 años atrás, y tenemos las discusiones que teníamos al comienzo, yo tiendo a sospechar que el Estado no ha hecho su pega en promover calidad y tratar de promover competencia y tratar de que esta cosa mejore. Eso me parece importante.
Cuarto, yo realmente creo que las cosas están cambiando, que el mercado laboral en todo el mundo lo estamos viendo. Y esos retornos negativos pueden acelerarse en la medida que la inteligencia artificial siga generando cambios en cómo nos relacionamos con el mundo del trabajo. Y por lo tanto, una cosa que hay que hacer rápido es tratar de entregarle herramientas a las instituciones de educación superior para que puedan ajustarse, sacarle estas camisas de fuerza que van mucho más allá del aporte fiscal directo, particularmente las públicas, porque no puede ser que en un mundo que cambia tan rápido, las universidades tengan estas mochilas que les impide ajustarse. Y eso va mucho más allá del financiamiento. Eso puede estar detrás también de estos retornos negativos, y hay que de alguna forma aliviar la carga regulatoria.