El resultado que arrojó la voz de las urnas el domingo dejó encima de la mesa varias victorias y derrotas, más allá de que Jeannette Jara y José Antonio Kast pasaron a segunda vuelta.
Jara logró un 26,85% y José Antonio Kast un 23,92%, pero también es necesario mirar lo que ocurrió con Franco Parisi, que se asentó en el tercer lugar de las preferencias con un 19,70%.
Ese fenómeno, para algunos analistas, está dado por la irrupción de un populismo no autoritario, que gracias a un programa de fácil digestión, permitió dar la sorpresa; una que, por lo demás, para el líder del PDG no era más que una certeza que "ocultaron" las encuestas.
Por su parte, una de las grandes derrotas, es la de Evelyn Matthei, para algunas voces, atribuibles a la incapacidad de mantener un personaje fuerte, o de encontrar el punto justo desde donde hablarle a la ciudadanía. Partió firme en el amparo de la derecha y Chile Vamos, pero fue mutando su discurso más hacia el centro; como respuesta "natural" -y lo que pareció estratégico-, ante los polos que representaban Jara y Kast.
Pero no resultó: los 1,6 millones de votos que consiguió Matthei no son suficientes para que su sector encuentre un consuelo. Algunas voces, como Sebastián Sichel (Ind-Chile Vamos), o el expresidente de RN, Cristián Monckeberg (RN), ya han comenzado a hablar del término de un ciclo para Chile Vamos, invitación mediante a hacer un "mea culpa" por el fracaso de una derecha que, de acuerdo al rector de la UDP, Carlos Peña, "quiso ser liberal".
Chile decidió llevar a dos "polos" hacia la segunda vuelta, y son varios los coletazos y capas que este resultado electoral grafica.
Para algunos, los resultados dejaron en claro que Chile está en un momento "más derechista", al menos, que el que se vivió con Sebastián Piñera como Presidente. Aún cuando no hay una adhesión ideológica sólida, dicen, hay elementos que observar.
Otros, en tanto, apuntan a que el nuevo ciclo político, con la derrota de la derecha de Chile Vamos mediante, habla de un cambio "radical" de la amalgama ideológica de la derecha, un tema más de pulsiones que de eficiencia en políticas públicas. Predominan entonces las "necesidades urgentes", y se privilegia en el voto a quien es capaz de ofrecer resolverlas, aún cuando esto implique un cambio de modelo.
Para el analista electoral, Pepe Auth, esta elección marca además la continuidad del clivaje Apruebo/Rechazo de septiembre de 2024, y no descarta que, en segunda vuelta, los resultados se estructuren en esa misma línea.
"Un momento más derechista"
"Estamos en un momento aún más derechista que el que vivimos con Sebastián Piñera, sin duda", comentó el académico de la U. de los Andes e investigador del IES Daniel Mansuy, a La Tercera.
Si bien el académico hace la salvedad que no existe una adhesión ideológica sólida, "para todos los que venimos mirando esto desde hace años, desde los 90 cuando la derecha entera llegaba al 30%–35%, esto es algo extremadamente novedoso que hay que administrar", y aunque es un misterio cuánto va a durar este fenómeno, asegura que "representa un momento importante".
En ese mismo sentido, comenta que la izquierda tuvo una "borrachera" muy grande en torno al 18 de octubre y al primer proceso constituyente, lo que hizo inevitable que produjera una resaca. "Y lo que estamos viviendo hoy es esa resaca. Y la derecha tiene el deber y la responsabilidad histórica de administrarla para el futuro", precisó.
Asimismo, reflexionó que en la medida que la democracia liberal, tal como la conocemos, tenga dificultades para responder a necesidades urgentes, "las personas inevitablemente se verán tentadas por soluciones que se alejen de ese modelo".
"Pulsiones" vs "eficienciencia de políticas públicas"
Para Carlos Peña, por su parte, comentó en una columna de opinión en El Mercurio, después de este resultado se empieza a constituir un nuevo bloque de poder en la derecha.
"Gramsci llamaba bloque de poder a una particular constelación de grupos sociales o clases y una determinada ideología. Sobra decir que en la derecha los grupos sociales dominantes en ella seguirán siendo los mismos; pero la amalgama ideológica parece estar cambiando de manera más o menos radical", precisa.
El experto asegura que lo anterior lo prueban la figura de José Antonio Kast y la de Johannes Kaiser.
"Ambos han elaborado un discurso que en vez de enfatizar la eficiencia en las políticas públicas (el discurso más o menos tecnocrático que asomó en Matthei) pone el acento en los motivos subyacentes, las pulsiones subterráneas de la vida social que no son solo el miedo al otro, sino también la idea de nación, de respeto a las reglas, de autonomía familiar y que alcanza incluso a cuestiones tan periféricas como los modales (el damas y caballeros de Kaiser es la mejor muestra de eso)".
A juicio de
Patricio Navia, profesor de Estudios Liberales de la NYU, la gente que votó por
Parisi, por ejemplo, ve en él un "
rechazo dentro del modelo, el rechazo capitalista a esa élite que está enquistada, y que es muy cerrada... que no son como los chilenos normales, que les gustan los apellidos, está bien, pero la gente dice 'ahí no voy a entrar nunca, porque no me van a dejar entrar, y tampoco me interesa entrar'".
Clivaje Apruebo/Rechazo
El analista electoral Pepe Auth plantea que si hasta la elección de 2021 el clivaje estuvo marcado por el Sí y No de 1988, en esta opción estuvo marcado por el Apruebo/Rechazo del Plebiscito de septiembre de 2022.
En una columna en Ex-Ante, el analista comenta que "es muy probable que el resultado del 14 de diciembre se estructure en torno a las mismas cifras para ambas candidaturas representantes una del Apruebo y la otra del Rechazo".
Agrega que "ningún bloque político tiene fuerza por sí solo para llevar adelante sus iniciativas. El próximo gobierno, aunque lograra conformar una coalición que incluya a todas las derechas, se verá obligado a construir mayorías detrás de cada una de sus iniciativas con elementos de la oposición, lo que sólo puede tener éxito si efectivamente se enfoca en las prioridades programáticas urgentes y de apoyo social mayoritario".
En esta línea, el analista político
Max Colodro, comentó a
EmolTV que resulta sorpresivo el "deterioro del oficialismo; un sector que ganó el Plebiscito del '88 con un 55%, que con Aylwin, con Frei, con Lagos, con Bachelet 1, estuvo sobre el 50% del padrón y que hoy está en 26%, creo que ahí hay un fenómeno muy complejo para la izquierda y centroizquierda, que requiere de un análisis y una autocrítica muy profunda".
