La Fundación Cielos de Chile llevó a cabo la revisión de 118 proyectos presentados en las 29 comunas, de las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo, declaradas Áreas con Valor Científico y de Investigación para la Observación Astronómica por el Ministerio de Ciencia.
Dicho estudio concluyó que ninguno de los proyectos ingresó una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) por su dimensión lumínica, "lo que implica que el mecanismo no está protegiendo la calidad del brillo del cielo nocturno en estas áreas".
¿Cuáles fueron los proyectos revisados?
Los proyectos revisados por la mencionada fundación fueron aquellos ingresados al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) entre 18 de octubre del 2023 (fecha de publicación de la Nueva Norma Lumínica) al 30 de junio del 2025.
De los 118 proyectos analizados, entre los que predominaron proyectos mineros, energéticos y de transmisión eléctrica, reflejando el carácter industrial del territorio, 50 se ubican en la región de Antofagasta, 36 en Atacama, y 29 en Coquimbo, además, de dos proyectos bi-regionales en Antofagasta y Atacama, y un proyecto interregional.
De ellos, un 52% corresponden a nuevos proyectos, que suman una superficie total de 22.711 hectáreas dedicadas a un uso del suelo industrial, mientras que el 48% restante son modificaciones de proyectos existentes.
De los 118 proyectos revisados, un 22% ya logró su aprobación, por ende, cuentan con una resolución de calificación ambiental favorable (RCA) a pesar de que no necesariamente cumplan con los criterios de susceptibilidad de afectación de áreas astronómicas.
Antenas del telescopio ALMA. | EFE
Solamente 2 de estos 26 proyectos definieron un área de influencia lumínica. Del resto de los proyectos, varios argumentan que no contemplan faenas nocturnas, o que no consideran instalar nuevas luminarias, sin detallar el cumplimiento de la Nueva Norma Lumínica (DS1) y muchos de ellos remitiéndose aún al decreto anterior de 2012 (DS43).
¿Dónde se ubican estos proyectos?
Las comunas con mayor cantidad de proyectos revisados son Antofagasta (15) y Taltal (14), donde también se localiza el sitio de construcción del Extreme Large Telescope (ELT) y el Observatorio Paranal.
Construcción del Extreme Large Telescope (ELT). | ESO vía El Mercurio
Solamente uno de estos proyectos define de manera correcta su área de influencia y entrega información sobre las luminarias a utilizar, aunque no menciona cómo cumplir con la disminución horaria (variable de duración).
Además, únicamente un 15% de los proyectos revisados se localiza a una distancia igual o menor a 50 km de un observatorio científico, de los cuales, 67% corresponden a nuevos proyectos, por lo tanto, debieran incluir en su evaluación ambiental la dimensión lumínica y el cumplimiento de la Nueva Norma Lumínica.
En tanto, el 68% de los proyectos revisados se emplaza o emplazará en una comuna considerada como área astronómica cercana.
Pese a que un 81% de los proyectos verificados incluye el componente de luminosidad artificial dentro de sus antecedentes, un 67% no define su área de influencia conforme con la guía de criterios del SEIA para determinar la susceptibilidad de afectación por luminosidad artificial, por lo tanto, se desconoce su grado de afectación al brillo del cielo nocturno, y la magnitud y extensión que este podría tener.
El estudio apunta a que "gran cantidad de proyectos afirman que no generarán afectación, ya que no tendrán faenas nocturnas, y que solamente utilizarán iluminación en casos específicos cuando sea necesario. Sin embargo, no especifican en qué casos la utilizarán, por cuánto tiempo, en qué sectores ni qué tipo de focos o luminarias".
"Sumado a lo anterior, los titulares en varios casos mencionan que el único alumbrado que utilizarán será para seguridad, no dejando claro si es debido a los trabajadores que realizan actividades nocturnas o si es para evitar robos o vandalizaciones a sus instalaciones", agrega.
¿Cuál es el perjuicio de la contaminación lumínica?
El estudio expone que la contaminación lumínica, definida como la alteración de la oscuridad natural de la noche, genera varios perjuicios importantes, ya que es considerada una amenaza ambiental que avanza rápidamente.
Los principales perjuicios identificados son los impactos biológicos y ambientales, provocados por la luz desaprovechada, innecesaria o inadecuada, que tiene consecuencias directas en la salud y en la vida de los seres vivos.
Este generalmente se basa en la expansión urbana asociada a la instalación de alumbrado exterior, en línea con el crecimiento de las ciudades en Chile.
Contaminación lumínica en el norte del país. | El Mercurio
No obstante, según el estudio, no es la única fuente de luminosidad artificial que afecta al norte del país, puesto que la instalación de proyectos de gran envergadura también se ha acrecentado en los últimos años, contribuyendo a la aceleración de la tasa de crecimiento de la contaminación lumínica.
Un ejemplo de esto son los proyectos relacionados con actividades industriales, principalmente "ligadas a la minería de gran y mediana escala, las cuales en muchos casos consideran actividades 24/7, y por ende, dependen de la luz artificial durante las noches para realizar estas faenas".
Este tipo de contaminación lumínica, presenta un perjuicio para la actividad científica y astronómica en el norte chileno, principalmente, afectando las zonas con cielos prístinos, que se han visto afectadas por la presencia de proyectos industriales y energéticos.
Observatorio AURA. | EFE
En esa línea, la contaminación lumínica perjudica potencialmente la observación astronómica, además de poner en peligro el avance de varios proyectos de inversión relacionados con esta actividad, y afectar la calidad de los cielos oscuros, lo cual subraya la necesidad de revisar y actualizar los criterios de evaluación de proyectos.
¿Cuáles normativas buscan proteger de la contaminación lumínica?
El contexto normativo chileno en relación con la protección de los cielos astronómicos se ha fortalecido en los últimos años, reconociendo la luminosidad artificial como contaminante.
La Ley 21.162 (2019) modificó la Ley 19.300 de Bases del Medio Ambiente, reconociendo la luminosidad artificial como un contaminante, y exigiendo la elaboración de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) en aquellos proyectos que se localicen cerca de áreas con valor para la observación astronómica con fines de investigación científica y que sean susceptibles de ser afectados.
Observatorio Gemini Sur. | International Gemini Observatory vía El Mercurio
Además, en junio de 2023, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación definió las áreas con valor científico y de investigación para la observación astronómica.
Estas áreas corresponden a 29 comunas distribuidas en las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo, cercanas a los observatorios científicos principales.
De igual forma, se establecieron requisitos para alumbrados industriales (DS N°1/2022), los cuales deben limitar la intensidad luminosa.
En detalle, la radiancia espectral no debe superar el 1% de la banda azul del espectro en las áreas de protección especial (incluyendo las comunas definidas como áreas astronómicas), el límite de reflectancia no puede exceder en más de un 20% los valores de luminancia e iluminancia, y en proyectos que no realicen faenas nocturnas, la iluminación debe mantenerse apagada o contemplar una reducción de al menos un 50% del flujo luminoso instalado.
Antenas del telescopio ALMA. | EFE
Construcción del Extreme Large Telescope (ELT). | ESO vía El Mercurio
Contaminación lumínica en el norte del país. | El Mercurio
Observatorio AURA. | EFE
Observatorio Gemini Sur. | International Gemini Observatory vía El Mercurio
