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Nos quieren en la casa

Una encuesta del CEP reveló que los chilenos no son muy proclives a que la mujer trabaje.

06 de Octubre de 2004 | 09:19 |
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Foto: Francisco Palma
Medianamente liberales a la hora de decidir su vida afectiva, pero conservadores cuando llega la de valorar el trabajo de la mujer. Así de paradójicas son las opiniones de los chilenos.

Los sorprendentes datos están en una encuesta sobre mujer y trabajo, familia y valores que realizó el Centro de Estudios Públicos (CEP) a fines de 2002, en un universo de 1.505 chilenos, mayores de 18 años. A ellos se les consultó acerca de la conveniencia de que la mujer trabaje fuera del hogar, su efecto en la familia y el parecer de la población respecto del matrimonio, la convivencia y el divorcio, dejando entrever que no somos tan modernos.

Machismo compartido

Según el último censo de población, el 46,7% de las mujeres entre 25 y 54 años participa en el mercado laboral. Una cifra muy baja si se compara con países desarrollados como Suecia (81%) e inferior a Brasil (50%) y Colombia (48%).

¿Por qué es tan bajo este porcentaje? Algunas respuestas se pueden encontrar en los resultados de este estudio del CEP, que incluso elaboró un índice para medir la aceptación del trabajo femenino.

Los valores de este registro van de 0 a 20 y su mayor valor refleja que la persona es más proclive al trabajo femenino. Chile sacó 9,7 (medianamente cerrado al trabajo de la mujer) y al compararlo con otros 23 países que participaron en una encuesta mundial sobre mujer, Chile quedó en el penúltimo lugar, sólo sobre Filipinas.

Esto se explica en que el 25,1% de los chilenos encuestados se mostró cerrado al trabajo femenino, opinión que compartió el 16,2% de las mujeres. Medianamente cerrado a esta posibilidad se mostró el 29,1% de ellos y el 42,2% de ellas. Es decir, ni hombres ni mujeres se muestran proclives a esta posibilidad.

Ésta es una sociedad que aún es conservadora en estos temas. Podríamos decir que es una sociedad machista, pero esto es avalado por las mujeres, opinó Carla Lehmann, encargada del estudio del CEP.

Culpas históricas

Lo anterior es reforzado por el apoyo a otra de las afirmaciones de la encuesta: Tener trabajo está bien, pero la mayoría de las mujeres en realidad lo que desean es un hogar e hijos recibió la aprobación del 69% de los encuestados y la desaprobación del 16%. Lo importante es que el 68% de las mujeres se manifestó de acuerdo o muy de acuerdo con esta idea.

María Fernanda Villegas, jefa del área de Autonomía Económica y Superación de la Pobreza del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), dice que estas respuestas se explican en las culpas que las mujeres arrastran históricamente, relacionadas con temas domésticos y con el cuidado de los hijos. Además, hay que pensar que tampoco existen estímulos reales para entrar en el mercado laboral, debido, por ejemplo, a la brecha salarial que existe con los hombres.

A la hora de opinar sobre afirmaciones valóricas, los encuestados toman un matiz relativamente liberal. Así, por ejemplo, el 62% se mostró de acuerdo o muy de acuerdo con la expresión un padre o una madre puede criar a un hijo tan bien como lo harían ambos padres juntos.

Lo mismo pasa con la afirmación es una buena idea para una pareja que tiene intención de casarse, vivir juntos primero, con la que se manifiestan de acuerdo o muy de acuerdo el 66% de los encuestados. Esta misma pregunta recibió el 59% de aprobación en una encuesta del CEP hecha en 1998.

De esta manera, el índice valórico para Chile fue de 12,6 y se situó mayoritariamente (58,2%) en la categoría de medianamente liberal.
Al analizar la paradoja entre esta posición liberal y la otra más conservadora, Luis Gajardo, director de la escuela de Sociología de la Universidad Central, explica que las personas han ido diversificando su opinión. Hace 30 años podías esperar de una persona conservadora una opinión conservadora.
Ahora, hay una mirada más instrumental, en la que una misma persona puede tener distintas visiones de la vida.

Costos familiares

Chile también aparece como un país que enfatiza los costos familiares asociados al trabajo de la mujer. Así, por ejemplo, la afirmación es probable que un niño en edad preescolar sufra si la madre trabaja recibió la aprobación del 83% de los encuestados.

En cambio, la afirmación una madre que trabaja puede establecer una relación tan cálida y sólida con sus hijos como una madre que no trabaja fue aprobado por el 47% de los encuestados.

En general, las afirmaciones favorables al trabajo de la mujer eran aprobadas por hombres y mujeres de entre 18 y 24 años, con 13 o más años de educación y de estrato socioeconómico alto.
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