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“Mi lado racional me va a quitar muchos votos en la vida”

18 de Octubre de 2004 | 12:19 |
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Se va relajando poco a poco, se acomoda en los mullidos sillones de cuero negro. Nos muestra su casa, cuyas paredes son todas de ladrillo a la vista.

Orgulloso, cuenta que dos esculturas de madera que tiene en el comedor las talló su abuela materna, “que es medio artista”. Los espacios son amplios y acogedores, como él. Destaca una gran colección de CD’s, perfectamente ordenada, “es que me encanta la música”.

La conversación se torna muy entretenida y, aprovechando que es la segunda vez que habla de su ámbito personal, dejamos un poco de lado su gestión pública, para internarnos en los recovecos de su personalidad.

-¿Qué piensas de toda esa gente que ventila su vida privada por los medios?
“Me carga esa gente que va a mostrar su vida privada a la tele, pero que hacen un escándalo cuando ventilan lo que no quiere que se sepa… ¡Es chistoso, qué más podís decir!”

- En una entrevista alguien criticaba que Chile sólo ha tomado la farandulización del destape español, ¿Te parece así?
“ Mmm…Uno, creo que hay gente a la que le gusta mucho, porque si no, no estaría allí. Si no existía la demanda, al ponerle esa oferta, la gente la compró. Es un mix, entre que le pones el tema y lo que gente quiere saber; por ejemplo (e ironiza una vez más), si los célebres van al baño, ¿cachai?
“Después está en los famosos, que además duran 10 minutos, cuánto quieren hacer de eso.

Por supuesto que no se ha seguido el destape español, que fue más completo. Porque allá llegó a la política, a los valores y aquí no poh, nos quedamos con esto. Creo que tenía que pasar y hay personas que le gusta. A mí me han invitado a varios programas y sólo fui al de Schiappacasse y estuve 10 minutos”.

-¿Es una tendencia?
“Claro, es que ganas más rating que la cresta. Un 20 por ciento y ya estás hablando de un millón y medio de personas que te ve. Si quieres ser conocido…basta con eso.
“Yo prefiero hablar noticias con Paulsen y darle un par de detalles del Tratado de Libre Comercio para hacerlo más ameno, que ir a otro programa; que puede ser entretenido, pero es desperfilarse. Yo, a pesar de mi aspecto prolijo (ironiza, de nuevo), soy una persona que está en una especie de tecnocracia; la que quiero proteger y, al mismo tiempo, desarrollar”.

-Eres serio, entonces.
“No significa eso, ni menos que no me guste la vida pública”.

- Volvamos a la comparación con el caso español.
“Para empezar, allá incorporaron al Partido Comunista, aquí no hemos sido capaces ni de reformar la Constitución. En España lo primero que se hizo fue crear una Constitución democrática, con el Pacto de la Moncloa.
“Aquí hay muchos sesgos y resabios autoritarios todavía. Si bien, al autoritario número uno lo dejaron botado, los que lo levantaron, lo protegieron y le hicieron cariñito, ahora lo dejaron de lado: que se pudra. Han mantenido su manera de ver el mundo: hay partidos de derecha que no son muy democráticos. Pero bueno, eso es lo que tenemos y lo que hay que mejorar”.

-¿Cómo?
“Es que además están sobre representados en el Congreso. Eso los chilenos no lo saben, no tienen conciencia de cómo es el sistema binominal. Depende cómo lo mires, es muy fuerte y muy perverso, porque tienes cinco listas de votación, pero el 66 % y el 33%, valen lo mismo; entonces, no hay proporcionalidad alguna. Es un sistema en que si uno saca 6, el del frente, 5 y tu compañero de lista, saca 1; el que tuvo 5 se va para la casa”.

-¿Lo detestas?
“Es un sistema que dicen que te da estabilidad, ¡mentira!, asegura que seamos todos iguales y, no, que repartamos cincuenta y cincuenta. ¿Las votaciones son las mismas? ¡Las pinzas! “La Concertación siempre ha sacado 50 o 52 por ciento; la derecha, sólo en el caso de Lavín, llegó al 47 %, pero en todas las parlamentarias anteriores nunca obtuvo eso… ¡No me parece! Entonces… ¿qué nos comparen con España?, ¡broma!”

¿ No hay cambios, entonces?
“No, sí ha cambiado Chile. Esta misma farandulización ha hecho salir temas que eran tabús: el tema valórico se discute un poco más abiertamente. La misma ley de divorcio, que no es perfecta, pero que ahora tenemos.Yo pensé que íbamos a seguir con la nulidad hasta que nos muriéramos. Es más, tenía terror de que se legislara sobre el divorcio, porque nos iban a cerrar la posibilidad de la nulidades y la ley iba a ser tan rigurosa, que íbamos a quedar entrampados para siempre, ¿cachai?”

- ¿Y tu posición frente al aborto?
“Me podría sacar el pillo y decir que no soy mujer. Pero fíjate que he tenido un proceso raro en este tema. Tenía el discurso de que las mujeres eran dueñas de su propio cuerpo. Me ha ido pasando que, sin tomar una posición definitiva anti aborto, ¡no me mojo el potito!; producto de la ciencia o de que estoy más viejo, he adquirido más conciencia de que el feto tiene vida propia. Creo, además -ahí sale mi lado más racional, que me va a quitar muchos votos en la vida-, que los abortos no disminuirán por que se hagan ley.
“Los países civilizados se están devolviendo en el tema y yo creo que eso amerita discusión, igual que el tema de la droga, la eutanasia…todas cuestiones que mi asesor de prensa me dice que no conteste”.

¿Le haces caso?
“Casi nunca y me meto en tremendos forros y me retan. Pero, te diría que, por principio, respeto la libertad de las personas a optar. Soy un tipo liberal, no tengo complejos en decirlo, y creo que todos los temas tienen que ir a la mesa de discusión”.

-¿Aunque le haga mal a algunos?
“Buena pregunta…En realidad las cosas tienen más de un lado por donde mirarlas. Tal vez mi discurso no va dirigido a todos los segmentos de la población, pero –como concepto- el tema de la prohibición me genera dificultad.
“Esto, claramente no, lo comparto con mi viejo, por un tema generacional, porque he vivido mucho afuera”.
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