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“Mi gran motor viene de la calle”

Nadie creería que Nicolás Larraín es pudoroso. Claro, todo el mundo tiene un lado oculto, pero para una persona tan hiperkinética, garabatera y acelerada como él, parece raro que le avergüence hablar de sí mismo y de su familia.

09 de Noviembre de 2004 | 10:53 |
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Aparece todo vestido de negro, sus oscuras y tupidas cejas resaltan aún más debido a sus canas. Tiene 39 años, nació el 19 de mayo de 1965; es serpiente según el horóscopo chino y Tauro, en el otro, “pero no creo en lo más mínimo en esas cosas”.

Nicolás Larraín reniega de su clase, los cuicones, como los llama; se exalta al hablar de ese tema, lo relaciona con la derecha política y termina en un embrollo que ni él mismo entiende. Por eso, dice, vive revisando sus posturas y creencias.

- ¿Te cuesta hablar de ti?
“No, en la radio cuento mi vida completa, desde mis cuentos de niño hasta lo que me pasa ahora; entonces, no encuentro que haya mucho más que decir. En cambio, en la TV soy casi un personaje, porque ese medio caricaturiza”.

- ¿Crees que la gente te ve medio prepotente?
“Lo que pasa es que vengo de un entorno cuicón, pero la verdad es que soy un chancho de mierda, súper descuidado”.

- ¿Qué te diferencia de ese entorno?
“A los cuicones les importa la ropa, los apellidos; son clasistas, yo no. Es un tema que me apasiona, ¿por qué somos como somos? Cuando trabajaba en agencias publicitarias me dediqué a buscar literatura sobre la clase media, hasta que me topé con Alfredo Jocelyn Holt. Para mí, la clase alta es cerrada, dominante; se cagaron a todos, porque no quieren que se vea la mierda que tienen bajo la alfombra”.

-¿Te consideras un rebelde?
“Creo que nos viene por el lado de mi papá (el mago Larraín), aunque él es más tímido. Fernando es rebelde al vestirse; yo, con la boca. Digo todo lo que se me cruza por la cabeza y eso, a veces, trae problemas”.

- Pero, en política te sigues declarando de derecha.
“Permanece mi fe en la derecha económica, pero deploro el comportamiento de los políticos de ese sector”.

-¿Cómo así?
“La derecha tiene que poner la otra mejilla y pedir perdón. No seguirle dando vuelta a la tuerca. No se puede decir yo no estuve en nada: yo soy de derecha y soy culpable ¡Hay que comérselo! Hay que pedir perdón, el político debe tener lealtad con la gente y basta”.

-También eres empresario, ¿cómo es tu relación con el sector?
“Creo en el modelo a concho, pero hay que cagar a los empresarios cabrones que le temen a la competencia. Esta te conviene para todo. Ojalá los flujos se mantengan a perpetuidad.
"Hay que correr más riesgos a nivel de administración y por eso la derecha me representa todavía. Creo en la locura: no le pongamos impuestos a los microempresarios regionales pa’que tiren pa’ arriba”.

- Raro que te sigas confesando de derecha, insisto.
“Es lo más raro de mi personalidad. No me seguiría sintiendo cercano a la derecha si no fuera por el modelo de mi familia; aunque soy más parecido a mi papá, que es re’ abierto...bueno, pero mi mamá también es súper sencilla”.

Estudió en el Manquehue desde primero básico a cuarto medio. No repitió, pero tampoco pasó del promedio 4,9. “No era tonto, en la PAA me fue muy bien. Me gustaba arquitectura, pero no postulé. Mi primera postulación fue periodismo, pero finalmente me metí a estudiar publicidad donde la Mónica Herrera”.

-¿Por qué?
“Las cosas no andaban muy bien económicamente en la casa. Mis papás se habían separado. Así es que el primer año estudié de día y los siguientes en la noche. Simultáneamente entré a trabajar a una empresa como junior. Después fui asistente de marketing (me echaron por bocón), vendedor, product manager y, finalmente, gerente general de una empresa de maquinarias. Después me independicé, puse mi propio negocio de máquinas, una bomba de bencina y fui gerente general de una agencia de publicidad”.

- Un ascenso rápido.
“Claro, soy muy winner. Acelero a la gente que me rodea. Me hago cargo de los problemas de los de al lado y voy y los resuelvo. Mi gran motor viene de la calle, de haber sido vendedor. Para mí no existe el no por respuesta. No tengo límite. A puro ñeque todo me ha resultado”.

- ¿Cómo llegas a la radio y a la televisión?
“Por hobby, por acelerado. Primero fue el grupo “Fresco y Natural Después del Postre”, con mi hermano Fernando y Felipe Izquierdo, que partió en el colegio, nos hicimos conocidos y así fue viniendo lo demás. También creo que soy el mejor productor del mundo: empujo, corro, converso, apuro para que salgan las cosas”.

- ¿Ahora te dedicas sólo a esto?
“Hasta el 2000 me dediqué a concho a mis negocios simultáneamente con la TV y la radio. Hoy estoy en C.Q.C. (Caiga Quien Caiga), en la radio Tiempo todas las mañanas y también doy charlas sobre mi técnica mágica para surgir en la vida: la del aperrado. Además soy socio de dos Lomitón”.

-¿Te has sentido frustrado alguna vez?
“He dado todas las peleas. Me siento en la cresta de la ola en la radio. Hago el programa que siempre soñé –C.Q.C.-. Tengo hijos sanos, una mujer maravillosa. No tengo grandes peleas. La separación de mis padres me partió el mundo en dos, pero me ayudó a crecer y saber que la vida no es de bilz y pap”.

- ¿Tan importante es C.Q.C. para ti?
“Éramos muchos en Chile que queríamos hacer el programa y un día llegan a mi oficina y me lo proponen: es muy choro”.

-¿No crees que el esquema del programa se está agotando un poco?
“La TV es un chicle medio terrorífico, que se estira hasta que estalla: es parte de la hueá. Tratamos de cambiar todas las semanas. Yo, personalmente, me aburro cuando todo es igual. Pero ¿quiénes son los que hacen noticia en este país?, siempre los mismos, estai obligado a repetirte. Por eso yo ya me quiero salir...”

-¡De C.Q.C.! ¿El programa que más te gusta en el mundo?
"Ah!! ¡Es una primicia! Me quedan unos meses no más yo creo, porque soy errático en mis lealtades aparentes y ya me estoy aburriendo”.

-¿No será porque te la pasas peleando?
“Na’ que ver. Esos son los diarios que agarran la hueá y la agrandan. Por ejemplo, a René Naranjo lo encuentro brillante, sobresaliente; él me hizo despertar al cine con sus comentarios, pero claro en los diarios he tenido que pelear con él, porque me pico, soy súper apasionado. No por eso dejo de saber el peso intelectual que tiene Naranjo.
“Es un orgullo que gente como Pedro Lemebel escriba una columna sobre nosotros, aunque sea en mala... “Sancho deja que los perros ladren, que vamos avanzando””.

-¿Y Julio César Rodríguez?
“Ese es un chanta, tiene pinta de flojo. Ni hablemos de él”.

-¿Y tu pelea con Felipe Izquierdo?
“La historia tiene más entretelones: el problema era conmigo, no con C.Q.C.. Es una cosa súper íntima que me da vergüenza ventilar. Es una pelea en la que he preferido comérmela, porque lo quiero como un hermano y me tiene apenado. En esta separación de matrimonio soy culpable del 50%. Yo dejé que salieran al aire cosas que a él le molestaron, pero si vamos a ser duros, hay que ser parejos con todos, sin tomar en cuenta amistades o lazos familiares”.

- ¿En que quedó la amistad?
“No me dí el espacio para retomar la amistad. Ya desde antes teníamos problemas en la forma de trabajar. Yo soy muy sensible y muy parecido a Felipe y por eso chocamos. Más de 20 años estuvimos juntos en los escenarios; tres años en la radio. Tenemos química, pero la metodología nos separa: nos enfrascamos en una cosa competitiva que finalmente nos distanció”.

- ¿Se han vuelto a ver?
“Nunca más nos vimos, hasta ahora; si nos invitaban a la misma parte, íbamos en horarios distintos, evitábamos estar juntos. Yo siempre creí que el tiempo debería acercarnos, pero el entorno era complejo. Te juro que no era por orgullo.”

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