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La piel necesita alivio

Más allá del paso del tiempo, la piel sufre un estrés oxidativo que responde a alteraciones internas, agresiones ambientales o hábitos como el tabaco o dietas muy estrictas. Esto se traduce en cutis resecos, menos firmes y elásticos, que se descaman y arrugan con facilidad. Para enfrentar el daño, se requiere de refuerzos cosméticos y antioxidantes.

18 de Noviembre de 2004 | 19:44 |
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Aunque suene extraño, a veces la piel puede reaccionar y estresarse. ¿Qué significa eso?, que existen múltiples factores, tanto externos como internos, que alteran su normal funcionamiento y la deterioran. Algunas evidencias de ello son la excesiva sequedad, falta de firmeza o luz y la aparición de surcos en la piel.

Victor Hugo Correa, dermatólogo de Vitaclinic, explica que en estricto rigor se debe hablar de estrés oxidativo. "Nuestro organismo, más que envejecer en forma cronológica o por el natural paso del tiempo, lo hace porque nos oxidamos. Así, cada vez que respiramos se liberan en nuestro interior iones superóxidos que dañan las células. A esto se suma el estrés cutáneo y el deterioro a nivel celular producto del esmog, de los rayos UV, de la mala alimentación, etcétera".

Se debe considerar también que la capa córnea de la piel cumple una importante función protectora, que nos permite vivir en un ambiente que de suyo es agresivo. Y que esta capa es una sofisticada construcción donde los ladrillos son las células, y los lípidos, el cemento que las une, el que cada 28 días se renueva y desecha las células ya dañadas.

"Durante el día la epidermis trabaja para defenderse frente a un entorno hostil que la irrita, envejece y erosiona, mermando su capacidad de respuesta. Por la noche, una vez liberada de su rol protector, trabaja para renovarse".
Clases de estrés
El doctor Correa aclara que existen dos tipos de estrés. Estos problemas significan un gran esfuerzo adicional para el normal funcionamiento y la protección natural de la piel.

Estrés exógeno: Son agresiones de tipo climático, mecánico o químico, que normalmente la piel puede soportar muy bien hasta que agota fuerza o su energía. Factores como el sol, la contaminación ambiental, los cambios bruscos de temperatura o los productos excesivamente agresivos pueden mermar toda su resistencia natural.

Estrés endógeno: Alteraciones hormonales, diferentes enfermedades, mala alimentación, los efectos de determinados medicamentos y, lo que es más importante, tensiones de tipo sicológico que pueden quitar mucha más energía de la necesaria y agredir notablemente la piel.


El médico asegura que lo esperado es que estos mecanismos se vean alterados a partir de los 35 años, cuando se evidencian los primeros signos de estrés. Sin embargo, muchas veces la piel puede reaccionar en forma prematura. Es el caso de aquellas personas que fuman, se sobrexponen al sol, son sedentarias, con malos hábitos de alimentación e intestinales. Es eso lo que puede explicar la acumulación de sustancias tóxicas que determinan estrés cutáneo a partir de los 25 años.

¿Por qué se estresa la piel?

Hay dos tipos de causas: factores internos y las agresiones que se reciben desde el ambiente. El doctor Correa sostiene que el consumo de tabaco y sustancias tóxicas, y el no hacer alguna actividad física hacen que la renovación celular se torne más lenta.

Además explica que con el paso del tiempo la piel pierde energía para renovarse al mismo ritmo, el organismo demanda un mayor consumo de ésta, y es ahí cuando la dermis se resiente. "El estrés supone una tensión adicional que ralentiza aún más el ciclo celular, dificultando sus funciones de protección, hidratación y oxigenación. Esto implica que células de peor calidad se van acumulando en la superficie cutánea; de ahí la falta de luminosidad".

Por otra parte, también se sabe que existen ciertas enfermedades que producen un mayor estrés oxidativo como el cáncer y la diabetes. Algo parecido sucede con las personas que realizan dietas demasiado estrictas, ya que la falta de vitaminas y proteínas acelera el proceso de deterioro.

Otro tanto se desencadena producto de alteraciones hormonales, lo que denota problemas de grasitud o de excesiva sequedad. Como los estrógenos aseguran la turgencia de la piel, cuando decaen se nota de inmediato porque ésta se adelgaza.

El especialista agrega que también son determinantes algunas agresiones externas como el sol, el frío, viento o los cambios bruscos de temperatura, que degradan la capa protectora y la fisuran, dejando evaporar más agua de la que debiera. Algunos contaminantes que emiten los vehículos y los sistemas de calefacción también pueden irritar la piel y provocar la muerte de las células.

Descamación y tirantez

Ante la pregunta de cuáles son los síntomas de una piel estresada, el dermatólogo asegura que corresponden a los mismos que identificamos con el envejecimiento. Es decir, se trata de una piel que se arruga, que va perdiendo elasticidad y firmeza, que pierde humedad, y en la que empiezan a transparentarse los vasos sanguíneos.

También se evidencia descamación, tirantez, textura y tono irregulares, flacidez, y arrugas producto de la deshidratación. Además, la renovación celular se hace cada vez más lenta, se produce menos colágeno, se retiene menos agua y se altera su mecanismo de pigmentación.

La respuesta ante tales síntomas debe ser pronta. El doctor explica que usar antioxidantes, por vía oral o tópica, resulta beneficioso. "Se estima que en un lapso de por lo menos seis meses utilizando cremas con antioxidantes se produce un cambio significativo y evidente en el aspecto de la piel".

También es imprescindible mantener la epidermis humectada. Además, la realización de peelings para estimular la formación de nuevas fibras elásticas y colágenas y el uso del láser por su efecto rejuvenecedor, constituyen estímulos positivos en ese sentido.

Si bien los tratamientos cosméticos diarios están destinados a ayudar a la piel en sus funciones, en casos de estrés oxidativo no parecen surtir los efectos deseados. Es en este momento cuando resulta útil un concentrado que reanime y normalice el comportamiento de la piel. Algunas alternativas son los sueros concentrados y las mascarillas.
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