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El encanto de las flores

Al margen de la dulzura de su fragancia, hay flores como las rosas, jazmines o caléndulas que resultan verdaderas curas para la piel. Entre sus cualidades destacan la capacidad para regenerar tejidos, combatir el envejecimiento, actuar como astringente o hidratante. Todo esto bien les vale un espacio en la industria de la cosmética.

30 de Junio de 2006 | 09:27 |
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Un agradable perfume no es el único atractivo que las flores representan para la cosmética. Además de su aroma, hay especies capaces de reportar importantes beneficios para la salud de la piel. No en vano ya son varias las firmas que las han ido incorporando en sus creaciones. María José Alonso, de la Sociedad Española de Fitoterapia, explica que en las flores es posible encontrar muchos de los ingredientes de base (proteínas, lípidos, vitaminas y minerales) utilizados en cosmética, los que presentan gran afinidad con la piel y una buena tolerancia cutánea.

Según dice, el poder de las flores puede ser utilizado en forma directa a partir de sus aceites o extractos, o indirecta, a través de aquellos principios activos que son aislados para maximizar su efecto sobre la piel. Agrega que en cuanto a sus propiedades cosméticas, tiene mucho que ver con su riqueza en vitaminas A, B y E, así como en diversos oligoelementos.


"Las esencias florales son fuente de multitud de principios activos, pues son mezclas de numerosos constituyentes: terpenos, alcoholes, aldehídos, cetonas, fenoles, etcétera. Esto explica que presenten, además de su utilidad en perfumería, propiedades diversas como su acción regeneradora o vasodilatadora que las hacen atractivas en el mundo de la belleza".

En este sentido, algunos de sus activos más útiles resultan los taninos, que son compuestos polifenólicos con capacidad para reparar el deterioro de la edad. A esto se suman propiedades astringentes, cicatrizantes y antisépticas, lo que explica que las flores que poseen taninos resulten ideales en lociones tónicas específicas de piel grasa.

En una flor también se pueden encontrar proteínas de origen vegetal, en forma hidrolizada, que ayudan a retener el agua en la piel. Y que, además, tienen propiedades texturizantes, por lo que contribuyen a dar flexibilidad, reducir las puntas abiertas y dar brillo al pelo.

Otra particularidad a favor de las flores es que su esencia se puede utilizar en estado puro, también en asociación con otras flores o con otros principios activos, como vehículo, y en sinergia con complejos de aceites esenciales.

Rosa

Su poder cosmético está en sus taninos y en su esencia. Maurice Mességué, un curandero popular oriundo de la Provenza francesa, de amplios conocimientos en botánica y que publicó varios libros con sus secretos, escribió en "Mon herbeir de Santé" que no existe nada mejor que el agua de rosas para el cuidado diario de la piel. "Nada se compara a ella en la limpieza del rostro y para prevenir y hacer desaparecer las arrugas. Nada es tan efectivo contra el acné y las impurezas".

La de las rosas es una de las esencias más antisépticas, una virtud que unida a sus cualidades ligeramente tónicas y suavizantes y a su acción sobre los vasos capilares, la hacen apta para casi todos los tipos de piel, en especial para las maduras, secas o sensibles.

También es una buena alternativa para el cuidado de los casos de rojez o inflamación cutánea. Y puede actuar como refrescante y descongestivo en zonas tan delicadas como el contorno de los ojos, que sufren con bolsas y ojeras.

A esto se suman propiedades aromaterapéuticas como la capacidad de aliviar tensiones y calmar el espíritu. Tanto a su aroma como a su consumo directo en una comida, incluso a su color, se le atribuyen efectos afrodisíacos.


Jazmín

Además de las evidentes cualidades de la esencia de esta flor para la creación de un perfume - está presente en casi todas las fragancias- , desde el punto de vista de la cosmética destacan sus propiedades revitalizantes, rehidratantes y regeneradoras. De hecho, en el ámbito de la belleza natural se recomienda el aceite de jazmín para el cuidado de las pieles secas y sensibles, en especial por su capacidad para mantener un óptimo contenido hídrico.

También se le reconoce el poder de mejorar manchas y el estado de cicatrices. A esto se suma el efecto que su aroma puede tener sobre el estado de ánimo. Se estima que posee una importante acción vigorizante y reductora de tensiones, lo que explica que el jazmín sea tan utilizado en sesiones de masaje o aromaterapia. Además, se sabe que actúa como un poderoso relajante muscular, y que en ocasiones resulta un buen antidepresivo.

Al igual que en el caso de las rosas, al jazmín también se le reconoce fama de afrodisíaco. Se dice que ello obedece a que la esencia de esta flor usada en su forma más pura, crea un ambiente de relajación capaz de motivar los sentidos.


Caléndula

Se destaca entre muchas otras flores por su poderosa acción terapéutica, de ahí que la llamen flor de maravilla. De hecho, se le ha atribuido una acción antiinflamatoria, analgésica, antitumoral, antiulcerosa, bactericida y diurética, entre otras. Una de sus cualidades cosméticas es el aporte nutritivo que significa para todos los tipos de piel. A esto se suma un reconocido efecto regenerador de tejidos que explica, en parte, su reiterada presencia en productos y formulaciones para niños y guaguas.

La caléndula también es efectiva en el alivio de las quemaduras solares, como cicatrizante y calmante cutáneo. Además, resulta el remedio natural más efectivo para suavizar pieles resecas, eliminar escamas y prevenir líneas de deshidratación.

También es un efectivo emoliente para la piel. Razón que explica el uso de su aceite en productos orientados a suavizar e hidratar la epidermis. Es muy indicado para pieles secas o sensibles, y para la delicada piel de los niños.


Rosa mosqueta

Es de esas flores que deben su fama a la cultura popular. Quién no ha oído alguna vez que ponerse unas gotas de aceite de rosa mosqueta en una cicatriz la hará desaparecer. Bueno, no hay nada de mito en ello, ya que se sabe que además de ser muy nutritiva, acelera el proceso de regeneración de los tejidos y con ello estimula la cicatrización.

Como uno de los regeneradores dérmicos más poderosos que existen en la naturaleza, su poder se explica por la presencia de ácidos grasos como el linoleico, oleico, y araquidónico, todos nutrientes vitales en la formación de la membrana de las células y en los mecanismos de defensa de la piel. Y sus propiedades no se agotan ahí, la rosa mosqueta también es altamente beneficiosa en caso de estrías, quemaduras, queloides y manchas cutáneas.

En general, se la incorpora en cremas hidratantes, aunque también está presente en productos antiedad. Esto porque es una flor rica en vitaminas A y C, sustancias de reconocido efecto antioxidante y, por lo tanto, capaz de combatir los primeros signos de envejecimiento. Los ácidos grasos esenciales, por su parte, mejoran las funciones vitales de la piel y dejan la epidermis más descansada y luminosa. Su única contraindicación es que al tener un alto contenido en lípidos o grasas, no es recomendable en pieles grasas o con acné.


Siempreviva

La inmortal o siempreviva es originaria de las regiones del este del Mediterráneo. Las flores se recogen a mano y su aceite esencial se destila y se utiliza para mejorar el estado de la piel y promover la renovación celular. Por esto se la denomina la fórmula de la juventud eterna. Además de actuar sobre el recambio de células muertas, la siempreviva es un poderoso agente hidratante recomendado para todo tipo de pieles, en especial las secas y maduras.

También posee propiedades regenerativas, estimula la circulación sanguínea y linfática, la oxigenación y nutre las células.

Su alto contenido en vitaminas A y E le asegura, además, una efectiva acción antioxidante capaz de neutralizar el nocivo efecto de los radicales libres, principales responsables del envejecimiento prematuro.


Perfumería

Las esencias florales son las favoritas en la creación de perfumes. La mayoría de las fragancias tienen ingredientes básicos como la rosa, aunque también se puede encontrar presencia de gardenias, narcisos y lilas. Otros incorporan peonías, magnolias, violetas y distintas variedades de orquídeas. Un imperdible en casi toda pirámide olfativa es el jazmín. Otra habitual es el azahar, que en el caso de los perfumes orientales se prefiere su estado más absoluto. A veces también se usa para acentuar las notas afrutadas.

Cuando se habla de la nota floral de un perfume no necesariamente implica el uso de pétalos. En el caso de los lirios, por ejemplo, son las raíces las que interesan a los perfumistas. Su olor difiere del de la flor y posee la particularidad, una vez tratada, de parecerse al olor de la violeta. De esta última flor lo que se usa son las hojas, en cuyo caso se obtiene una esencia absoluta muy vigorosa. Hoy a menudo se emplea la violeta como fijador de otros componentes, tal como ocurre con la flor de jacinto.
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