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Temores irracionales

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01 de Marzo de 2005 | 10:12 |
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“Tengo tanto miedo de viajar en avión que ya no lo hago. Es una sensación horrible la que siento cuando se cierra la puerta del avión y más aún, cuando éste despega. Mi corazón late fuertemente, mis manos sudan, me desespero, siento que voy a perder el control. Si alguien habla del tema me pongo tenso y me preocupo.
No es sólo el miedo a que el avión se estrelle o que toque un clima turbulento, es más bien la sensación de estar atrapado la que me da pánico.
Siempre que he querido cambiar de trabajo, tengo que evaluar si será necesario viajar en avión. Por el momento, solo voy a lugares en los que pueda ir conduciendo, por bus o por tren. Mis amigos siempre me dicen que, de todas maneras, desde un tren que va viajando a alta velocidad no podría escapar si éste sufriera un accidente, sin embargo en ese caso no experimento el mismo miedo que a bordo de un avión, por eso yo les contesto que este no es un miedo racional...”



Este relato aportado por un paciente de sexo masculino, 30 años, que concurre a la consulta pidiendo ayuda, ejemplifica lo que experimenta una persona con una fobia.

Las fobias específicas son un tipo de trastorno de ansiedad. La exposición a ciertas acciones o situaciones causa a quienes las padecen, un miedo intenso e irracional, difícil de controlar.

Algunas de las fobias más comunes son a los animales, como perros o serpientes, a insectos o arañas, a espacios cerrados o abiertos, alturas, túneles, a volar, a ver sangre, etc.

Pero las fobias no son únicamente miedo extremo, sino miedo irracional, por ejemplo, una persona podría escalar una montaña muy alta con toda facilidad, pero sentir pánico al subir al 10º piso de un edificio.

Los adultos con alguna fobia comprenden que su miedo es irracional, pero al enfrentarse a aquello que se los causa o a siquiera la idea de pensar en enfrentarlo, esto les provoca una crisis de pánico o ansiedad severa.

Las fobias específicas afectan aproximadamente a un de cada diez personas, son más comunes en mujeres y generalmente aparecen en la adolescencia o en la edad adulta.

Cuando los niños tienen alguna fobia, por ejemplo, miedo a los animales, por lo general ella tiende a desaparecer con el transcurso del tiempo, aunque en ocasiones puede extenderse hasta la edad adulta.

Frecuentemente el individuo llega a evitar el objeto, animal o situación fóbica, por ejemplo, evitando conducir a través de túneles si estos son la razón de su fobia o ante la imposibilidad de evitarlos, suele apegarse a ciertas “prácticas” en las que encuentra seguridad, como la de hacerse acompañar por una persona cercana. Sin embargo, mediante estas conductas, la fobia se va reforzando y arraigando en el sujeto cada vez más.

La persona no siente la necesidad de recibir tratamiento si le es fácil de evitar lo que le causa el miedo, sin embargo, muchas veces este tipo de evasión puede llegar a interferir en su trabajo y en su interacción social o familiar, afectando el funcionamiento normal del individuo.

Pero este tipo de trastorno de ansiedad tiene tratamiento y habitualmente éste es exitoso. Por cierto, esto último, dependerá de la severidad de la fobia y de la motivación del individuo para cumplir las indicaciones dadas por el terapeuta.

El objetivo del tratamiento es ayudar a la persona a superar la fobia y paulatinamente volver a desempeñarse en forma efectiva en todas sus áreas y desarrollar una vida normal y sin mayores limitaciones.

La técnica más utilizada se denomina desensibilización sistemática o terapia de exposición progresiva, en la cual los pacientes se van exponiendo gradualmente en forma guiada y asistida a lo que les asusta, hasta que el miedo comience a desaparecer.

Complementariamente una serie de ejercicios de relajación y respiración también contribuyen a reducir la ansiedad y van devolviendo al paciente el dominio de la situación.

En ocasiones, como apoyo a la terapia, se utilizan algunos tipos de medicamentos, principalmente ansiolíticos, los que ayudan a aliviar los síntomas de ansiedad.

Por cierto, los resultados dependen de una consulta y un tratamiento adecuado y oportuno, por lo que la búsqueda de ayuda terapéutica en forma temprana suelen augurar excelentes resultados y la reincorporación de la persona a aquellas actividades o situaciones que antes le estuvieron vedadas por aquel miedo irracional que los paralizaba.
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