Los árboles emplazados en las 2,7 hectáreas representan la vida y son un vehículo de enseñanza para cultivar valores como el derecho a la vida, el respeto y recuerdo de los seres ausentes.
Quienes han perdido una guagua, un niño o un joven de hasta 35 años por cualquier causa, pueden perpetuar su memoria en pequeñas placas donde está la fecha de nacimiento y muerte de cada hijo.
Éstas estarán adheridas en cientos de varas de acero inoxidable que imitan las varas de bambú y llevarán en su punta trozos de cristal de colores, alegrando el suelo con su juego de luces. En medio de este entorno natural, habrá una biblioteca que ayude a los padres en el proceso de duelo y un lugar ecuménico para todas las religiones sin distinción.
Como todo el mundo sabe, Susana Roccatagliata perdió a su segundo hijo, Francisco, a los 5 años, producto de una reacción alérgica al medio de contraste de un examen que le estaban practicando. Su dolor lo volcó en la ayuda a los demás y, al poco tiempo, junto a otras tres madres en duelo, formó la “Corporación Renacer”, que acoge a los padres que han pasado por el mismo dolor; corría el año 1996.
-¿Cuál era el espíritu al crear “Renacer”?
“Llenar un vacío en la sociedad. Hasta que se me murió Francisco no conocía a nadie que le hubiese pasado lo mismo y, si a alguien le había pasado, no lo hablaba, era un tema tabú, totalmente privado, al interior de las personas y cerrado entre cuatro paredes. Percibimos ese vacío y vimos la necesidad de crear algo”.
-¿Por qué ?
“Había que contener de alguna forma a las cientos de personas que empezaban a llegar de voz en voz a las reuniones de estas cuatro mamás; en ese minuto nosotras tuvimos la fuerza necesaria para canalizar y hacernos responsables de ello”.
-¿Ya no estás en “Renacer”?
“Las cosas que no se recrean, empiezan a generar conflictos. Si bien “Renacer” está hecho para recibirte en un primer período de luto, también debe generar otro tipo de encuentro y, la verdad, es que cuando uno tiene ideas nuevas, estas generan reticencia en las personas; más todavía en una sociedad que, a lo mejor, no avanza tan rápido. Y esta idea mía del parque, que tiene más de 7 años, generó conflictos y me salí de la corporación”.
-¿Siete años?
“Sí, tal vez esa es una de mis cualidades, la perseverancia; yo sabía que el Parque Memorial como idea era extraordinaria; no porque sea mía, sino porque es brillante: no hay papá que haya perdido un hijo que no quiera ponerlo en el lugar más bello de este mundo y ese pedacito de cielo en esta tierra es el parque”.
-Pero la crítica es que cada uno va a ver a su hijo al cementerio y que el Parque les queda lejos.
“¡Siempre hay que justificar tantas cosas en la vida! No… no importan los comentarios, porque la gente en Chile, en realidad en cualquier parte del mundo, se sube a los proyectos cuando son un éxito”.
-¿Y el costo?
“La plaquita vale 6.000 pesos, pero el aporte es voluntario, como dice en nuestra
página web
…”
-No, me refiero a quienes critican el costo mensual de mantener el Parque.
“Ah, mira yo creo que cuando le quieres encontrar problemas a cualquier cosa y ponerle cortapisas, le vas a poner cualquiera: que no hay micros en la puerta… Bueno cuando mis padres compraron su sitio en Nevería no existía ni siquiera la Scuola Italiana al lado, pero ellos fueron visionarios, vieron que la ciudad estaba expandiéndose hacia arriba.
“Lo mismo pasa con el Parque: hoy día, con un Espacio Riesco y una Universidad Mayor de vecinos, hay que ser realmente poco visionario para no comprender que luego no sólo va a tener acceso directo, sino que ese camino se va a construir entero.
“Lamento que no lo comprendieran, pero la alternativa era decirles ok, porque no hay micros y porque no sabemos como lo vamos a mantener, rechacemos esto, no lo hagamos”.
-Pero ¿cuál es el costo del proyecto?
“Es un proyecto barato, cuesta 300 millones de pesos en total, el agua viene incluida en el comodato, siempre lo estuvo; por lo tanto, realmente el costo nuestro son los guardias, la bibliotecaria, la capilla ecuménica que construiremos y la casa centro con sala para talleres. También tendremos un vivero propio, de manera que los padres puedan ir y saber que las plantitas que se van a llevar para sus casas van a ser criadas en el vivero, vamos a dar talleres de arte, vamos a hacer cosas distintas, a tratar de que los propios padres elaboren sus duelos a partir de un crecimiento distinto”.
Susana asegura que “Renacer”, en el fondo, quiere permanecer en el espacio de recibir a los padres y que le parece respetable. Incluso piensa que le hicieron un gran favor, porque, a días de firmar el comodato a nombre de “Renacer”, se enteró que no la apoyarían y llamó al entonces ministro de Vivienda, Jaime Ravinet, y le comunicó que había que abortar, pues no existía una corporación que recibiera el parque.
“Al día siguiente fui -como buena hija de italianos que son muy católicos y muy creyentes- y me encomendé al padre Pío. Le dije que si este proyecto no debía nacer que no naciera, pero si no que me diera una señal para perseverar en él. Y esa noche, al terminar la Misa, llego a mi auto, enciendo mi celular y no pasan ni 5 minutos y me llama el ministro Ravinet y me dice:
Susana yo confío en usted, haga otra corporación. Siga adelante .
-¿Cómo se llama la nueva corporación?
“Corporación Memorial de la Vida y la Esperanza. Porque es la esperanza de miles de padres de poner en un parque el nombre de su hijo muerto para que perdure en todas las generaciones venideras. El problema de un padre en duelo es que se pregunta
cuando yo me muera, ¿quien va a ir al cementerio?, ¿van a ir mis hijos?.
“Habría que preguntarse cuántos hermanos van a ver a sus hermanos; van muy pocos, porque no les gusta, somos nosotros, los papás, los que vamos. Entonces si yo hago un parque, vas a llevar a tus hijos, y ellos a sus hijos, porque es un parque bello, hermoso donde vamos a mirar hacia el cielo, donde nos vamos a encontrar en la esperanza”.
-¿Es cierto que es una iniciativa única en el mundo?
“Sí, en cuatro meses, con la página web, hay 3.800 inscritos y no solamente de Chile. Piensa tú lo que es para los padres cuyos hijos fallecieron en el extranjero, no tener ningún lugar dónde recordarlos en Chile.
“Hoy día la comunidad sueca, los españoles, los franceses, chilenos franceses me refiero, chilenos sudafricanos, todos están inscritos en la página y son los que más están trabajando por el Parque. Entonces digo
hay que tener poquita fe; yo tengo la fe enorme, tengo una suerte inmensa de tener mucha fe y de saber que todo va a resultar”.
-¿En qué etapa están?
“Estamos inscribiendo a los padres, y tenemos un compromiso de hacer cosas en el Parque que vayan ocurriendo de aquí a varios años. Piensa que cuando enterré a mi hijo en el Parque del Recuerdo, hace 18 años atrás, tenía dos años de inaugurado y nadie nunca jamás imaginó lo que iba a ser hoy, 20 años más tarde, pero si yo lo daba esto por escrito, nadie hubiese confiado. ¿Ves cómo se dan las cosas?”
-¿Lo cambiaste del Cementerio General, verdad?
“Lo que pasa es que mis suegros estaban ahí, pero era un lugar para mí triste, al que sabía no iba a querer ir, entonces lo cambiamos al Parque del Recuerdo, que estaba en ciernes, pero por lo menos tenía pasto, porque no había árboles, no había nada. Era un peladero con pasto y yo confié.
“Seguramente, porque yo había viajado mucho y me había abierto al mundo, había vivido en Estados Unidos, dos años en Italia; había visto otros cementerios, sabía que aquellos pueblos que rinden homenaje a sus muertos son mucho más sabios que los que no lo hacen; por lo tanto, venía con un concepto distinto, por eso dije pongámoslo ahí. No había nadie alrededor de la tumba de mi hijo y hoy día no puedes caminar”.
-¿Fue muy duro?
“Duro, difícil, es otro duelo, tienes que llevarlo a otro lugar, tienes que hacer todo el cambio, en fin, no es fácil, pero yo sabía que más difícil era el no poder ir al Cementerio General, porque no me gustaba ese lugar y punto”.
-Otro prado.
“Siempre me han gustado los prados, los árboles, lo verde y la vegetación y por eso que creo que el Parque Memorial es el gran proyecto del siglo 21 en Chile. Piensa que ya nos entregaron un premio de la Fundación Futuro, recién, el 11 de enero.
“No existe un proyecto que no tenga dificultades. Si a un empresario cualquiera tú le preguntas… el ser empresario significa caerse mil veces, pero lo importante es saber pararse en la vida y yo creo que Dios me ayudó y los niños del cielo me dieron la fuerza para saber que no tenía que escuchar a los corazones un poco pesimistas y seguir adelante y de no llenarme de energía negativa.
“Los que quieran decir no, que lo digan y si quieren, el día de mañana, que tengan la posibilidad de participar. No por algunas personas no iba a existir y el tiempo me ha dado la razón”.
-¿Fue duro romper con “Renacer”?
“Es que yo no rompí”.
-Bueno, que no te hayan apoyado.
“Nunca me pregunto el por qué sino el para qué; he aprendido en mi vida a no preguntarme tanto el por qué, yo no me enrollo por eso, yo las quiero a todas igual, las voy a querer a todas siempre y quiero a todos los padres de “Renacer”, porque por ellos me di completamente, pero voy a ser útil para ellos en cualquier lugar en el que esté, no importa el nombre que tenga. No me quedo en eso, estoy por sobre esas cosas, no soy rencorosa para nada y te digo ¡yo soy una hacedora de cosas, porque vengo de una familia de hacedores!”
-¿Estas dedicada completamente a esto?
“Sí, es que este proyecto es una maravilla, es lo más lindo, imagínate, gente de todo el mundo… espero que el día de mañana esté en Argentina, en Paraguay, en Uruguay, en todos lados, porque todos los que se han metido a la página dicen yo quiero estar ahí… todos”.
“Hoy día las mujeres lo tenemos todo; es cosa que lo tomemos”
“Somos una mejor familia porque conocemos el dolor de cerca”
