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“La pedofilia y el abuso sexual salieron del closet”

Esta profesora de historia se enfrenta todos los días a casos dramáticos de abandono y maltrato infantil. Asegura que no se ha endurecido ante esta cruda realidad, pero que concentrarse en el trabajo le ayuda a sobrellevar los días difíciles. Está esperanzada en que los abusos sexuales alcancen grados de sanción penal y social tan altos que los inhiban.

09 de Junio de 2005 | 10:03 |
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No es fácil estar en el cargo que ocupa desde el 2000. Nada de fácil si se toma en cuenta que en los últimos años los delitos sexuales en contra de niños se han develado como una terrible realidad más frecuente de lo que muchos creían o querían creer.

Profesora de historia, imbuida en los temas de mujer y familia desde que la Concertación llegó al poder, Delia del Gatto -a la cabeza del Servicio Nacional de Menores, Sename- ha enfrentado públicamente este problema con admirable calma y racionalidad, muy lejanas a los sentimientos de dolor y frustración que vive en privado.

-¿Qué fenómeno posibilita que la pedofilia y el abuso sexual salgan a la luz, hoy en Chile?
“Lo que está pasando en Chile no es un fenómeno aislado, hay repercusión por las grandes redadas que se hacen en Europa a nivel internacional y que desbaratan los grupos que usan internet. Hay que contextualizar lo que pasa, y, en parte, es producto de lo que ocurre en otros lados, aunque, tal vez, desde hace varios años antes que nosotros.
“Creo que en Chile se ve esto con fuerza porque estuvo por muchos años escondido y se ha generado un efecto de pérdida de inocencia, se deja de pensar que estas cosas no pasaban o que eran hechos aislados. De repente, la gente se da cuenta que no son tan pocos niños, que es bastante transversal el fenómeno (por grupos socioeconómico) y que hay personas que se organizan para abusar niños. Esto genera impacto y como hay más conciencia de los derechos de los niños, produce rechazo, reproche”.

-Ese impacto es mayor por la cualidad del delito.
“Sí, siempre ha habido homicidios y violaciones de adultos, pero hay un impacto cuando el abuso y la violación es a niños y sobre todo, porque se da en el entorno cercano, o sea, cuando el que abusa es el tío, el profesor, el primo y hasta el padre. En el 70% de los casos es alguien de ese entorno”.

-¿Esta visibilidad es reflejo de los cambios de la sociedad chilena? ¿Es algo similar a lo que hizo que la homosexualidad saliera del closet?
“Tengo ese convencimiento; el abuso sexual y la pedofilia salieron del closet, definitivamente y para quedarse en lo que es una preocupación de la ciudadanía. Es un cambio cultural, porque hace 50 años se le consideraba algo menor y había además, una menor valoración del sujeto niño en relación a sus derechos de desarrollarse sano, con indemnidad sexual”.

- Las ventajas de tanta visibilidad caen de cajón, proteger a los niños. ¿Hay desventajas a la larga?
“Tal vez la desventaja es, y creo que es un precio que hay que pagar, que las personas se vuelven muy susceptibles, se da una cierta paranoia, y andan preocupados en extremo. Hay países en Europa donde es muy mal visto que un extraño se acerque hacerle cariño a un niño en una plaza; a los padres no les gusta y tienden a pensar mal. El costo que se paga es que se genera la necesidad de distanciarse de gestos afectuosos.
“Tal vez, al ser tan inocente la sociedad hace 20 años, facilitó que las personas que tienen estas desviaciones se ocuparan en trabajos con niños como transporte escolar, colegios y otros. No es que seamos paranoicos, es verdad que hay un patrón de conducta clarísimo y quienes tienen estas desviaciones va a buscar estar cerca de niños, va a ir a los parques, a los videos juegos.
“Pienso que ese precio es menor al riesgo que corre un niño cuando alguien se le acerca de tan buena voluntad y en un descuido de los padres, lo abusa y afecta su vida para siempre”.

El hecho de que en los últimos meses jóvenes con cierta ascendencia tales como el hijo de la presidenta del Consejo de Defensa del Estado, Bruno Coulon, y las hermanas (modelo y actriz) Angela y María José Prieto revelaran haber sido abusados ha hecho que muchos se cuestionen el valor de esas declaraciones considerando el estrato socioeconómico al que pertenecen. Delia del Gatto lo hace notar.

-Los prejuicios colocan al abuso en sectores de pobreza y baja educación. ¿Que el fenómeno llame más la atención se debe a que se ha descorrido el velo en los grupos pudientes?
“Eso es exactamente así. Cuando se analiza la franja de los agresores y niños agredidos el fenómeno es transversal, o sea, no hay condición socioeconómica. Puede tratarse de un profesional como un obrero, un joven de 19 años o un viejo de 70. Hace dos años hicimos un estudio entre niños abusados para definir el perfil del cliente y la conclusión es que puede ser toda persona mayor de 18 años.
“Hay personas del sector ABC1 que tienen esta inclinación y, efectivamente, usan sus recursos económicos, solvencia y rango, justamente, para tener mayor impunidad”.

-¿En qué ayuda a un niño abusado el que personajes públicos ABC1 reconozcan también haber sido abusados?
“Lo digo a nivel de hipótesis, pero pienso que sí un niño ve que personas adultas, con educación, cuentan que les paso algo similar, ayuda a que el niño decida contarlo y también a que su círculo cercano, que es más reacio a creer algo así, acepte una denuncia contra alguien importante.
“Sin caer en una situación en que dudemos de todo, es indispensable que cuando se tenga información de un abuso, las personas se tomen por lo menos el tiempo de chequear antes de negarlo a priori, decir esto es imposible que ocurra en mi casa. Hay que ser más suspicaz sin caer en la paranoia”.

-¿Cuánto ayuda a un niño en su proceso de recuperación el no sentirse único?
“Los expertos que trabajan en reparación del daño causado dicen que parte de ese proceso es que el niño sepa que lo que le ocurrió no sólo es malo, si no que quien lo hizo cometió un delito y debe ser castigado por la justicia. Obviamente, entender que no es único y que no está solo en el mundo también es importante, así como que él no tiene la culpa”.

-¿Qué capacidad de resiliencia (superar situaciones difíciles) tienen los niños?
“Tienen una gran capacidad y esa es la gran esperanza. Ahora es más difícil en niños más grandes, o sea, en un niño de 14 que de 8 años. Cuando un niño es pequeño, su capacidad de recuperarse es altísima con una intervención terapéutica adecuada y por eso, es parte de la política pública tener programas de reparación gratuitos”.

-¿Un niño que cuenta lo que ocurrió tiene más opciones de recuperarse que uno que lo calló?
“Por supuesto, dentro de los procesos claves es que el niño devele la situación, en esos términos, o sea, confió y contó todo lo que le pasó. Al ser plástico, un niño que lo contó tiene más posibilidades que uno que lo guardó por años; a lo mejor ése podrá hacerlo pero le costará más, no lo sé.
“Cuando hablamos de superar el abuso no estamos hablando de que olvidan lo ocurrido. Siempre van a tener una situación distinta en sus vidas que aquellos niños que no han sido abusados. Es como hacerse un corte, que te pongan puntos, que se cure y se te pase la pena, pero la cicatriz siempre va a estar ahí; esto no es mágico”.

Para la directora del Sename, el papel que han cumplido los medios de comunicación ha sido fundamental en este proceso de destape que está viviendo Chile. No sólo han hecho visible el delito, sino que ha ayudado a derribar tabúes y ha permitido una suerte de retroalimentación; la prensa informa de algo que la gente quiere conocer, porque está impactada.

“Creo que el rol de los medios en todos los cambios culturales como la toma de conciencia de la violencia intrafamiliar o los abusos de niños es fundamental. Ayudan a que las personas conozcan masivamente esto y les informan de hechos para que los puedan prevenir. Le asigno la máxima importancia en todos los cambios que han sacado situaciones ocultas bajo la alfombra”, dice.

-¿Tienen alguna responsabilidad en el origen de estos delitos? ¿Un efecto imitativo?
“No lo sé, los expertos dicen que la pedofilia es una desviación sexual, no se trata de un acto de insanidad, no se trata de locos ni enfermos. Las hipótesis son muchas y no está el hecho de que sea una conducta imitativa. Hay otros factores como haber sido abusado cuando niño y se repite la conducta, o la presencia de un sentimiento de inferioridad e inseguridad, también la baja autoestima. Una persona normal que ve un acto de abuso no debería decir ah… me voy a poner a probar esto, no debería”.

-En el caso concreto de la pedofilia, ¿la tecnología, la globalización ha agravado la situación?
“La globalización y el uso de la tecnología trae muchas cosas buenas, pero nada es bueno cien por ciento. Es verdad que antes un sujeto podía tener 100 copias de una foto y ahora las sube a internet y las puede traficar a través de continentes. Los delincuentes, efectivamente, usan la tecnología para otros fines y por eso, las policías se coordinan.
“Estas redes son súper lucrativas, no se trata sólo de personas que quieren ver satisfechas sus desviaciones sexuales, aquí hay plata de por medio y en muchas cantidades.
“Tengo una visión positiva de que los países van a generar los instrumentos para que esto tenga un freno y se pueda perseguir y castigar”.

-¿Qué beneficios traerá la reforma procesal penal en este capítulo?
“Lo principal es que los juicios son más rápidos, en el sistema antiguo duraban 4 o 5 años y eso es fatal. También hay más efectividad; no tengo las cifras, pero hay más condenas. Además, como se trata de procesos más modernos se han generado resguardos para los niños; antiguamente podían haber careos entre el niño y quien lo violó y hoy las declaraciones se toman en salas especiales y los niños pueden testificar con más seguridad. Las fiscalías se han ido especializando en delitos sexuales y también hay transparencia, es bueno que los juicios orales sean abiertos y no secretos”.

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