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Plan familiar... y deportivo

El uso de los anovulatorios (conocidos como "píldoras anticonceptivas") genera tantas alteraciones a la mujer deportista como las que produce el mismo ciclo menstrual.

15 de Mayo de 2006 | 16:14 |
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Desde hace décadas, con la creciente participación de la mujer en el deporte, tanto la medicina deportiva como los técnicos comenzaron a mostrar especial interés en conocer la influencia de los ciclos menstruales en el ejercicio.

En su período, la mujer experimenta alteraciones de los niveles de hormonas hipotalámicas, hipofisiarias y ováricas, que se reflejan en fluctuaciones de sus niveles energéticos y, por supuesto, en su rendimiento físico.

Los ciclos menstruales de duración lunar están regidos por factores hormonales y nerviosos. De ahí que agentes extragenitales puedan alterarlos y, de paso, influir en las actividades físicas de la mujer.

Durante la fase premenstrual y menstrual, el organismo femenino soporta cambios hormonales que pueden alterar sus condiciones físicas y síquicas. Se aprecia mayor tendencia al agotamiento y disminución de la resistencia, la fuerza y la reacción. No es raro observar, además, cambios de carácter, inestabilidad, menor capacidad de concentración y hasta estados depresivos.

Como consecuencia de estas alteraciones químicas, es frecuente que se genere también una retención hídrica, que la mujer identifica como "cuerpo pesado".

En contrapartida, muchas atletas declaran (y demuestran) ser más poderosas durante su menstruación, fenómeno conocido popularmente como "el poder de la regla".

Es claro entonces que las deportistas, sobre todo las más sensibles a estos vaivenes, deben aprender a planificar la carga de entrenamientos y competencias de acuerdo a su ciclo menstrual.

En esto, la autoscopía - es decir, saber auscultarse- es la herramienta más útil para prevenir consecuencias negativas de una actividad física exagerada o realizada en condiciones desfavorables, que propenden a lesiones.

Así como existe una correlación entre el momento del ciclo menstrual y el rendimiento atlético, las deportistas que eligen los anovulatorios como método anticonceptivo pueden experimentar, en mayor o menor grado, los mismos vaivenes energéticos y de rendimiento que durante un ciclo natural.

¿Por qué? Sucede que los anticonceptivos hormonales, llamados comúnmente "píldoras anticonceptivas", no son más que remedos de las producidas en el ovario y que "engañan" a la glándula hipófisis con altos niveles hormonales.

De este modo, la glándula no se ve retroalimentada por una escasez de hormonas femeninas y deja de estimular a los ovarios, que no secretan las propias ni tampoco huevos maduros. En otras palabras, no hay ovulación y por eso se llaman anovulatorios.

Los anticonceptivos hormonales pueden acentuar o mitigar las fluctuaciones energéticas del ciclo femenino. Y en esto hay grandes variaciones individuales, por lo que es necesario ajustar la dosis de ellos a cada deportista que los elija como método de planificación familiar o terapéutico.


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