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Revalorizar el trabajo en la casa

Reconocer lo valioso del trabajo al interior del hogar y su importancia en la formación de la familia requiere de cambios sociológicos y culturales profundos y de la ayuda de las leyes.

31 de Agosto de 2005 | 13:49 |
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Cuando algunos candidatos presidenciales ponen en sus bases programáticas pagar un sueldo a la dueña de casa, muchos se preguntan ¿cuál debería ser éste? ¿qué valor tiene cuidar a los hijos, a los enfermos, hacer la comida, el aseo y atender a los integrantes de la familia, promoviendo la armonía?

El tema no es de fácil solución y como muchos procesos sociales, requerirá de tiempo antes de que se instale en la agenda pública y privada.

Sin embargo, la urgencia hace que algunas voces se levanten. Y una de ellas es de Faride Carvajal, trabajadora de un mall que sale antes de las 8 de la mañana de su casa y regresa a ella, después de cerrar la tienda, a las 21 horas. Tiene dos hijos pequeños, a los que no ve mucho porque tiene dos días libres a la semana y trabaja todos los fines de semana, excepto dos domingos al mes.

“Yo les cuento lo que hago en el día, pero no me escuchan… están durmiendo”, narra con la angustia de una madre que no está viendo crecer a sus hijos.

La revalorización del trabajo en el hogar y su rol en la sociedad fue el tema debatido en un panel organizado por la revista Hacer Familia, que planteó la necesidad de compatibilizar la vida laboral fuera de la casa con el trabajo en familia y la importancia que tiene cuidar a los hijos en el desarrollo de la sociedad.
Formar a la persona
El psicólogo infanto-juvenil Raúl Carvajal expuso, desde la perspectiva de la formación de la personalidad de las personas, las consecuencias que tiene la ausencia de los padres del hogar o la falta de tiempo para los hijos.

Indicó que la familia es el espacio donde se genera el espacio psicológico de las personas porque allí es donde se experimentan los afectos, valores y las normas, entre otros. En ese núcleo es el único lugar donde se da el reconocimiento al individuo no por lo que es o por lo que hace, si no porque simplemente existe.

“En la familia se arma la persona y cuando se arma la persona se arma al mundo”, dijo.

Carvajal hizo ver que muchos de los problemas de aprendizaje y autoestima tienen su origen en esta carencia. “Muchos padres pierden al hijo y sólo tienen un estudiante ya que las conversaciones se remiten a las tareas y a las notas”, aclaró.

La directora ejecutiva de Comunidad Mujer, Esperanza Cueto, fue crítica frente a la situación que vive la mujer chilena, tironeada entre su casa y su trabajo.

Aseguró que la incorporación de la mujer al mundo laboral ha consolidado y reafirmado que la mujer sigue siendo la responsable de la marcha del hogar y por lo tanto, en vez de liberarla de ese rol, sólo le ha recargado su tarea.

Y la explicación de esta abogada está en el hecho de que cada vez que se habla de flexibilización laboral, se habla desde la perspectiva de que debe ser un beneficio pensado en las mujeres, para que ellas puedan seguir a cargo de la casa, junto con desarrollarse profesionalmente.

Esperanza Cueto fue también realista y se planteó frente al dilema de por qué, existiendo un tironeo, la mujer trabaja en vez de quedarse en su casa. Sostuvo que si bien algunas mujeres trabajan porque desean desarrollarse, lo cierto es que la gran mayoría lo hace porque su ingreso tiene un impacto significativo en el bienestar familiar y en la posibilidad de acceder a mejor educación y otros.

Así las cosas, planteó la necesidad de avanzar en políticas públicas que concilien la vida laboral con la vida familiar a partir de una revalorización del trabajo doméstico y una flexibilización de los roles familiares, donde las tareas del hogar sean compartidas por hombres y mujeres.

Esperanza hizo ver que algunos países ya denominan el trabajo en el hogar como economía de cuidado porque son las mujeres las que se hacen cargo de las personas enfermas. “Y como este trabajo no tiene una valoración económica (o retribución monetaria) es invisible”, dijo.

Aunque destacó los pasos que algunas empresas han dado en el camino de la conciliación, señaló que para las pymes -aquéllas que ocupan la mayor cantidad de fuerza laboral femenina- avancen en el mismo sentido se requiere de políticas públicas.

“La mayor tensión que hay entre el trabajo y la casa y que presiona a las mujeres se debe precisamente por la revalorización que se está dando a la familia; como no se confía en el vecino, en la sociedad, a la familia se le exige todo”, sostuvo la abogada.

La directora de la revista Hacer Familia, María Ester Roblero, recogió la opinión de algunas participantes del panel en cuanto a que probablemente, mientras no se le de una valoración monetaria al trabajo en el hogar será muy difícil que se valore el esfuerzo y dedicación de la mujer en la casa.


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