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Un chico con las cosas claras

Después de una larga estada fuera del país, no ha parado de trabajar en televisión y teatro durante dos años. Es una nueva etapa en su carrera, donde el humor juega un papel preponderante. Quiere tener un hijo, pero está a la espera de encontrar la pareja adecuada.

15 de Noviembre de 2005 | 09:49 |
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Llega completamente vestido de negro, con una camisa como de bambula, de la que sólo se ve la capucha; un bolso, también negro, cruzado, las manos en los bolsillos y cara de desorientado. La tenida hace que resalten más sus ojos azules, su pelo rubio y su cara de niño bueno, algo somnoliento.

Acaban de operar a su padre del corazón, una cirugía compleja que duró varias horas, así que durante la entrevista debe contestar varias veces el celular para informar a familiares y amigos cómo salió todo.

No representa para nada sus 33 años – nació el 16 de noviembre de 1973-, se ve muchísimo menor, pero hace rato que está en la televisión, desde los 19 cuando hizo el comentado spot de los accidentes de tránsito de Carabineros.

Confirma la historia ya muy conocida de que no quería hacerlo, porque era prácticamente la recreación de un accidente que había vivido hacía algún tiempo, pero entrega nuevos detalles de su llegada a la televisión.

-Eres autodidacta, ¿por qué?
"Siempre quise estudiar cine o actuación, pero era una época maldita para las escuelas de cine y también para las de teatro; la TV era súper chica y los actores llevaban siglos ahí. Cuando iba a entrar a estudiar, mi papá me chantó en seco y me dijo ¡No!, no te voy a pagar la carrera, a no ser que termines primero ingeniería comercial".

Tenía 19 años y estaba en tercer año de esa carrera en la Universidad Central. Aceptó la decisión paterna, pero mandó un par de currículos y fotos a diferentes agencias y productoras para ver "si por ahí salía un comercial para hacer plata".

-Y te salió el de Carabineros.
"Me llamaron a ese casting y yo dije que no lo iba a hacer, porque era de Carabineros y me pareció fome, me veía de uniforme y saludando (hace el gesto). Como un mes después acompañé a una amiga a la productora de Caiozzi y me lo volvieron a ofrecer. Dije No, gracias, pero casi me obligaron a hacer igual el casting y me explicaron bien de qué se trataba. Me llamaron y me dijeron ¡Quedaste!.
"Caiozzi me llamó, porque seguía sin querer hacerlo, pero ahora por todo el cuento personal. Finalmente dije que sí".

-¿La televisión vino inmediatamente después?
"Había dejado un currículo en la portería del Canal 13. Es muy loco, porque el director que me llamó nunca vio el comercial ni me relacionó con él. Me llamaron e hice como cuatro pruebas con mucha gente, que fue saliendo, hasta que quedamos un grupo que son casi todos los que actúan ahora: Juan Pablo, Felipe Braun…".

-¿No hay problemas entre los que estudiaron y los que no?
"Yo creo que en un minuto siii… hubo rollo. Fue por el hecho precisamente de que, a ver, si mi carrera hubiera pasado re piola, a nadie le hubiera importado. Pero en la medida en que agarrábamos más portadas (se refiere a él y a Cristián de la Fuente), más se hablaba y éramos como "los pendejos del momento", tiene que haber sacado roncha, obviamente.
Después de doce años, ya no más… ¡Si es como que si hubiera pasado por la escuela tres veces! Por algo me seguí dedicando y sigo en esto; si no me hubieran echado a los tres o cuatro años".

-¿Tuvo algo que ver que fueras buenmozo con este llamado por sólo dejar un currículo en portería?
"A ver… era una época en que había pocos estudiantes de teatro, porque era bien crazy. Estaba todo muy paralizado por lo que todos sabemos. Me acuerdo que había escasez de hombres - bueno siempre son menos- y buenos, menos todavía; nada, yo creo que el director miró la foto y probó no más; si éramos como 200. Uno más, uno menos, daba lo mismo".

Guido Vecchiola nació y se crió en Chañaral, como el menor –por 10 años- de tres hermanos. Siguiendo la tradición familiar que los instaba a dejar la provincia a temprana edad, se vino a Santiago a los 14 años a vivir en la casa de su hermana mayor en La Reina.
Llegó a octavo básico al Colegio Terranova, que estaba recién en formación, pero que le quedaba cerca de la casa.

-Un colegio bien especial.
"Muy loco, raro. Lo que me acuerdo es que los alumnos teníamos mucho que opinar, no se armaban grupos, sino que cada uno era un individuo. Era un colegio chico, además, y divertido".

-¿Te costó mucho el cambio de Chañaral a Santiago?
"Sí. Lo que pasa es que allá el ritmo de vida es distinto; tienes a tus amigos, puedes jugar en la calle, tienes toda la libertad y todo el mundo te conoce. En Santiago no, todo era mucho más restringido, no existen los barrios. La gente es diferente acá, mis compañeros hablaban de otras cosas; sentía que en Santiago importaban mucho las cosas materiales y se hablaba de ellas, cosa que en provincia no pasa. Importaba el auto del papá, el apellido… ¡Qué se yo, puras tonteras!"

Después de dejar definitivamente la universidad, hizo ocho o nueve teleseries en el canal católico y, casi presintiendo la crisis por la que atravesó el área dramática de esa estación, decidió irse a estudiar a Barcelona.

"Sentía que me había saltado una etapa entrando a trabajar tan temprano, a los 20, cachaba que había que parar y buscarme un poco. Había una cosa conmigo y, además, veía que el canal iba directo a una cosa muy rara. Me fui por un año, supuestamente a estudiar cine", cuenta.

-Pero te quedaste tres años.
"Llegué a Madrid y, en vez de ponerme a estudiar cine, agarré mis maletas y me fui a Londres a vivir, para estudiar inglés. Allí me quedé pegado harto rato y de ahí partí a Los Ángeles".

-Ah ¡No sólo Europa!
"No, estai loca, viví en muchos lugares; de Los Ángeles me fui a México a hacer una teleserie, después renuncié, no hice ni una cuestión y me devolví a Europa. Fue una melcocha de viajes más o menos. No quería volver, estaba como…"

-¿Te fuiste solo?
"Sí. Fue un bonito viaje, en el sentido de haber estado tan cómodo aquí, con pega, con todo, irme a Londres, no hablaba inglés y quedarme (se queda callado y hace un gesto con el dedo)… parando el dedo un rato. Eso me hizo crecer mucho, lograr conocer a la gente y cacharme yo también; había ene temas personales míos allí".

-¿Fuiste a buscarte?
"Sí, yo creo".

-¿Te encontraste?
"Si poh ¡Hasta me aburrí de mí!, y me vine" (se ríe a carcajadas).

"Creo que lo he pasado mejor en el teatro que en la tele"

"No llueve, pero gotea. Nunca falta"
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