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Poderoso aliado de la dermatología

Aunque todavía no existe gran respaldo científico al respecto, y los tratamientos de este tipo son completamente empíricos, vale la pena destacar que las termas y las aguas termales son excelentes colaboradores en la labor terapéutica de la dermatología. En nuestros días, diferentes tipos de aguas de distintas partes del mundo se venden incluso en las farmacias.

04 de Noviembre de 2005 | 08:29 |
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Una de las historias épicas más conocidas relativas a las aguas termales, viene de las famosas termas de los valles de Francia.

Según la leyenda, en 1736 uno de los caballos del marqués Pons Rosset de Rocozels, entonces a cargo de esas tierras, sufrió una grave enfermedad en el pelaje. Temiendo que el virus se propagara al resto de la manada, los cuidadores del animal, lo dejaron pastando en los campos, alejado del resto. Con gran asombro, los campesinos vieron que el animal tras días de revolcarse en las charcas y manantiales de estas tierras, recobró su salud y todo el esplendor de su piel y pelaje.

Se dice que entonces el marqués contó el milagro a algunos amigos médicos, los que le propusieron repetir la experiencia con pacientes que padecían enfermedades de la piel. Para sorpresa de todos, los efectos se confirmaron también en estos enfermos y con ese resultado, nació el mito de los beneficios de las aguas termales.

Real o no, la historia habla de las propiedades que desde siempre se le han otorgado a las fuentes termales.

Beneficios reconocidos

Si bien no se puede decir que un tratamiento termal sirva de ninguna manera como forma exclusiva de atacar una afección a la piel, sí es necesario destacar el hecho de que el agua sí genera ciertos mecanismos terapéuticos. Su utilidad data de comienzos del siglo XIX, cuando se comenzó a utilizar la hidroterapia como mecanismo para atacar distintos tipos de eccemas y de afecciones inflamatorias de la piel.

En el caso específico de las aguas termales, resulta bastante complicado generalizar cuáles son las propiedades, debido a que por los componentes químicos de sus aguas, casi no hay dos iguales.

Dependiendo de su tipo y del grado de mineralización, las aguas termales entregan múltiples beneficios. Se sabe, por ejemplo, que las ricas en azufre actúan sobre el revestimiento cutáneo, demostrando beneficios en el tratamiento de la psoriasis; las silicatadas tienen un efecto sedante y antiinflamatorio, y las aguas minerales actúan en ciertas afecciones cutáneas y son utilizadas para la elaboración de preparados dermocosméticos.

En este mismo sentido, se sabe que minerales como el sodio tienen una efectiva acción hidratante. Por su parte, al potasio se le reconoce la propiedad de ayudar a mantener el tono muscular.

En el caso del cobre, en cambio, se le reconocen ciertos efectos antiinflamatorios. Y así como éstos hay otros tantos ejemplos de propiedades terapéuticas asociadas a la concentración de minerales. También hay beneficios que tienen relación con el agua proveniente de otras fuentes, como puede ser el mar. Es el caso del Mar Muerto, que debido a sus particulares características, se recomienda para muchos enfermos de psoriasis.

Otro efecto de las termas se produce en pacientes que han sufrido quemaduras: una vez que las heridas están sanas, el agua y el barro contribuyen a disminuir la picazón y estimulan la regeneración de las células.

Crecen los spa

En estos tiempos modernos han proliferado los centros de esparcimiento y relajación, y tanto las termas como los SPA han tenido un gran desarrollo. Creados para contrarrestar el stress y la agitada vida cotidiana, la combinación entre aguas termales y centros de esparcimiento tiene un favorable uso en la salud de la piel.

Esto, considerando que el origen embriológico del sistema nervioso y de la piel es el mismo y que existe una conexión especial entre ambos. Incluso, en Dermatología existe el capítulo llamado Sicodermatosis, en que se estudian patologías de la piel cuyo origen está en la psiquis humana.

Se pueden mencionar como afecciones que son producto del stress y de diversos problemas nerviosos la caída del pelo, la tendencia a rascarse y hacerse daño, las manchas blancas o la neurodermitis.

Pese a la labor de colaboración de las termas en el trabajo dermatológico y a los fundamentos expuestos con anterioridad, el control cutáneo con profesionales es y siempre será la mejor manera de mantener una piel saludable, y aunque hay un aliado importante en las aguas termales y también en los centros de esparcimiento, no hay mejor manera de estar en forma con la salud que el tratamiento con profesionales.
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